3.No hay vuelta atrás.

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Tris

Uriah acababa de robar un arma y ahora me tenia tomada de la mano y con la otra disparaba a lo que se movía. Mi corazón corría muy rápido y estaba asustada, Uriah no sabia hacia donde ir y yo tampoco.

Entramos a los comedores y entramos a la cocina, Uriah encontró una puerta que decía SALIDA DE EMERGENCIA, bueno, esto era toda una emergencia, cuando la puerta no se abrió Uriah la pateo y entonces pude ver el cielo claro y hermoso.

El cielo estaba lleno de estrellas y la luna en su punto más alto, era el momento perfecto...y se rompió cuando mire frente a mi, Uriah se había detenido y estaba congelado igual que yo. Delante de nosotros estaba Jake junto a todo un ejercito apuntandonos con sus armas.

-URIAH, BAJA EL ARMA O TE OBLIGAREMOS A HACERLO.-grito Jake con una sonrisa triunfante. Presione la mano de Uriah y el dejo caer el arma y luego la pateo hacia ellos.-BIEN, AHORA, AMBOS, DENSE LA VUELTA Y PONGANSE DE RODILLAS.

Esto estaba jodidamente mal, Uriah acato las ordenes sin rechistar y yo simplemente me movía mecánicamente, posiblemente están apunto de asesinarnos y no podríamos hacer nada. Cerré mis ojos y mantuve la viva imagen de Tobías cuando lo vi por ultima vez.

Estaba lista para lo peor y luego se escucharon algunos ruidos antes de que mi espalda fuera impactada y me hiciera caer al suelo, no podía moverme, y parecía que Uriah tampoco. Para mi sorpresa, lo que había impactada en mi espalda no era una bala, era agua. El agua estaba helada y era imposible moverme.

Luego de lo que pareció una eternidad el agua paro, sin embargo yo seguía en el suelo, me sentía estar hecha de piedra. Uriah se arrastro hasta mi y me cubrió con sus brazos tratando de darme calor.

-Perfecto caballeros, ahora llevemos a estos jóvenes amigos a sus celda especial.-dijo Jake. Su voz sonaba débil o tal vez era yo. De pronto mis ojos se cerraron y escuche a Uriah llamarme, pero no podía abrir mis ojos....

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Abro mis ojos y no logro distinguir nada gracias a que no hay ni un poco de luz. El pánico me invade cuando me percató de que tengo las manos atadas sobre mi cabeza y estoy de puntillas. El cuerpo me quema y no sé que hacer.

Poco a poco mis ojos se acostumbran a la oscuridad y veo un cuerpo en la misma posición que yo. Solo que él parece estar inconsciente, puedo suponerlo por la cabeza baja.

-¿Uriah?-mi voz suena estrangulada y carraspeo un poco antes de volver a hablar- Uriah ¿eres tú?

Las luces se encienden y me impactan en los ojos cegándome por un momento. Entonces veo la habitación es como una cueva, sin duda más pequeña de lo que imagine. Era Uriah quien estaba frente a mi con las manos atadas con cadenas sobre su cabeza, no tenía puesta su camisa y pude ver cortes largos y escurriendo sangre sobre abdomen y pecho, y aunque no era experta en medicina sé que esas cortadas son grabes.

A mi derecha hay una puerta que se abre de pronto. Aunque no vi quien entraba sabia que era Jake.

-Hola Tris, espero que estés cómoda, me esforze mucho para darte lo mejor. Por cierto, ese color le queda muy bien a tus manos.-yo more las manos de Uriah que estaban moradas por la falta de circulación.

-Pudrete.-dije con lágrimas en los ojos.

-No,no, noo. No creo que quieras más heridas en el cuerpo de tu amigo.-no dije nada y baje la cabeza.- Cuando quieres puedes ser muy adorable Tris. Solo vine a decirte que vas estar aquí por tres días, no comida y solo un vaso de agua al día. Y creeme que estoy siendo generoso con ustedes. Te dejo esto y tu sabes que hacer con él.

© Resurrección de los divergentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora