Capítulo 42

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-Tres... -miraba fijamente el reloj que portaba en su muñeca- dos... uno... ¡Al fin! -gritó Ian levantándose de la cama casi de un salto.

-Si que eres dramático -Thomas rio y se acercó a él con una amplia sonrisa plasmada en su rostro-. Que bueno que ya te recuperaste -lo abrazó como si de su hijo se tratara e Ian correspondió gustoso.

-Muchas gracias -dijo y dos segundos después la puerta se abrió y entraron Sasha, Alia, Derek y Oscar.

-Mi amor -Sasha dejó caer la revista que llevaba en sus manos y lo abrazó con fuerza, aunque luego la disminuyó para no hacerle daño-, lo siento.

-No te disculpes, estoy bien -acunó el rostro de Sasha entre sus manos y con su pulgar le acarició la mejilla-, y lo que más necesito ahora son tus abrazos.

-¿Solo eso? -sonrió.

-No, definitivamente necesito algo más que eso -juntó su frente con la de ella y luego la besó.

Sasha se aferró más al cuerpo de Ian y suspiró cuando él le mordió levemente el labio inferior.

-¡Muy bien, muy bien! Ustedes tienen todo el tiempo del mundo para demostrarse lo mucho que se quieren, pero por favor, que sea en privado -Oscar rodeó a Ian por los hombros con su brazo y sonrió-. Me alegra que ya estés bien.

-Gracias -Oscar se alejó y le dio espacio a Derek y a Alia.

-¿Qué más te puedo decir? -Dijo Derek sonriendo-. Estoy feliz de que estés bien hermano, solo no vuelvas a asustarnos de esa manera -lo abrazó al estilo varonil, con unas palmadas en la espalda.

-Trataré de no hacerlo.

-¿Sabes que es lo mejor de que ya salgas de aquí Ian? -preguntó Alia ubicándose frente a él, Ian negó con la cabeza, aunque ya se veía venir la respuesta-. Lo mejor de todo es que ya no tenemos que escuchar tus quejidos por estar aquí.

-Siempre tan sincera Alia -la abrazó con fuerza y luego le dio un beso en la frente-, aún así te quiero.

-Yo igual Ian, aunque te pases de quejumbroso.

El papá de Sasha firmó unos papeles del hospital y minutos después todos estaban en la camioneta rumbo al departamento de Ian, Thomas conducía tranquilo y no despegaba su vista de la calzada mientras que los jóvenes hacían bromas entre ellos y se tomaban fotos por montón; le encantaba verlos felices, a todos, a excepción de Ian, los conoce desde que eran niños y los quería tanto como a sus hijas. Condujo por unos minutos más y luego se estacionó al frente del edificio que llevaba visitando los últimos días, todos bajaron del auto y subieron por el ascensor que milagrosamente estaba funcionando. Oscar abrió el departamento de Ian y todos entraron, pero solo Ian parecía sorprendido.

-¿Qué pasó aquí? -susurró y miró detenidamente todo el departamento. Lucía mejor de lo que era antes del "ataque". Un gran televisor de pantalla plana cubría el centro de la pared, la sala tenía muebles de cuero negro y un sofá cama que a simple vista parecía cómodo, había una mesa nueva y la cocina también estaba restaurada e implementada con nueva vajilla.

-¡Sorpresa! -dijeron todos, Ian no podía creer lo que estaba viendo, ellos habían hecho todo eso por él y estaba feliz, pero no lo podía aceptar.

-Yo no les puedo aceptar esto -dijo y todos suspiraron porque ya se esperaban esa respuesta-. Se los agradezco, pero es demasiado.

-Tú te vas a quedar calladito y vas a aceptar esto, es un regalo Ian, un regalo de cumpleaños muy, pero muy atrasado de parte de todos.

-No puedo, en serio...

-Te vas a quedar con todo Ian, nada de esto se va a devolver -lo interrumpió-. Y tienes el resto de la semana libre, pero el lunes inicias a primera hora.

A través de los siglosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora