Capitulo XXXVI - Friecito

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Regresamos con los capítulos largos y... muy importantes ;)

Disfruten



Mi mente trabaja lo más rápido que puede, necesito hallar una manera de salir de esta, tengo miedo de esta persona, sea quien sea. Mi celular esta justo encima de mi escritorio, pienso en las posibilidades que tengo de que poder tomarlo; veo la puerta y pienso en las posibilidades que tengo de salir corriendo por ahí; lo veo a él y pienso en las posibilidades que tengo de gritar para que alguien me escuche, para mi desgracia sé que mis padres no están y lo peor es que en todas las posibilidades que he pensado, también está la posibilidad de que él me detenga, estamos a poco más de un metro de distancia.

Necesito hacer algo

Cruzo mis brazos a la altura de mi pecho

- ¡Quiero que te marches... ahora! – digo y él solo me sonríe negando con la cabeza – no tengo nada que hablar contigo – le digo dando un paso hacia él – será mejor que te vayas de una maldita vez... y nunca más vuelvas – llego hasta él, lo empujo con mis dos brazos y este solo se mueve un poco, ríe y me toma las muñecas, se acerca a mí y su aliento a alcohol golpea mi rostro cuando habla

- Emmita, ya te dije que no me iré – dice y sonríe – tu y yo tenemos que hablar de algo importante – dice y se acerca más, doy un corto paso hacia atrás, casi no puedo moverme, pues él aún tiene mis muñecas

- Yo, con un idiota como tú, no tengo nada de qué hablar – digo y el ríe

- Así llamabas a mi hermano al principio, ¿no? – dice y yo frunzo el ceño ¿de qué demonios está hablando? – sonríe al ver mi rostro lleno de confusión – que ironía ¿no? – dice y me acerca más a él – debo admitir que eres realmente hermosa... o debo decir preciosa – dice arrastrando esta última palabra

- ¿Quién demonios eres? – digo con fastidio

- Me llamo... Roberto, no espera no... ese no es mi nombre – dice riendo.

Me suelta las muñecas y camina lejos de mí, veo la ventana, está a tan solo unos pasos de mí, quiero irme, pero también quiero saber quién es este tipo, suspiro y me volteo. Piensa, Emma, piensa, me digo mentalmente, necesito unir las pistas que él me ha dado. Lo escucho reír y alzo mi mirada hasta él.

- ¿Tratando de averiguar quién soy? – pregunta

No le respondo y me limito a pensar

"Hermano – Idiota – Preciosa"

Frunzo el ceño, porque solo una idea se me viene a la mente, ¡no puede ser!

Frunzo el ceño, porque solo una idea se me viene a la mente, ¡no puede ser!

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Escucho su risa

- No – digo y doy dos pasos hacia él

- Si – dice y niego con la cabeza, este individuo no puede ser su hermano – ¿por qué te sorprendes? – dice alzando sus manos – somos tan parecidos... tenemos el mismo color de ojos que nuestro maldito padre – dice riendo nasalmente, camina hacia mí - ¿ahora si crees que podamos hablar? –

¡LOCOS POR AMOR, LOCOS POR LOS BESOS! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora