Capitulo XXIV - Una Rosa

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Me di la vuelta y no era necesario alzar mi cabello, pues lo llevaba en un coleta, tenía una sonrisa que nadie me la iba a poder quitar del rostro, me coloco la cadena y con mi mano sentí el dije

Era un ave, de plata al igual que la cadena

- Acabas de cumplir 18 Emma, se libre – susurro en mi oído, así me sentía, libre.

Voltee otra vez

- Gracias Daniel, me encanta que sea un ave y gracias por tocar, ha sido una noche muy especial – alzo una mano y toco suavemente mi mejilla, sentí como mi rostro se iba calentando a su tacto. Sonreí al igual que él

- Ya te dije, cuan hermosa luces esta noche – asentí, ya lo había hecho, cuando bailamos, pero me gustaba escucharlo de nuevo.

De pronto con su guitarra en mano, empezó a tocar unos acordes, fruncí el ceño al no entender exactamente que iba hacer...

Reconocí el ritmo, Somebody to you – acústica, empezó a cantar

Everybody's trying to be a billionaire
But every time I look at you I just don't care
Cause all I wanna be, yeah all I ever wanna be, yeah, yeah
Is somebody to you
(Yeah you!)

Se detuvo

- Canta conmigo preciosa – dijo, sonreí aún más, me empezaba a gustar mucho que me llamara así.


Cause all I wanna be, yeah all I ever wanna be, yeah, yeah
Is somebody to you
(Yeah you!)

La terminamos juntos, fue en ese entonces que me di cuenta nuestra voces al unirse... hacían magia.

Sabía que quería decir con esa canción, quería una oportunidad y yo estaba dispuesta a dársela.

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El despertador de mi celular empezó a sonar, gimiendo y perezosamente alce mi brazo hasta encontrarlo, lo apague abriendo tan solo un ojo, estaba cansada, alcance a ver que eran las 10:30, a mi cerebro le tomo unos segundos procesarlo, me levante de golpe, había que arreglar todo, el patio quedo hecho un desastre, la fiesta había acabado a las cuatro de la madrugada, Daniel se quedó hasta esa hora, habíamos bailado varias veces, sin besarnos, trataba de ser discreta, pero cada vez que podía, me daba un beso en la mejilla, cosa que hacía que me ruborizara al instante. Luego de eso Mia y yo caímos rendidas en mi cama, la mire desde donde estaba, aún seguía dormida.

Camine hasta la habitación de mi hermano, entre con cuidado pues ahí se encontraban durmiendo mis abuelos, afortuna mente ya no están – ¡claro son pasadas las diez, todo ser humano ya está levantado a esa hora! – me dice mi subconsciente, ruedo los ojos, me asomo a la ventana, desde ahí se puede ver el patio, efectivamente ya están recogiendo todo, quedan pocas cosas, las mismas personas que armaron todo ayer, lo están haciendo.

Después de darme una rápida ducha, levante a Mia, teníamos que bajar a desayunar porque después me ayudaría con un arduo trabajo.

Los regalos, aún seguían por toda mi habitación.

Mis tíos me regalaron un reloj, mis abuelos varios bolsos de colección, mis amigos pequeños presentes, uno de ellos me había dejado un peluche grande, otro una bonita lámpara y cosas así. Mi abuelito paterno me había dejado unas llaves en una caja pequeña, al principio estaba confundida pero Mia me ayudo a ver una nota que había dentro de ella.

Disfruta de este pequeño presente, mi pequeña...

No supe exactamente que era hasta en la tarde, cuando mi papa se encargó de mostrármelo.

Una motoneta, de color negro

Mi boca se abrió en O, al verla, era mía, mi regalo, ¡Dios! Cuanto ama a mi abuelo. Lamentablemente él ya había partido junto a mis tíos. Solo quedaron mis primos, que nos dedicamos a ver películas el resto de la noche.

Antes de partir Mia me dio su regalo, dijo que había esperado ser la última, porque era especial.

Un hermoso diario

- Una nueva etapa de tu vida empezó, quiero que escribas cada cosa nueva que vivas de ella, aquí – dijo señalando el diario – sé que habrá muchas, porque sé que ya existe alguien que las haga realidad, los abres cuando estés sola, ¿sí? – dijo y asentí, tenía lágrimas en los ojos que querían salir, no aguante más y la abrace, ella me lo devolvió.

- Gracias Mia, eres la mejor – dije entre lágrimas – gracias por todo – su abrazo se hizo más fuerte, sabía que eso significaba "no hay de que amiga"

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Mi vida no volvió a ser la misma desde esa noche, con Daniel las cosas iban cada vez mejor, aun nos estábamos conociendo, pero ambos sentíamos que esa atracción crecía cada vez más, me enviaba mensajes por las mañanas y en las noches, habíamos salido varias veces, aprovechaba los sábados, ya que salía a mi curso de idioma y en el camino de regreso nos encontrábamos, debo admitir que en cada encuentro nuestro, él lograba robarme un beso y solo aveces yo a él, cada vez me gustaba más, con él podía conversar de cualquier tema, aunque la mayoría fuera de música, me agradaba esa sensación. Llevaba la cadena desde esa noche y no me la había sacado, ni tenía pensado hacerlo. Estaba feliz porque con cada día que pasaba, sabía que esto no era un sueño, era real, lo estaba viviendo.

El tiempo paso realmente rápido 3 semanas después, Noviembre llego, los exámenes era para finales de este mes y estaba ansiosa, el profesor de química me dijo que había un estudiante que estaba llegando a mi nivel y que eso podía ser un problema, pues me quitaría el primer lugar de los estudiantes de último año, quería graduarme con el título de mejor bachiller, sé que mi mamá se sentiría orgullosa de mi si lo llego a lograr, pero ahora había un obstáculo y pronto lo conocería, pues el profesor quedo en presentármelo, quería que hiciéramos algo juntos. Con mi mamá las cosas eran como siempre, ni ella ni papá sabían de Daniel, ni quería que se enterara, lo cierto era que ahora salía un poco más, desde la fiesta he tenido más amigos, ya no somos solo Mia y yo, estamos formando un pequeño grupo, donde Daniel y Franco forman para de él. Ahora mismo, sentada desde mi silla, estaba en mi habitación, pestañaba varias veces, incrédula.

Mi mamá estaba frente a mi, con sus brazos en la cadera, enojada, muy enojada al parecer y aun no sabía porque. Alzo una mano y pude ver lo que tenía en ella.

Una rosa

Daniel me la había dado ayer, en el colegio ¡Demonios! ¿A caso estuvo revisando mis cosas?

- ¿Qué demonios significa esto Emma? – dijo con un tono duro, trague salida y me remoje los labios, ¿debía decirle la verdad o inventar rápido una excusa?

Lo cierto era que debía decidirlo ahora...

Estaba en problemas

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Mañana seguimoooooos!!

Gracias por leer y por sus votos ;)

(Noten mi sarcasmo) 

:D




¡LOCOS POR AMOR, LOCOS POR LOS BESOS! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora