Capitulo XVIII - Momento de Catarsis

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¿Alguna vez se han decepcionado tanto? ¿Qué sientes cuando la persona que te empezaba a gustar, no es lo que mostro ser cuando estuvo contigo? Digo, porque es rara la sensación que estoy sintiendo ahora en mi pecho, siento que el aire se ha ido por unos segundos, que parecieron minutos.

Estoy con Mia, parada como estatuas, sin poder creer lo que nuestros ojos ven. Daniel está a unos pasos de nosotras y no está solo, esta con su grupo de amigos, cada uno con una chica que les cuelga del cuello, incluyéndolo a él, parpadeo varias veces para recuperar poco a poco la compostura, doy dos pasos y estoy en mi casillero, lo abro y hago como si esto no me importara, ¿Por qué me afecta tanto? Él y yo no somos nada más que amigos, solo hablamos, solo comimos juntos, solo fuimos al parque de diversiones juntos, solo nos reímos juntos, solo estuvimos juntos casi un día entero, solo hablamos un poco por la noche, solo eso. No somos nada, esto no me importa. Me lo repito varias veces en la cabeza, mientras meto unos libros, para ya irme a casa. Creo que Mia sigue en el mismo lugar, espero que no la hayan visto.

Cierro el casillero, le tomo la mano a Mia, parece que esto la afecta más a ella que a mí, y no sé por qué, y la hago caminar hacia la salida, por lo que quiere decir que tenemos que pasar a lado de ellos, pero qué más da.

Siento su mirada en mí, pero yo solo camino con Mia a mi lado, ella lleva la cabeza agachada y no sé por qué.

Salimos y las dos suspiramos, caminamos hasta la estación sin decir nada, ambas estamos sumidas en nuestros pensamientos.

En una semana cumpliré los 18 años y mi mamá me quiere hacer la fiesta, son suficientes preocupaciones para mí, por ahora. Siento la mano de Mia en mi hombro y alzo la mirada para encontrarme con su mirada de preocupación, frunzo el ceño, confundida.

- ¿Qué sucede? – le pregunto

- Tengo que contarte algo – dice y mi ceño se frunce mas

- Dime

- Ayer cuando desaparecí – dice suspirando – estuve con Franco –

- ¿Con Franco? El que nosotras... - digo y ella asiente - ¿Qué hacías con él? – pregunto y ella suspira

- Es una historia larga – dice y yo asiento para indicarle que siga

→ Bueno, supongo que supiste que Franco cambio de número, pues me escribió desde su nuevo número y quiso hablar conmigo, no quería, pero fue hasta mi casa y si yo no salía, iba a tocar la puerta – suspira – ya eran las 11 de la noche, me iba a meter en problemas si no lo hacía, así que salí. Bueno la cosa es que hablamos, me conto que sabía quiénes eran los culpables de lo que le paso, obvio yo al principio me hice la loca, pero ya después no pude, empezó a describirnos y así, solo falta que diga nuestros nombres, le pregunte que como sabia y me dijo que lo sospechaba desde el principio, pero no dijo nada porque creyó que no llegaríamos tan lejos, pero bueno tú ya sabes esa historia, la cosa es que se disculpó, dijo que merecía lo que habíamos hecho y así de habla en habla, me invito a salir para el día siguiente, pero le propuse algo mejor. Le conté que tú ibas a salir con Daniel, me dijo que ya lo sabía, entonces le dije para seguirlos, documentar todo y lo hicimos, todo el día pasamos detrás de ustedes sin que sospecharan nada, pero – suspira – fue más que eso Emma, lo conocí mejor, pase todo el día con él, nos besamos, creí que iba a ver algo, pero no, hoy verlo con esa rubia tonta colgando de su cuello, me desilusione... mucho – dice con la voz un poco quebrada – sabes que soy de enamorarse rápido – dice y yo asiento.

Debí sospecharlo antes, ella no es de desaparecer un día entero, la abrazo y ella a mí. Nos quedamos un rato así, paradas en la estación, abrazadas.

¡LOCOS POR AMOR, LOCOS POR LOS BESOS! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora