Capítulo 6

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—¿Seguro que no te ha dejado nada para mí?

—Anna, ya te lo he dicho. Ni siquiera he visto a Youra esta mañana —respondió Minah, ordenando los papeles a su alrededor.

Resoplé recogiendo la paciencia de hasta las partículas de polvo que flotaban en el ambiente. Murmuré una despedida a la mujer de administración y di media vuelta, adentrándome en el bullicio de una empresa a primeras horas del día.

Dirigiendo una mano a la parte trasera de mi cabeza, retiré la pinza que sujetaba el medio recogido que me había hecho esta mañana para intentar ocultar más con mi pelo las ojeras que tenía de la noche anterior. Después, aflojé las vueltas de la bufanda, dejando que cayese sobre mis hombros. Estaba resignada.

El trabajo mejor hecho es el que hace uno mismo, ¿no? Ahora buscaría en algún portátil de la empresa para tener, después de cuatrocientos siglos, las medidas de Bangtan y arreglar, tras siete generaciones de mamuts, el vestuario de Dope. No me iba a esperar a que la noona del maknae se dignase a hacer su trabajo.

Un momento... Me detuve con un pie pisando el primer escalón.

—Tenía que medir a Jungkook... —murmuré. Me mordí el labio inferior mientras mi mirada estaba puesta en los cordones de mi zapatilla.

Entonces oí a lo lejos unos pasos apresurados que se acercaban a mi posición y de pronto noté cómo se estrechaba el abrazo que me daba mi bufanda, enroscada en mis brazos.

—¡AAAHHH! —grité asustada. Alguien había agarrado uno de los extremos de la prenda y tiraba de mí hacia atrás.

Pegué un par de vueltas sobre mí misma mientras desenrollaban la bufanda y se desprendía de mi cuerpo y enseguida, un par de manos me sujetaron por los brazos, impidiéndome perder el equilibrio.

—NO TE VAS A CREER EL QUÉ.

Levanté la cabeza. Era J-Hope.

—¿Q-qué? —respondí intentando recuperarme del susto.

—Anoche Bea fue a casa —comenzó a decir recogiendo la bufanda y haciendo una especie de nudo con ella.

Esperé a que continuase, pero no lo hizo.

—¿Y? —le animé.

—Y eso —me sonrió sin enseñarme su perfecta y destellante dentadura.

—JUNG HOSEOK, ¡¿CASI ME MATAS DEL SUSTO PARA DECIRME SIMPLEMENTE QUE BEA FUE A VUESTRA CASA?!

—Espera, espera, que aún hay más —rió—. Se ve que tenía que dejarle algo a Yoongi-hyung —dijo enfatizando en el nombre del rapero y no pude reprimir una sonrisilla—, pero el maknae era el único que estaba en casa.

—¿Bea y Jungkook estaban solos? —pregunté haciendo contacto visual.

—Sí —respondió restándole importancia, queriendo continuar—. Total, que cuando Jungkookie le dijo a Suga dónde estaba lo que le había llevado Bea, salió corriendo y se encerró en su estudio por horas. ¿Conclusión?

—No te sigo... —dije distraída.

—Pues que estábamos en lo cierto y hay algo entre esos dos —rió— ¿No se te hacen parecidos?

—No les conozco demasiado tampoco... —me encogí de hombros y desvié la mirada. ¿Cuánto tiempo estuvieron Bea y Jungkook juntos?

Sentí su mirada sobre mí y al segundo siguiente algo lanudo me tapó los ojos.

—¡Por cierto! La primera vez que me llamas por mi nombre —hizo un ruido extraño con la garganta, como si fuese a escupir o algo, y yo aparté de mis ojos lo que sea que me hubiese puesto para mirarle confundida por el cambio repentino de tema—. Si es que es un nombre genial. ¡Espera! No te lo quites.

BTS: Born To StyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora