Capítulo 14

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Ian después de todo no pudo dormir por estar pensando en aquel sueño, pero aun así no llegó a nada, todo seguía sin explicación.

Decidió que ese día debería buscar empleo después de todo, se lo había prometido a Sasha y debía cumplir su promesa. Se dio una ducha con agua fría, su puso un pantalón de mezclilla con una camiseta manga larga blanca con negro y unos converse, cogió las llaves del auto y primero fue a casa de Ryan para que le devolvieran su moto.

Salió del edificio y cuando estaba por entrar al auto se encontró con...

—¿Ethan? —Preguntó.

—Hola Ian —se acercó más a él—. Debes alejarte de Sasha

—¿Qué? ¿Por qué? —Preguntó con el ceño fruncido.

—Solo aléjate de ella.

—No lo haré —dijo, el enojo se hizo presente en su voz.

《Quién se cree》Pensó.

Ethan negó con la cabeza —¿Por qué no?

—En tal caso ¿Por qué debería?

—Porque tú le harás daño.

—Claro que no, no me conoces.

—Conozco a los de tu clase y eso es suficiente para desconfiar de ti.

—¿A los de mi clase?

—Si, aparentan ser buenos, amables y todo eso, pero lo único que les interesa es jugar y yo no dejaré que juegues con Sasha.

—Yo no quiero jugar con Sasha, ni siquiera me conoces. No sabes como soy.

—Solo te advierto que no dejaré que le hagas daño.

—Haz lo que quieras, pero yo nunca le haría daño —Ethan frunció el ceño y se fue.

Aún confundido subió al auto y manejo hasta la casa de Ryan, le entregó las llaves de su auto y él le dio las llaves de su moto, subió en ella y arrancó. Ya Ethan le había amargado el día ¿A qué venia todo esto? Él no pensaba hacerle daño.

Fue a una cafetería para desayunar, aparcó su moto y entró; el olor a café, chocolate y avellanas lo envolvieron al igual que la calidez del lugar, tomó asiento en un lugar algo apartado, a los pocos minutos una chica de cabellos rojizos apareció para tomarle la orden.

—Un croissant con jamón y queso y un café con avellana —dijo entregándole el menú.

—Ya le traigo su orden.

En diez minutos Ian ya tenía su orden lista, pidió prestado un periódico para empezar su búsqueda de trabajo, al parecer iba a ser un día largo.


Sasha despertó por los almohadazos que le daban sus hermanas.

—¡Despierta floja! —Gritó Sally.

—Déjame dormir —dijo colocándose la almohada encima de su cabeza.

—No, es hora del desayuno— dijo ésta vez Lucy.

—No tengo hambre.

—No importa, baja.

Sasha bufó —Ya bajo, ahora salgan para que pueda vestirme.

—Te queremos —dijeron al unísono.

—Claro, claro —se limitó a responder, pero sus pequeñas hermanas ya se habían marchado.

Entró al baño y se dio una ducha, salió envuelta en una toalla turquesa y su cabello en una blanca, enterró cabeza y manos para elegir su atuendo; un jean negro, una blusa floja de color coral, converse negros y un gorrito gris. Ya lista salió de su habitación y bajó para desayunar.

A través de los siglosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora