Capítulo 11

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Angustiada. Me sentía angustiada y terriblemente cansada dado que no había dormido en casi toda la noche. He intentado convencerme de mil maneras diferentes de que esta decisión es lo mejor para mí. ¿A cuantas escuelas aparte de aquella podré entrar a estas alturas del semestre? A muy pocas, y por eso en cualquier otro momento de mi vida no habría dudado pero ahora, no sé, algo me hace daño.
Si desobedezco a Youra no entraré en la escuela de su familia, ni este curso, ni nunca. Si la desobedezco lo que es seguro es que perderé prácticamente todo un año de estudio.

Por otro lado, quería revelarme. Era tan injusto que no podía aceptarlo. Los recuerdos que tengo de él en tan sólo una semana me castigan cada vez que pienso en tratar a Jungkook como un desconocido. Desde mi caída en el sofá... Cuando se probó el disfraz de policía que le venía pequeño... Entonces me sentí muy mal, pero Jungkook consiguió reconfortarme de alguna forma y realmente se lo agradecía. También el día que tuve que tomarle las medidas y lo avergonzada que me sentía; la noche del karaoke; la mañana del sábado... ¿Como voy a ignorarle a partir de ahora?

Pero quizás he de hacerlo. Quizás no valga la pena. Antes de que sea más difícil, tú ganas, Youra.

Con esos pensamientos tan agradables vagaba cual zombie por los pasillos de Big Hit. Tenía un quemazón constante en los ojos dado al cansancio, supongo, y era muy molesto. Entré al baño y me mojé la cara con la esperanza de despejarme un poco.

—Que pena que no estemos en Halloween —comenté observando mi reflejo. Tenía los ojos bastante enrojecidos y no llevaba gotas calmantes en el bolso, así que tocaría aguantarse. Por no hablar de las semilunas oscuras que los adornaban. Mi aspecto era horrible.

Acabé soltándome el pelo para cubrirme un poco más la cara y salí en busca de algo que hacer. Necesitaba mantenerme entretenida. Me dirigí a la sala que teníamos a modo de peluquería por si podía ayudar con los nuevos peinados de los chicos o algo.

Cuando llegué me detuve en el umbral de la puerta. Dentro solo estaba Suga, arreglándose el flequillo increíblemente rubio. Le quedaba bastante bien, no a todo el mundo le sienta igual ese color tan exagerado, pero a él se le veía guay. Me extrañó un poco ya que estaba tarareando ¿Comptine d'un autre été?  Sí, creo que era esa canción. Simplemente no parecía su estilo.

Justo iba a dar media vuelta cuando Suga se calló. Eso llamó de nuevo mi atención y le observé por el espejo sabiendo que él estaría haciendo lo mismo en mi dirección. Sus pálidas mejillas habían ascendido a un rosa mientras manteníamos contacto visual. Yoongi bajó la mirada y tosió disimuladamente.

—Perdona —me disculpé. Mi voz sonaba neutra, fría. No parecía yo—. ¿Ya han terminado de arreglaros a todos? Venía a echar una mano.

—Creo... Creo que quedan Jimin y Jungkook —Oh, perfecto—. Iré a avisarles.

Me aparté para dejarle paso y me adentré en la sala a esperar a que alguno de los dos chicos apareciese. Muy en mi interior, los nervios me comían. Quería que viniese Jimin porque me asustaba enfrentarme a Jungkook. Estaba nerviosa, histérica, pero de verdad quería hacer esto... No. Pero tenía que hacer esto así que debía intentar relajarme y ser natural.

Y recuerda, él ya no es nadie.

Bufando, me deje caer en una silla tras haber tirado el bolso contra un sofá de mala manera. Esto va a ser una mierda.

Como era manía cada vez que me sentaba en ese tipo de sillas, me impulsé para que esta pegase unas vueltas sobre sí misma y dirigí una mano al puente de la nariz, haciendo un poco de presión sobre los lagrimales. Los ojos me picaban horrores.

BTS: Born To StyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora