Capítulo 72

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  — Todo lo que te rodea es asunto mío.
_____ intentó hacerse con el control de la situación.
— Escúcheme, señor Carmichael. No le conozco de nada, y usted no me conoce a mí. No entiendo por qué se ha obsesionado conmigo, pero quiero que esta situación llegue a su fin.
Él apretó el botón que detenía el ascensor.
— Ahora, me vas a escuchar, _____. Estamos hechos el uno para el otro. Lo sabes igual que yo.
— Muy bien —le contestó ella, intentando apaciguarlo—. Vamos a discutir esto en mi consulta. —Y apretó el botón para que el ascensor comenzara a moverse de nuevo.
Él volvió a detenerlo.
— Hablaremos aquí.
_____ tomó una profunda bocanada de aire; las manos empezaban a temblarle. Tenía que salir de allí sin enfadarlo aún más.
— Estaríamos mucho más cómodos en mi consulta.
En esta ocasión, cuando ella fue a apretar el botón él le cogió la mano.
— ¿Por qué no hablas conmigo? —le preguntó él.
— Estamos hablando —contestó _____ mientras se aproximaba lentamente al intercomunicador.
— Apuesto a que hablas con él, ¿verdad? Apuesto a que pasas horas riendo y haciendo Dios sabe qué cosas con él. Dime quién es.
— Señor Carmichael...
— ¡Justin! —gritó—. ¡Maldita sea! Me llamo Justin.
— Vale, Justin. Vamos a...
— Apuesto a que te ha puesto sus sucias manos encima, ¿verdad? —le preguntó mientras la aprisionaba en el rincón, de espaldas al teléfono—. ¿Cuántas veces te has acostado con él desde que me conociste, eh?
_____ se estremeció ante la salvaje mirada de aquellos ojos, pequeños y brillantes. Estaba perdiendo el control de su mente.
_____ intentó agarrar el auricular pero, antes de poder acercárselo a la oreja, él lo agarró.
— ¿Qué coño estás haciendo? —le preguntó él.
— Necesitas ayuda.
Justin estrelló el auricular contra el panel de botones.
— No necesito ninguna ayuda. Sólo necesito que hables conmigo. ¿Es que no me oyes? ¡Sólo necesito que hables conmigo! —gritó, mientras estrellaba el teléfono contra el panel, enfatizando cada palabra con un golpe.
Aterrorizada, _____ contempló cómo el auricular se hacía pedazos. Justin comenzó a tirarse del pelo.
— Te ha besado, lo sé. —Repetía una y otra vez la misma frase, mientras se arrancaba el pelo a tirones.
¡Santo Dios! Estaba atrapada con un loco.
Y no había salida.

Harry regresó a la consulta de _____ con el Palm Pilot.
— ¿Dónde está _____? —le preguntó a Selena al no encontrarla en su escritorio.
— ¿No se ha encontrado con ella? Salió unos minutos después que usted. Iba a su coche.
Harry frunció el ceño.
— ¿Está segura?
— Claro. Dijo que se había dejado unos informes o algo.
Antes de poder preguntarle cualquier otra cosa, una atractiva mujer afroamericana vestida con un conservador traje negro y con un maletín en la mano, entró a la oficina.
Se detuvo en la puerta y se quitó un zapato con un puntapié, para frotarse el talón.
— Definitivamente, hoy es lunes —le dijo a Selena—. Sólo me faltaba tener que subir ocho pisos por la escalera porque el ascensor se ha quedado atascado. Y ahora, ¿qué maravillosas noticias tienes para mí?
— Hola, doctora Beth —la saludó Lisa alegremente, mientras pasaba la mano sobre el libro de citas—. Su cita de las nueve es Justin Carmichael.
Harry se quedó paralizado.
— Oh, no. Espere —dijo Selena—. Esa cita es de la doctora _____. La suya...
— ¿Ha dicho Justin Carmichael? —le preguntó a la secretaria.
— Sí. Llamó para cambiar la cita.
Harry no esperó a que Selena terminara de hablar. Arrojó el Palm Pilot sobre el escritorio y salió corriendo de la oficina hacia el ascensor. Con el corazón latiendo desbocado, sólo podía pensar en llegar hasta _____ lo más rápido posible.
Fue entonces cuando comprendió que el ruido que había estado escuchando era una alarma.
Un escalofrío de terror le recorrió la espalda al comprender lo que había sucedido. Justin había detenido el ascensor con _____ dentro. Estaba seguro.
De repente, se escuchó un grito sofocado tras las puertas cerradas del ascensor.
Con la visión nublada por la furia y el miedo, tiró de las puertas hasta abrirlas.
Y se quedó helado.
No se veía el ascensor. Sólo un abismo negro, muy parecido al libro. Peor aún, bajar por allí sería como descender hacia su infierno. Un infierno oscuro, asfixiante y estrecho.
Luchó para poder respirar y superar el miedo.
En su corazón, sabía que _____ estaba allí abajo. Sola con un loco y sin nadie que la ayudara.
Apretando los dientes, dio un paso hacia atrás y tomó impulsó para alcanzar de un salto los cables.

* * *

_____ apartó a Justin con un violento empujón.
— ¡No voy a compartirte con nadie! —gruñó él, agarrándola de nuevo por el brazo—. Eres mía.
— No pertenezco a nadie —le contestó ella, propinándole un rodillazo en la entrepierna.
El hombre cayó de rodillas al suelo.
Desesperada, _____ intentó subir por las barras laterales para poder alcanzar la trampilla del techo. Si pudiese llegar hasta allí...
Justin la agarró por la cintura y la estrelló de espaldas contra el rincón.
Con el rostro contraído por la furia, colocó los brazos a ambos lados de _____.
— ¡Dime cómo se llama el hombre que ha estado dentro de ti, _____! Dímelo para que sepa a quién tengo que matar.
Con una escalofriante mirada en sus ojos vacíos, comenzó a arañarse el rostro y el cuello hasta hacerse sangrar.
— ¿No sabes que eres mi mujer? Vamos a estar juntos. Sé cómo cuidar de ti. Sé lo que necesitas. ¡Soy mucho mejor que él!
_____ se agachó, para alejarse un poco de él, se quitó los zapatos de tacón y los cogió. No es que fuesen las mejores armas, pero eran mejor que nada.
— ¡Quiero saber con quién has estado! —chilló él.  

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Esclavo Sexual «Harry & _____»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora