Capítulo 50 Maratón (4/7)

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Harry dio un salto hacia atrás, poniéndose fuera del alcance del arma.
De forma instintiva, buscó su propia espada, pero se detuvo. Lo último que deseaba era derramar la sangre de Kevin.
— No quiero luchar contigo.
— ¿Que no? ¡Violaste a mi mujer y le hiciste llevar tu simiente, cuando deberían haber sido mis hijos a los que diese a luz! Te recibí en mi hogar con los brazos abiertos. Te di una cama cuando nadie te quería cerca, ¿y así me pagas?
Harry lo miró con incredulidad.
— ¿Te pago? ¿Tienes la más mínima idea de las ocasiones en las que te he salvado la vida durante las batallas? ¿De cuantas palizas me han dado en tu lugar? ¿Puedes siquiera contarlas? Y te atreviste a burlarte de mí.
Kevin se rió cruelmente.
— Todos, excepto Zac, se burlaban de ti, idiota. De hecho, era el único que te defendía, con tanto empeño que a veces me hacía plantearme qué haríais juntos cuando estabais a solas.
Suprimiendo la ira que le habría dejado totalmente expuesto y vulnerable al ataque de Kevin, se agachó para esquivar la siguiente estocada.
— Déjalo, Kevin. No me obligues a hacer algo de lo que los dos nos arrepentiríamos más tarde.
— De lo único que me arrepiento es de haber dado cabida a un ladrón en mi casa —bramó Kevin con ira, alzando la espada de nuevo.
Harry intentó agacharse, pero Demi se acercó hasta él por detrás y le propinó un empujón.
La espada de Kevin le dio en las costillas. Siseando de dolor, Harry sacó su propia espada y la blandió de tal modo que habría dejado a su amigo sin cabeza si le hubiese alcanzado.
Kevin intentó alcanzarlo, pero Harry se limitó a defenderse mientras intentaba alejar a Demi del alcance de las espadas.
— No lo hagas, Kevin. Sabes que tu habilidad con la espada es inferior a la mía.
Su amigo intensificó el ataque.
— No voy a dejar que sigas con ella, de ningún modo.
Los siguientes segundos se sucedieron con inusual rapidez, pero aún así, Harry veía pasar la imagen por su cabeza con diáfana nitidez.
Demi lo agarró del brazo libre al mismo tiempo que Kevin atacaba. La espada no hirió a Harry de milagro tras el empujón que le dio su esposa. Totalmente desequilibrado, intentó liberarse de Demi, pero con ella en medio, lo que consiguió fue tropezarse hacia delante, a la vez que Kevin avanzaba hacia ellos.
En el instante en que chocaron, sintió cómo su espada se hundía en el cuerpo de su amigo.
— ¡No! —gritó Harry, extrayendo la hoja del vientre de Kevin mientras Demi dejaba escapar un atormentado chillido de angustia.
Lentamente, Kevin cayó al suelo.
Arrodillándose, Harry arrojó su espada a un lado y cogió a su amigo.
— ¡Dioses del Olimpo!, ¿qué habéis hecho?
Escupiendo sangre y tosiendo, Kevin le lanzó una mirada acusadora.
— Yo no hice nada. Fuiste tú el que me traicionó. Éramos hermanos y me robaste el corazón.
Kevin tragó dolorosamente mientras sus pálidos ojos atravesaban a Harry.
— Jamás tuviste nada que no robaras antes.
Harry comenzó a temblar, consumido por la culpa y la agonía. Jamás había tenido intención de que sucediera algo así. Nunca había querido que alguien saliese herido, y menos aún Kevin. Lo único que deseaba era alguien que le amara. Sólo quería un hogar donde fuese bienvenido.
Pero Kevin tenía razón. Él era el único culpable. De todo.
Los chillidos de Demi resonaban en sus oídos. Lo agarró del pelo y comenzó a tirar con todas sus fuerzas. Con una mirada salvaje, sacó la daga que Harry llevaba en el cinturón.
— ¡Te quiero muerto! ¡Muerto!
Le hundió la daga en el brazo, y volvió a sacarla para atacar de nuevo. Él la agarró a tiempo.
Con un fuerte tirón, se deshizo de él y se apartó.
— No —le dijo con una mirada desencajada—. Quiero que sufras. Me quitaste lo que más quería. Ahora yo haré lo mismo contigo —y salió corriendo.
Abrumado por el dolor y la furia, Harry no pudo moverse mientras veía como la vida abandonaba el cuerpo de su amigo.
Entonces, las palabras de su esposa se filtraron entre la neblina que confundía su mente.
— ¡No! —rugió mientras se ponía en pie—. ¡No lo hagas!
Llegó a la puerta de los aposentos de Penélope a tiempo para escuchar los gritos de los niños. Con el corazón en un puño, intentó abrirla pero ella la había atrancado desde dentro.
Cuando logró abrirla, era demasiado tarde.
Demasiado tarde...
Harry se llevó las manos a la cara, presionándose con fuerza los ojos, mientras el horror de lo sucedido aquel día lo inundaba de nuevo; pero ahora sentía las caricias de _____ en la espalda, y se sentía reconfortado.
Jamás sería capaz de olvidar la imagen de sus hijos, el miedo en el corazón. La agonía más absoluta.
Lo único que había amado en el mundo eran sus hijos.
Y sólo ellos lo habían amado.
¿Por qué? ¿Por qué tuvieron que sufrir a causa de sus errores? ¿Por qué tuvo Príapo que torturarlo haciendo que ellos sufrieran?
¿Y cómo pudo permitir Afrodita que todo aquello sucediese? Una cosa era que no le hiciese caso a él, pero dejar que sus hijos murieran...
Por eso fue aquel día a su templo. Había planeado matar a Príapo. Arrancarle la cabeza de los hombros y clavarla en una lanza.
— ¿Qué ocurrió? —le preguntó _____, devolviéndolo al presente.
— Cuando entré en la habitación era demasiado tarde —dijo con la garganta casi cerrada por el dolor—. Nuestros hijos estaban muertos; su propia madre los había asesinado. Demi se había abierto las muñecas y yacía junto a ellos. Llamé a un médico para que intentara detener la hemorragia —entonces hizo una pausa—. Mientras exhalaba su último aliento, me escupió a la cara.
_____ cerró los ojos, consumida por el dolor de Harry. Era peor de lo que había imaginado.
¡Santo Dios! ¿Cómo había sobrevivido?
Había escuchado numerosos relatos de tragedias a lo largo de su vida, pero ninguno podía compararse con lo que Harry había sufrido. Y lo pasó él solo, sin nadie que lo ayudara. Sin nadie que lo amara.
— Lo siento tanto —susurró ella acariciándole el pecho para consolarlo.
— Aún no puedo creer que estén muertos —murmuró él con la voz rota de dolor—. Me preguntaste qué hacía mientras estaba en el libro. Recordar las caras de mis hijos; de mi hijo y de mi hija. Recordar sus bracitos alrededor de mi cuello. Recordar cómo salían corriendo a mi encuentro cada vez que regresaba a casa, después de una campaña. Y revivir cada uno de los momentos de ese día, deseando haber hecho algo para salvarlos.
_____ parpadeó para alejar las lágrimas. No era de extrañar que jamás hubiese hablado a nadie de eso.
Harry tomó una profunda bocanada de aire.
— Los dioses ni siquiera me conceden caer en la locura para poder escapar a mis recuerdos. No se me permite semejante alivio.
Después de esas palabras, no volvió a hablar. Se limitó a quedarse inmóvil entre los brazos de _____.
Sorprendida por su fortaleza, estuvo sentada tras él durante horas, abrazándolo. No sabía qué más podía hacer.
Por primera vez en años, sus habilidades de psicóloga le fallaron por completo.

Cuando se despertó, la luz del sol entraba a raudales por las ventanas. Tardó todo un minuto en recordar lo acontecido la noche anterior.

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Demi es una perra -.- Pobre Hazz el solo queria que lo amaran :'(

Bueno amores más tarde continuo...voy a morfar :* (además de que me duele mucho la cabeza :( )

xoxoxo


Esclavo Sexual «Harry & _____»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora