Capitulo XXXIV - Mojados

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Entonces aquí esta, el capitulo es largo, disfruten


Los deberes en el colegio eran cada vez más y más, a menos de dos semanas de salir del colegio, los profesores se pusieron locos con los deberes para los alumnos de último año, durante toda la semana me la pase cada noche haciéndolos con Mia vía Skype, casi no me daba tiempo para nada, la única forma de ver a Daniel era que él mismo viniera a mi casa y lo hacía, vino cada noche durante esta semana y cada vez traía algo dulce para comer los dos y cada vez lo quería más y más.

Supe por él que el problema con su hermano ya se estaba solucionando y eso me calmaba un poco, no me gustaba para nada verlo pensativo todo el tiempo.

Todos estábamos ocupados con nuestros deberes, pues todos nos graduaríamos este año, pero siempre nos dábamos tiempo para escribir y molestarnos entre nosotros. Ayer fue el turno de Samuel, Thomas había publicado una foto de Samuel cuando era bebe, no tienen idea de cuánto lo molestaron las chicas, me reía mucho con sus comentarios.

Daniel les había comentado por el grupo, la invitación de mi padre y todos aceptaron gustosos, es más hasta lo molestaron a Daniel, diciendo que ya conocería a su "suegro", si les soy sincera aun no me acostumbro a esa idea.

Me sentía ansiosa por mañana

Es sábado, estaba de regreso a casa, después de mis clases de idioma. Pare con mi motoneta en un semáforo que acababa de cambiar a rojo, una moto negra paro a mi lado, supuse que por el semáforo pero en el momento que esa persona se sacó el casco y me miro, un escalofrió recorrió mi cuerpo, era hombre y tenía unos ojos verdes, tan verdes como los de Daniel, me sonrió y lo ignore. En cuanto el semáforo cambio, acelere lo más que pude, ¿Quién era esa persona? Se me hacía familiar, escuche el sonido de una moto cerca, mire por mi espejo retrovisor y ahí estaba, me seguía, acelere más y gire en la siguiente cuadra, estaba cerca de llegar a casa, esa persona giro también y acelero, casi estaba a la misma velocidad que yo, esto me empezaba a asustar. ¿Y si me seguía hasta casa?, no podía dejar que él conociera mi casa, suficiente con que me siga. Gire una cuadra antes a mi casa y me fui largo por ese camino, si lo hacía, iba a salir a el parque que suelo llevar a pasear a Doggy.

En cuanto llegue, estacione mi motoneta y me baje de ella, él hizo lo mismo un poco más lejos que yo. Aquí había gente, mucha y eso me tranquilizaba un poco, si me hacía algo o lo intentara, tenía como pedir ayuda.

Camino hacia mí con su casco en la mano, pude verlo mejor, era alto, cabello negro, tenía tatuajes, uno de ellos era un estrella algo grande en su mano izquierda. Me cruce de brazos al ya tenerlo lo suficiente cerca como para grabarme en mente sus facciones, se detuve y sonrió.

- ¿Quién eres? Y ¿Qué demonios quieres? – dije fastidiada

- Emmita – dijo y mis ojos casi se salen de mi rostro - así te llamas, ¿no? –

-          Emmita – dijo y mis ojos casi se salen de mi rostro - así te llamas, ¿no? –

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¡LOCOS POR AMOR, LOCOS POR LOS BESOS! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora