Capítulo 61 (7/10)

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Harry le acariciaba lentamente el pelo mientras la observaba. Señor, sus manos hacían que le ardiera la piel. Le hacían desear arrancarle la ropa y saborear cada centímetro de su cuerpo.
— Fin —dijo ella, cerrando el libro.
La abrasadora mirada de Harry le quitó el aliento.
Se estiró y arqueó levemente la espalda, apoyándose con más fuerza sobre él.
— ¿Quieres que te lea algo más?
— Sí, por favor. Tu voz me relaja.
Ella lo miró fijamente por un instante y, después, sonrió. No recordaba que ningún otro cumplido hubiese significado tanto para ella como aquél.
— Tengo la mayoría de los libros en mi habitación —le dijo mientras se ponía en pie—. Vamos, te enseñaré mi tesoro escondido y encontraremos algo que nos guste.
La siguió escaleras arriba.
_____ notó que Harry observaba la cama con deseo y después la miraba a ella.
Fingió no darse cuenta y abrió la puerta del enorme vestidor. Encendió la luz y pasó una mano con cariño por las estanterías que su padre había colocado tantos años atrás.
Su padre y su mejor amigo se lo habían pasado en grande mientras colocaban las estanterías. Los dos eran profesores, y tenían la habitación hecha un desastre. Su padre acabó con dos uñas negras antes de que todo estuviese terminado. Su madre no había dejado de reírse y de llamar a su marido «carpintero profesional», pero a él no parecía importarle. La expresión de orgullo en su rostro cuando todo estuvo terminado, y los libros de _____ colocados en las estanterías, quedó impresa para siempre en el corazón de su hija.
Cómo adoraba esa estancia. Aquí era donde realmente sentía el amor de sus padres. Aquí se refugiaba y huía de los problemas y sufrimientos que la perseguían.
Cada libro guardado allí era un recuerdo especial, y todos ellos formaban parte de su mundo. Miró a su izquierda y vio Shanna, con la que había comenzado su afición a la novela romántica. The Wolfling, la había introducido en la ciencia ficción. Y su adorado Bimbos del Sol Muerto, su primera novela de misterio.
También estaban allí las viejas novelas de sus padres, y las tres copias de los libros de texto que su padre había escrito antes de que ella naciera.
Éste era su santuario y Harry era, sin contar a sus padres, la primera persona que ponía un pie en él.
— Llevas tiempo coleccionando libros —comentó él mientras echaba un vistazo a las estanterías.
Ella asintió.
— Fueron mis mejores amigos mientras crecía. Creo que el amor por la lectura es el mejor regalo que mis padres me han dado —alzó el libro de Peter Pan—. Éste era de mi padre, de cuando era niño. Es mi posesión más preciada.
Lo devolvió a una de las estanterías y cogió un ejemplar de Belleza Negra.
— Mi madre me leía éste una y otra vez.
Hizo un pequeño recorrido, mostrándole sus libros.
— Rebeldes —susurró con adoración—. Era mi libro favorito en el instituto. ¡Ah!, junto con éste, ¿Puedes demandar a tus padres por abuso de autoridad?
Harry se rió.
— Ya veo que significan mucho para ti. Se te ilumina el rostro cuando hablas de ellos.
Algo en su mirada le dijo a _____ que él estaba pensando en otro modo de hacer que se iluminara...
Tragando saliva ante la idea, se dio la vuelta y rebuscó en la estantería de la derecha, donde guardaba los clásicos, mientras Harry seguía mirando los de la izquierda.
— ¿Qué te parece éste? —le preguntó él, con una de sus novelas románticas en la mano.
_____ soltó una risita nerviosa al ver a la pareja que se abrazaba medio desnuda en la portada.
— ¡Señor!, me parece que no.
Él miró la portada y alzó una ceja.
— Vale —dijo _____ quitándole el libro de la mano—. Has descubierto mi más profundo secreto. Soy una adicta a las novelas románticas, pero lo último que necesitas es que te lea una apasionada escena de amor en voz alta. Muchísimas gracias, pero no.
Harry le miró fijamente los labios.
— Preferiría recrear una apasionada escena de amor contigo —dijo en voz baja, acercándose a ella.
_____ comenzó a temblar. Tenía la espalda pegada a la estantería y no podía retroceder más. Harry colocó un brazo sobre su cabeza y acercó su cuerpo al suyo, hasta dejarlos unidos. Entonces, bajó la cabeza y se acercó a su boca.
______ cerró los ojos. La presencia de Harry inundaba todos sus sentidos. La rodeaba de una forma extremadamente perturbadora.
Por una vez, él mantuvo las manos quietas y se limitó a tocarla tan sólo con los labios. Daba igual. La cabeza de _____ comenzó a girar de todos modos.
¿Cómo había podido su esposa elegir a otro hombre teniéndolo a él? ¿Cómo podía rechazarlo una mujer en su sano juicio? Este hombre era el paraíso.
Harry profundizó el beso, explorando su boca con la lengua. _____ sentía los latidos de su corazón mientras él se acercaba aún más y sus músculos la envolvían.
Jamás había sido tan consciente de la presencia de otro ser humano. Él la ponía al límite, le hacía experimentar sensaciones que no sabía que pudiesen existir.
Harry se retiró un poco y apoyó la mejilla sobre la de _____. Su aliento caía sobre su pelo y le erizaba la piel.
— Tengo unos deseos horribles de estar dentro de ti, _____ —murmuró—. Quiero sentir tus piernas alrededor de mi cuerpo, sentir tus pechos debajo de mí, escucharte gemir mientras te hago el amor lentamente. Quiero que tu aroma quede impreso en mi cuerpo y que tu aliento me queme la piel.
Todo su cuerpo se tensó antes de separarse de ella.
— Pero ya estoy acostumbrado a desear cosas que no puedo tener —susurró.
Ella le tocó el brazo. Harry cogió su mano, se la llevó a los labios y depositó un rastro de pequeños besos sobre los nudillos.
El deseo que se reflejaba en su apuesto rostro hacía que a _____ le doliera todo el cuerpo.
— Busca un libro y me comportaré.
Tragó saliva mientras él se alejaba. Entonces, se fijó en su viejo ejemplar de La Ilíada. Sonrió. Le iba a encantar, estaba segura.

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Esclavo Sexual «Harry & _____»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora