Capítulo 1

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~ ¿Cuánto tiempo es para siempre? A veces, solo un segundo ~

Me até las botas con rapidez y salí al campo. Mis compañeras ya habían empezado a calentar y yo, como siempre, llegaba tarde.

—¿Dónde te habías metido? —me preguntó de mala manera Carla, una de mis compañeras—. ¿Te crees que podemos esperarte todo el día?

La ignoré y me puse a correr. Sabía que no debía entrar en su juego, aunque lo intentase cada día con sus comentarios "esos no son los pantalones del equipo" "no puedes cambiarte de banda sin avisar" "¿Por qué te has quedado más tiempo entrenando sin avisar a nadie más?"

—¡Más rápido, Blair! —me gritó la entrenadora.

—¡Si son ellas las que no corren! —respondí señalando a las tres chicas que tenía delante.

—¿Y a qué esperas para adelantarlas?

Bufé e hice lo que me ordenó acelerando un poco la carrera. Agradecía que me intentase motivar para que diese lo máximo de mí, pero no era suficiente si no estábamos todas al mismo nivel.

—¿Por qué has llegado tarde? —me preguntó Carla apareciendo a mi lado.

—Aunque no lo creas, yo también voy a clase.

—Podrías haber salido antes.

—Déjame tranquila —contesté molesta.

—Es un partido muy importante para todas —me recriminó Carla—. Ser la capitana no te da derecho a llegar tarde y menos por ser hija de Derek Miller.

—Cuando seas titular en algún partido, te haré caso. —Sonreí de forma exagerada y aceleré.

Así no volvería a decirme nada el resto del entrenamiento.


Dos horas después...

Bajé del autobús y entré en la urbanización. Normalmente mis padres venían a recogerme después del entrenamiento, pero se habían ido de viaje con mi tío Trevor y mi tía Giselle a no sé qué isla.

Me acerqué a la garita del vigilante para saludarle, pero estaba vacía.

Seguí caminando tranquilamente hasta que pude ver a lo lejos mi casa con luces.

—¿Qué es eso? —me pregunté extrañada—. Si no es Navidad.

Aceleré un poco el paso hasta que me di cuenta de que no eran luces, sino las sirenas de dos coches de policía. Empecé a correr y me paré en seco al ver a mis abuelos en la entrada.

—¿Qué hacéis aquí? Vosotros no deberíais estar aquí. ¿Por qué no estáis en los Hamptons?

—Cariño, entremos en casa y hablemos —habló mi abuela acercándose a mí.

—¿Qué hace aquí la policía?

—Cariño...

—¡Contestad! —exclamé elevando la voz.

—Blair, entra en casa —me ordenó mi abuelo.

—Pero...

—Ahora mismo.

Le miré de mala manera, pero obedecí. Era incapaz de desobedecer a ese hombre y no solo por ser mi abuelo. Con una sola mirada era capaz de paralizarme por completo, era como una especie de autoridad implacable.

Entré en casa y me dirigí al salón donde había otro policía hablando por el móvil.

—¿Alguien me va a explicar lo que ocurre? —insistí.

Miller vs McMullen (Edición 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora