—Nos vemos —dijo y le besó en la comisura de sus labios. Tal vez, los dos hubiesen querido algo más.
—Nos vemos —susurró Sasha y bajó del auto.
Ambos aún podían sentir pequeñas corrientes eléctricas y hormigueos por todo su cuerpo. Ian ni siquiera sabía porque lo había hecho, simplemente fue un impulso.
Sasha entró a su casa y oyó el auto alejándose rápidamente, todo estaba oscuro así que supuso que habían salido, caminó lentamente hacía las escaleras e inconscientemente tocó su mejilla, cuando se dio cuenta de lo que hacía, dejó caer su mano a un costado y entró a su habitación.
Tiró su bolso a la cama y buscó en su armario su pijama, cuando por fin la encontró, entró al baño y decidió darse una ducha caliente.
Manejaba a toda velocidad a su departamento, cuando llegó, dejó las llaves del auto en la mesa y se sacó la camisa, entró a su habitación y la puso en el cesto de la ropa sucia al igual que al resto de su ropa, tomó una toalla y se la colocó en el hombro y entró al baño a darse una ducha.
En menos de quince minutos, salió con la toalla envolviéndolo de la cintura para abajo, pequeñas gotas de agua recorrían todo su cuerpo, desde su cabello, bajaba a su rostro luego a su pecho y abdomen para al final perderse en su cintura, justo dónde la toalla lo cubría.
Sacó de un cajón su bóxer y de otro una sudadera gris y un pantalón de pijama azul marino, se vistió y se sentó en el borde de la cama mientras se secaba el cabello, después de eso dejó que la toalla cayera al piso y se recostó en la cama; mirando el techo, poco a poco sus ojos le iban pesando y en unos cuantos minutos más, se quedó dormido en la oscuridad de su habitación.
Sasha salió del baño con una toalla envolviendo su cabello para secarle y con su pijama ya puesta, esperó un momento para retirar la toalla y cuando su cabello quedó algo seco, se acostó y cogió una de las revistas que había dejado Audrey la vez pasada; la estaba ojeando, casi sin leer nada. Alguien tocó el timbre. Con pereza bajó las escaleras y abrió la puerta.
—Hola ¿Qué haces aquí?
—Hola —respondió—, tengo que decirte algo —Sasha asintió— ¿Puedo pasar?
—Claro, pasa —se hizo aún lado y abrió más la puerta para que él entrara a la casa.
Caminaron hacia la sala, ella se sentó en uno de los sillones individuales y él en el que caben dos personas.
—¿Qué me ibas a decir? —Dijo curiosa.
—Aléjate de él Sasha —automáticamente ella frunció el ceño.
—¿De quién?
—De Ian, ese nuevo amigo que tienes.
—¿Por qué?
—Solo aléjate de él.
—Ethan, no puedes llegar a mi casa a decirme que me aleje de alguien si no tienes razones —dijo enojada.
—Hazme caso, él solo te quiere hacer daño.
—¿Por qué dices eso? —Ethan no dijo nada— Si no me das razones para alejarme de él, no lo haré. Es mi amigo.
—Claro amigo —dijo sarcástico—. Yo soy tu amigo desde antes y no me puedes hacer caso por una vez en tu vida.
—Ethan, ni siquiera lo conoces.
—¿Y tú lo conoces bien? Llevan como tres días de conocerse o tal vez menos.
—Pero lo conozco mejor que tú —se levantó del sillón muy enfadada—. Ahora, si no me vas a decir algo más, es mejor que te vayas.
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A través de los siglos
RomanceElla tiene muchos amigos. Él está completamente solo. Sasha siempre ha vivido rodeada de lujos y comodidades, tiene los mejores amigos que una chica de dieciséis años puede desear y un talento innato para la música, pero se siente vacía. Ian des...