Capítulo 4

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Esta vez, a diferencia de cada mañana, no me molestó la suave melodía que elegí como despertador, pues yo ya llevaba un rato con los ojos bien abiertos, pensando.

Había decidido que todo lo que pasó el día anterior no me iba a desanimar, que no pensaría más en ello y que no sería la única ni la última vez que me iba a equivocar. Los problemas son cosas que hay que afrontar, se nos presentan cada día, pero son posibles de solucionar. Hay que atreverse a ello.

Y en cuanto a mi reacción... supongo que fue debido al estrés y la acumulación de los nervios... Pero, ¿qué más daba ya? Hoy era un nuevo día.

Inspiré todo el aire que mis pulmones me permitieron y me levanté de mi cama procurando que el pie derecho fuese el primero en tocar el suelo. Era mi pequeña tontería mañanera. Sonreí melancólica al recordar que hacía lo mismo, algunos años atrás, cuando quería que fuese un buen día en aquel lugar de desmotivación, fracaso y tortura llamado instituto. Algo complicado.

Pasé por la cocina a beberme un gran vaso de agua y después, directa a la ducha. Más tarde, le di al play y la música comenzó a sonar mientras meditaba frente al armario intentando decidir qué narices ponerme el día de hoy.

Lancé al aire unos vaqueros ajustados y una sudadera amarilla pastelosa siguiendo el estribillo de la canción que cayeron al suelo y, como no tengo súper poderes, tuve que recoger para vestirme.

Me hice un moño bastante suelto y como siempre que me retiraba el pelo hacia atrás, solté varios mechones alrededor de mi cabeza.

No me gustaba dormir con pendientes, por lo que cada mañana me ponía unas perlitas blancas que me regaló mi abuela y un pendiente plateado con un diamantito en una segunda perforación en la oreja izquierda. Por último, coloqué un pequeño lazo negro de clip al lado derecho, procurando que fuese donde el pelo ya empezaba gris y no directamente en la zona oscura de la raíz. Me encantaba llevarlo así. Le sonreí alegre a mi reflejo. Normalmente tenía muy buen humor por las mañanas, no sabía por qué, simplemente ponía música y no pensaba demasiado en lo que me esperaría.

Me tomé rápidamente un café y una galleta asquerosamente blanducha. Era lo que tenía dejarse el paquete abierto.

Dientes, corrector, rímel, un poco de bálsamo en mis labios ya torturados por el frío, y de calzado, mis botines favoritos, las Panama Jack con la impresión del lobo.

Yo diseñé el modelo mientras estudiaba en España y a mi profesor le encantó. El hombre conocía a un socio importante de la empresa y me dijo de presentárselo. Me lo acabaron comprando pero ni todo el dinero del mundo igualaría la sensación de ver, por primera vez, a una persona por la calle vistiendo algo que yo había creado.

Agarré algo más de abrigo, guardé lo indispensable en una mochila junto con mi portátil, y salí hacia mi segundo día en BigHit Entertainment.

~-~-~

«Estimados trabajadores de Big Hit, quería informarles de que hoy, a las 11:00 convocamos una reunión en la sala de reuniones para organizar las próximas semanas»
CEO

Tras leer el mensaje guardé el móvil. Ya había llegado a la compañía.

—¡Señorita Torres, a mi despacho! —escuché nada más atravesar las puertas.

Me asusté, aunque no alcancé a ver la cara de PD-Nim, por lo que no pude determinar las magnitudes de la bronca que imaginaba que me caería.

Minah, así se llamaba la mujer de administración, me explicó rápidamente quién era y que más me valía darme prisa ya que no era un hombre que tuviese una gran seriedad por costumbre. Por supuesto, él sí me conocía, y Minah me dijo que no tuviese en cuenta el que él no se presentase, pues no estaba acostumbrado a hacerlo.

BTS: Born To StyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora