Capítulo extra 3: Nuestra primera Navidad juntos

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La Navidad se aproximaba a Termina, la gente se llenaba regocijo pensando las cosas que habían pasado éste año. Entre éstas personas pensadoras se encontraba la joven castaña de nombre Marie.

En su rostro se plasmó un ceño fruncido. ¿Qué le regalaré a ese guerejo? Era lo que rondaba en su loca cabecita.

"¡Loca!" escuchó a lo lejos.

"¡A-ah, Link!" respondió la jovencita poniéndose de pie torpemente, casi tropezando. "¿Qué se te ofrece?"

"¿Estás bien, Marie?" la sujetó suavemente de los hombros.

"S-sí. Ahora sí dime."

"Habrá un festival navideño en la Ciudad del Reloj, entonces me preguntaba si querrías ir conmigo." preguntó el chico rascándose la nuca.

"¡Ah! Sí, suena muy divertido, te acompañaré con gusto." la chica le sonrió.

Link se miró contento y sorprendido, la seria Marie había aceptado su invitación. Instintivamente la abrazó.

"Gracias." le susurró al oído. La chica se sonrojó pero no dudó en corresponder a la muestra de afecto.

"¿De verdad creiste que no iría contigo? No te dejaría solo por nada del mundo, la diversión se comparte." ella sonrió con socarronería. "Tengo que hacer algo, nos vemos en frente del reloj a las seis, ¿te parece?"

"Claro, ahí te veo, Marie."

Ambos partieron caminos, pero buscando algo en común, un regalo. Link sabe del enorme gusto de la joven por los arcos, pero deseaba regalarle algo no bélico. Por su parte, la castaña sabía que el rubio gusta de las espadas, aún así, optó por su glotonería y decidió comprarle dulces finos, ya que había visto a su amigo admirarlos cuando pasaban por aquella dulcería.

Así fue, la chica adquirió los caramelos en su edición navideña. Bastones de caramelo, mentitas, chocolates, turrón y mazapanes eran sólo algunos de los muchos dulces. Espero le gusten...

Link, por su lado, seguía debatiéndose con qué debería regalarle a la hechicera. Mil cosas rondaban, pero ninguno le parecía opción. Quiero que sea algo muy especial, que le demuestre que mi amistad es sincera.

Pronto, un bonito relicario de oro llamó su atención. El grabado era de claveles y margaritas, justo las flores favoritas de su compañera. Le fascinaba la idea de darle ese collar.

"¿Cuánto cuesta?" preguntó a la dependienta.

"Trescientas rupias, señor." respondió la humilde chica.

"Éste trabajo vale más que eso, aquí tienes." el rubio le pagó setecientas veinte rupias para luego tomar el relicario.

"Gracias, señor, que las diosas se lo paguen. Espero que la persona que reciba ese relicario sea una persona importante para usted. Y que, por su puesto, le guste. Feliz navidad."

"No hay por qué agradecer, feliz navidad."

Los minutos se hicieron horas; pronto los chicos ya paseaban por el festival navideño con mucha emoción. Las luces adornaban el hermoso reloj, las casas olían a canela con jengibre. El aire parecía derramar magia.

"¡Vaya! ¡Que decoración más bonita!" exclamó la castaña.

"Y que lo digas, es hermoso. Vayamos a comprar unos buñuelos." ella sonrió y de la mano de dirigieron a los buñuelos.

The Legend of Zelda: El Regreso a TerminaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora