Capítulo 44

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— No tardaré nada —le dijo mientras corría hacia la salita para contestar.
— _____, ¿eres tú?
Se quedó helada al escuchar la voz de Justin Carmichael.
— Hola, señor Carmichael —lo saludó fríamente.
En ese momento, habría matado a Luanne por marcharse de la ciudad.
Tan sólo había tenido una sesión con Justin, el miércoles, pero había sido suficiente para hacer que deseara contratar a un detective privado que buscase a Luanne y la trajera de vuelta.
El tipo le daba escalofríos.
— ¿Dónde estuviste hoy, _____? No estarás enferma, ¿verdad? Podría llevarte...
— ¿No le cambió Selena su cita?
— Sí, pero estaba pensando que podíam...
— Mire, señor Carmichael, no atiendo a mis pacientes en casa. Le veré a la hora de su sesión. ¿De acuerdo?
La línea se quedó en silencio.
— ¿_____?
Ella saltó y chilló al escuchar la voz de Harry a su espalda.
Él la observaba con curiosidad, con una expresión que muy bien podría haber encontrado divertida si no hubiese estado tan aterrorizada.
— ¿Estás bien? —le preguntó él.
— Sí, lo siento —dijo, colgando el teléfono—. Era ese paciente del que te hablé. Justin Carmichael. Me saca de quicio.
— ¿Qué?
— Que me pone muy nerviosa —por primera vez, agradecía muchísimo la presencia de Harry. De no estar él, se habría ido a casa de Lisa y Nick, en busca de su hospitalidad durante el fin de semana—. Venga —le dijo mientras apagaba la luz de la cocina—. ¿Nos vamos arriba y empiezo a enseñarte a leer?
Harry negó con la cabeza.
— No abandonas, ¿verdad?
— No.
— Muy bien —le respondió, siguiéndola escaleras arriba—. Acepto que me des clases si te pones la negligé roj...
— No, no y no —dijo ella, deteniéndose en mitad de la escalera y girándose para mirarlo—. Me temo que eso no va a ser posible.
Él se acercó y acarició el pelo que le caía sobre el hombro.
— ¿No sabes que necesito una musa que me anime a aprender? ¿Y qué mejor musa que tú vestida con...?
_____ le colocó los dedos sobre los labios para impedir que siguiera hablando.
— Si me pongo eso, dudo mucho que vayas a aprender algo que no sepas ya.
Él le mordisqueó los dedos.
— Prometo comportarme bien.
Sabiendo que era una idea pésima, dejó que la convenciera.
— Será mejor que te comportes —le advirtió, mirándole por encima del hombro mientras acababa de subir los escalones.
_____ entró en el enorme vestidor que su padre había convertido en biblioteca años atrás, y rebuscó en los estantes hasta encontrar su viejo cuento de Peter Pan.
Harry rebuscó en sus cajones hasta encontrar el deplorable atuendo.
Intercambiaron objetos en el centro de la habitación. _____ corrió hacia el cuarto de baño y se cambió de ropa pero, tan pronto como se contempló en el espejo, con la diáfana prenda roja, fue incapaz de moverse. ¡Puaj! Si Harry la veía con esas pintas saldría dando alaridos de la habitación.
Incapaz de soportar la humillación de verlo decepcionado por su cuerpo, se quitó la negligé y se puso su sencilla camisola rosa. Se envolvió en su grueso albornoz antes de regresar a la habitación.
Harry meneó la cabeza.
— ¿Por qué te has puesto eso?
— Mira, no soy idiota. No tengo el tipo de cuerpo que hace que los hombres babeen.
— ¿Qué estás intentando decirme?, ¿que eres un hombre?
Ella frunció el ceño ante su lógica.
— No.
— ¿Entonces cómo sabes que tu cuerpo no despierta el deseo de un hombre?
— Porque no soy ciega. ¿Vale? Los hombres no babean por mí del mismo modo que las mujeres hacen contigo. ¡Maldita sea!, me considero afortunada cuando se dan cuenta de que soy una mujer.
— _____ —masculló, levantándose. Se puso en pie y se detuvo a los pies de la cama—. Ven aquí —le ordenó.
Ella obedeció.
Harry la colocó exactamente enfrente del espejo de cuerpo entero.
— ¿Qué ves? —le preguntó.
— A ti.
Él le sonrió.
Inclinándose, apoyó la barbilla sobre el hombro de _____.
— ¿Qué ves cuando te miras?
— Veo a alguien que necesita perder de seis a nueve kilos y comprarse un cargamento de crema antimanchas para hacer desaparecer las pecas.
A él no pareció hacerle gracia.
Le pasó las manos por la cintura, hasta la parte delantera del albornoz, donde descansaba el nudo del cinturón.
— Déjame que te diga lo que yo veo —ronroneó justo sobre su oreja, mientras colocaba las manos sobre el cinturón, sin abrirlo—. Veo un hermoso cabello, oscuro como la noche. Suave y abundante. Tienes el cabello ideal para que caiga en cascada sobre el vientre desnudo de un hombre, para enterrar la cara en él y aspirar su aroma.
_____ empezó a temblar.
— Tienes un rostro con forma de corazón, semejante al de un pequeño diablillo, con labios llenos y sensuales que piden a gritos ser besados. Y con respecto a tus pecas, son fascinantes. Añaden un toque juvenil a tu encanto que te hace única e irresistible.
No sonaba tan mal dicho por él.
Le desabrochó el albornoz e hizo una mueca ante la visión de la camisola rosa. Abriéndolo del todo, siguió hablando.
— ¿Qué tenemos aquí? —masculló, devorándola con los ojos.
Antes de poder pensar siquiera en protestar, Harry le bajó el albornoz por los brazos y lo dejó caer al suelo, a sus pies. Volvió a apoyar la barbilla en su hombro mientras sus ojos la contemplaban a través del espejo.
Le alzó la camisola.
—Harry—dijo ella, cogiéndole la mano.

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Más tierno *-*

Chicas! Tengo noticias =D Mañana empiezo las vacaciones de verano!! *HappyDance* >_< jajaja Por lo tanto estare actualizando más seguido (Si, más seguido de lo que lo hago xD). También les queria informar que mañana hare una maratón de 7 capítulos y los dedicare a cada una que vote y comente :3

XOXOXO...YO :*


Esclavo Sexual «Harry & _____»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora