Capítulo 37

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—Sasha...

—Te lo dije Ian ¡Te lo dije! —Ian se acercó a Sasha y le quitó la nota de las manos.

—Cálmate, no es tu culpa mi amor —la abrazó, pero ella lo alejó.

—¿Qué no es mi culpa? ¡Por favor Ian, abre los ojos! ¡Claro que es mi culpa! —se colocó de espaldas a él y mordió su labio para evitar que se le escapara un sollozo— ¡Sabía que tenía que alejarte de mí! Pero no, hice todo lo contrario, soy egoísta.

—Cariño, no te culpes —se acercó y la abrazó por la espalda—. Por favor, no te culpes ni llores más —recostó su rostro en el hombro de Sasha—. Todo esto se puede arreglar.

—No lo sé Ian, ahora solo es tu departamento ¿y después? No podría soportar que te pasara algo Ian, no me lo perdonaría, todo sería más fácil si tú y yo...

—No, no sigas —se alejó de ella—. Me niego a perderte Sasha, nada ni nadie te va a alejar de mí.

—Es por tu bien Ian —se volteó y lo miró a los ojos, con los suyos llenos de lágrimas—. Es lo mejor, quién sea que esté haciendo esto no va a parar hasta conseguir su objetivo. ¿Crees que no me duele dejarte? Sabes que te amo, pero no puedo mantenerte a mi lado si sé que estás en peligro.

—Prefiero mil veces el peligro y quedarme sin nada antes de perderte Sasha, ya te lo he dicho —se acercó a ella y acunó su rostro entre sus manos—. Debemos mantenernos juntos Sasha, solo así somos fuertes.

—Entiende, a veces pienso que hubiese sido mejor no conocerte —sin querer, sus palabras habían lastimado profundamente a Ian y lo notó al sentir como se tensaba y quitaba las manos de su rostro—. Lo siento, no quise decir eso... Ian, por favor, perdón, me expresé mal, lo siento.

—Ya no digas nada —se alejó y se llevó las manos al cabello frustrado. Cada palabra le había dolido.

—Ian, sabes que no quise decir eso —se acercó y lo abrazó por la espalda—. Pero me siento culpable por todo lo que nos está pasando, por favor mi amor, mírame —rogaba que la mirara, había metido la pata, lo sabía—. Mírame, por favor —. Pero Ian no hacía caso a su ruego— Lo siento Ian —sin darse cuenta ya estaba llorando, pero no dejaba de abrazar a Ian.

Al escucharla llorar Ian se giró y la abrazó con fuerza, le había dolido cada palabra y le seguía doliendo, pero no más que escuchar y ver llorar a la persona que más amaba en el mundo. La estrechó entre sus brazos y besó su coronilla. Poco a poco la respiración de Sasha se iba volviendo normal, aflojó un poco el abrazo solo para poder verla a los ojos.

—Ya no llores más —.Cuántas veces ya había repetido la misma frase en el día, solo esperaba que esta fuese la última.

—Lo siento —con una de sus manos él le limpió la mejilla y le dio un beso en la frente.

—No te disculpes, solo no lo vuelvas a decir, por favor. No creo poder aguantar más frases como esas —Sasha asintió.

—Lo prometo —se colgó de su cuello y lo abrazó con fuerza—. Todo lo que nos está ocurriendo es horrible Ian.

—Lo sé, pero lo solucionaremos juntos —le acarició la espalda—. Escúchame bien, juntos.

—Está bien —dijo no muy convencida. No podía soportar que todo esto le esté pasando, menos aún si seguía rondando por su cabeza la firme idea de que todo era su culpa.

—Vámonos de aquí —le susurró cuando sintió que ya había dejado de llorar—. Después vendré a arreglar todo esto —suspiró.

—¿Cómo vas a vivir aquí? No queda nada en buen estado, solo tu ropa.

A través de los siglosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora