-¿Cómo que ya no te vas a Londres? -preguntó Julia entrando con unos papeles en sus manos, se la veía enojada. Hace cinco días habían regresado de la playa y Sasha no pudo ver a Ian todo ese tiempo-. Sasha, responde -se acercó más y apoyó sus pulcras manos sobre la mesa. Era completamente hermosa e intimidante.
-Eso, no me voy a Londres, ni ahora ni nunca -se levantó de la silla en la que se encontraba sentada y la miró fijamente retándola-. Tú no me puedes obligar, además ya perdí el cupo -se encogió de hombros-, de seguro alguien debe estar aprovechándolo en este momento.
-Tú -le puso el índice sobre el pecho-, vas a irte, no tienes otra alternativa.
-Sí que la tengo, me quedaré y estudiaré aquí, el lunes son la pruebas, ya estoy inscrita -quitó la mano de su madre-, hace mucho que dejó de importarme lo que tú me digas.
-¡Soy tu madre y me vas a hacer caso! -gritó irritada, Sasha no bajó la vista ni por un segundo, se mantuvo firme en su decisión.
-No.
-Bien. Has lo que se te dé la gana, solo espero que te mantengas alejada de ese chico -sonrió-, estás advertida Sasha.
-¿Por qué haces esto? ¿Qué te hice? -preguntó en un momento de debilidad, era su madre, la seguía amando, tenía la esperanza de que se arrepintiera en algún momento.
-Amor -dijo con voz dulce y una sonrisa que a cualquiera le hubiera parecido tierna, hermosa, pero en ese momento solo causaba escalofríos-, solo quiero que estés bien -le acarició la mejilla, ese simple toque quemó-. Todo lo que estoy haciendo es por tu bien, algún día me lo agradecerás.
Sasha dudaba que eso pudiese pasar, amaba a Ian, estaba segura de que él era el amor de su vida, sí, habían peleas, errores... ¿Pero qué parejas no las tenían? Además, la mayoría eran causadas.
-Mamá, no creo que algún día pueda agradecerte esto -confesó en un susurro.
-Verás que sí -salió del comedor sin más. Sasha se quedó estática viéndola, las actitudes de su madre cada vez la mareaban más, primero dura y fría, luego tierna y amorosa. ¡Se iba a volver loca!
El tiempo pasó de manera impresionante, ni siquiera se dio cuenta de que ya era de noche. Sus hermanas bajaron corriendo de sus habitaciones y saltaron a los brazos de su padre, en ese momento reaccionó, se levantó y cuando las niñas caminaron hacia la mesa, se acercó a su padre y lo abrazó.
-¿Qué pasa pequeña?
-Nada, solo te extrañaba -sonrió y se alejó un poco solo para poder verlo a los ojos, se veía cansado, pero mantenía su sonrisa. Era el mejor-. Mamá ya se enteró de que no voy a irme a Londres -le susurró.
-Sí, lo sé, llamó a la oficina a decirme que te convenciera para que te vayas -le acarició la mejilla-. Obviamente me negué, no quiero a mi pequeña lejos de mí, además, Ian se volvería loco, ese chico te ama -le comentó en un susurró-. Vamos a mi despacho un momento -ella asintió y lo siguió, cuando se encontraron solos dentro de ese cálido lugar en el que su padre solía pasar horas metido, cerraron con seguro-. He tratado de averiguar por qué tu mamá no te quiere cerca de Ian, pero no encuentro motivos -suspiró-, ella nunca fue prejuiciosa, así que no creo que sea por su clase social, debe haber algo más, pero no sé qué...
-No es su culpa no tener una buena posición social, sus padres lo abandonaron cuando era bebé y la familia que lo crió no era de clase alta, él tuvo que enfrentarse solo a muchas cosas, trabajar desde niño, nada es su culpa -su padre se acercó y la abrazó.
-Lo sé, cariño, nada de esto es culpa de ninguno de los dos, te prometo que trataré de averiguar algo. Sé que debería enfrentar a tu madre sin más, pero también necesito pruebas irrefutables de que él no esconda nada. No digo que lo haga -se apresuró a decir ante la mirada de su hija-, el chico me cae bien Sasha, sino nunca hubiese aceptado aquel arrebato de casarse.
-¿Por qué aceptaste? -preguntó-. Digo, no lo conocías.
-Tal vez nunca me lo presentaste, pero sí te había visto varias veces con él. La forma en la que te mira es única. Ahora, lo que me dijo tendrás que preguntárselo a él -le dio un tierno beso en la frente-. Lo que me recuerda... -sacó un papelito de su bolsillo y se lo entregó a Sasha-. Te envía esto.
-Gracias -guardó el papelito naranja en el bolsillo de su sueter y sonrió-. Vamos, de seguro ya está servida la cena.
Ambos salieron del despacho y caminaron hacia el comedor, las niñas y Julia ya estaban sentadas, esperándolos, cada uno ocupó su puesto.
-Se ve delicioso -mencionó Thomas, iba a probar un poco, pero Julia se lo impidió.
-No, esperamos a alguien más -. Fue en ese momento en el que Thomas y Sasha se dieron cuenta de un plato de más.
-¿A quién esperamos?
-A Ethan Wood, cariño.
-¿Ethan? -Sasha lucía sorprendida y cómo no estarlo si a su madre el que menos le agradaba de sus amigos era Ethan-. ¿Por qué viene?
-Por nada en particular -sonrió y en ese momento sonó el tiembre-. Debe ser él -. Una mujer del servicio se apresuró a abrir la puerta y en pocos segundos Ethan ya estaba en el comendor.
-Buenas noches -saludó. Lucía perfecto, con unos jeans y camisa de vestir azul cielo, la cual combinaba con sus ojos y los hacía resaltar-. Siento la demora, mi padre me pidió ayuda en unos asuntos de la empresa y acabo de salir de una reunión -se excusó mientras tomaba asiento a lado de Sasha, ella le sonrió como saludo, jamás se sintió incómoda a su lado y, a pesar de los raro que se puso un tiempo, él no dejaba de ser su amigo.
La cena trancurrió sin ningún percanse, por ratos Sasha y Ethan conversaban y en otros Thomas y Ethan, Julia también participaba, pero estaba más que todo observando. Casi a las nueve finalizó la cena. Se reunieron en la sala y conversaron mucho más; Sasha quería ver qué decía el papel que le entregó su padre, fue un error no leerlo antes, no pensó que se demoraría mucho. Con una excusa se levantó y corrió al baño a leer el papel.
Te espero afuera de tu casa a las nueve, te tengo una sorpresa para emendar mis errores.
Pd: El celular se me dañó, por eso no pude llamarte.
Te amo, princesa.
Ian.
Una amplia sonrisa se plantó en la cara de Sasha al leer la nota, dobló el papelito de nuevo y lo guardó. Al salir del baño fue a su habitación, tomó su bolso y salió. Bajó las escaleras con mucho cuidado para no hacer ruido, sabía que sí lo hacía su madre no la dejaría salir. Caminó hacia la puerta y salió. Suspiró de alivio. Cuando regresara de seguro su madre estaría furiosa, pero no le importaba.
Salió por completo de la residencia y buscó a Ian por todos lados, no estaba. Sacó su celular y se dio cuenta de que faltaban apenas quince minutos para las diez. ¡Mierda! De seguro Ian iba a pensar de que estaba enojada con él.
Se giró para entrar a su casa de nuevo, pero su boca y nariz fueron tapadas por un pañuelo. Trató de gritar, pero el líquido que estaba impregnado en el pañuelo ya estaba haciendo efecto, los ojos empezaron a pesarle, sus fuerzas cada vez eran menores, lo último que vio fue la puerta de su casa que en ese momento se estaba abriendo.
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A través de los siglos
RomanceElla tiene muchos amigos. Él está completamente solo. Sasha siempre ha vivido rodeada de lujos y comodidades, tiene los mejores amigos que una chica de dieciséis años puede desear y un talento innato para la música, pero se siente vacía. Ian des...