Capítulo 3

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Más tarde, fui a buscar a los chicos tal y como dije, para que se probasen al fin el nuevo vestuario. Me los encontré bajando las escaleras con la chica que recogió los primeros diseños; les acompañaban otros cinco desconocidos que serían el resto del grupo.

—Anna, ¿eres tú? —preguntó.

—Sí, la chica del parque, ¿no?

—Soy Beatriz, pero llámame Bea.

—No le hagas caso. Se llama chica de la cámara —dijo un chico de mirada indiferente. No supe muy bien como tomarme aquello. Parecía que no iba en broma.

—No puede ser... ¿¡Eres la directora!? —exclamé sorprendida. Tendría más o menos mi edad y ya trabajaba en algo tan importante. Alcancé a ver como él sonrió divertido esperando la respuesta de la chica.

—Esto... no exactamente... Soy ayudante de producción.

—Ah... bueno, como sea. Ahora sí, encantada de conocerte —sonreí.

Quería levantar la cabeza y fijarme bien en los chicos con los que trabajaría, pero con ello no podría evitar mirar a Jungkook y no podía permitírmelo.

—Encantada, ¿eres española? Tienes como acento —preguntó curiosa. Le sonreí. Intuía que nos llevaríamos genial, ¿cómo no íbamos a hacerlo?

—Ahá, y supongo que tú también, o si no, no sé cómo mierda puede estar en tu vocabulario —reí haciendo un gesto obvio, recordando lo graciosa que se veía aquel día antes de encontrarme. Casi parecía yo cuando las cosas no salían como las planeaba.

—Sí, también soy española, y digo tanto mierda porque estos muchachos no me entienden —comenzamos a hablar en nuestra lengua. Se me hizo un poco extraño ya que hacía más de un mes que me propuse dejar de usarlo para mejorar mi coreano, pero era muy agradable abandonar el «chinesco» como decía mi padre, de vez en cuando.

—Creo que, efectivamente, lo mejor de estar en un país extranjero es poder utilizar nuestro surtido y fino vocabulario sin que te entiendan —metí las manos en mis boyfriend, relajada y me encogí de hombros—. Sois los asiáticos más monos que me ha tocado ver, chicos —Sí, que no te comprendiesen era lo mejor.

Bea rió mientras todos nos miraban muy perdidos. Que crueles éramos, esto no estaba muy bien, que digamos.

—Oye, ¿qué es eso de ahí? ¿Son los trajes? —preguntó entusiasmado uno de ellos.

—¡Sí! —sonreí ampliamente en su dirección— Es vuestro nuevo vestuario. La simpática noona Seojin me ha pedido que os los probéis —no parecía que nadie hubiese captado el sarcasmo en la frase, salvo quizá, Bea—. Por cierto, ¿tú eres...?

—¡V! —enseñó el famoso gesto con los dos dedos que los coreanos utilizaban para todo, enserio, haciendo la forma de esa letra del abecedario.

—V... —susurré pensativa. Me sonaba haber visto algo con V y un nombre en los carteles de las chicas de la entrada— ¡Ah, Tae Hyung!

—Se pronuncia te no tae —me corrigió.

—¿Y no puedo llamarte Tae pronunciado tae? —V negó con la cabeza como un niño pequeño que no quiere compartir sus caramelos— Tssss, pues te aguantas, te llamaré así.

—Anna, se puso de nombre V porque W ya estaba cogido —soltó Bea de pronto.

El típico «Badum chisssss » sonó en mi cabeza, y no pude evitarlo: comencé a reír a carcajadas.

Parecía que ellos ya estaban acostumbrados a sus comentarios porque se revolvieron en el sitio y miraban a todos lados menos a la chica.

—Retírate Bea, ha sido muy malo ese chiste —dijo Namjoon.

BTS: Born To StyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora