Capítulo 2

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Dos días después...

Me desperté un poco antes de que sonara la alarma y me quedé tumbada mirando el techo. Había llegado el día y aún me seguía planteando escaparme de casa.

¿A quién quería engañar? No tenía dinero y si usaba la tarjeta de crédito, tardaría menos de cinco segundos en encontrarme.

Me levanté de la cama y me fui directa al baño para darme una ducha rápida. Mis hermanas no sabían nada de mi viaje y no estaba preparada para despedirme de ellas, no así.

Cuando terminé de ducharme, volví a mi cuarto y me vestí con la ropa que había dejado preparada la noche anterior: unos jeans cortos, una camiseta blanca y mis zapatillas favoritas, mis Pompeii azules.

—Cariño, ¿cómo vas? —preguntó mi abuela desde la puerta.

—Ya casi estoy.

Entró en mi cuarto y se acercó a mí.

—¿Estás segura de que quieres hacer esto? —insistió una vez más.

—Abuela, todo irá bien —la tranquilicé.

—Está bien. —Me dio un beso en la frente y me sonrió—. Tus maletas ya están guardadas en el coche.

—Perfecto. —Cogí el bolso y la seguí a la puerta—. Volveré pronto —le susurré a mi habitación antes de salir.

Me paré delante de la puerta de mis hermanas y la abrí con cuidado. La habitación estaba a oscuras, pero podía escuchar sus respiraciones. Volví a cerrar la puerta con cuidado y bajé las escaleras procurando no hacer mucho ruido.

—Señorita. —Lindy, la doncella de mis abuelos se acercó a mí con una bolsa—. Es para que coma algo por el camino.

—Muchas gracias —dije y la abracé con fuerza.

Salí a la calle y mis abuelos ya estaban dentro del coche. Me senté detrás con mi abuela y esperé a que Joseph arrancara.

—¿Nos vamos? —pregunté bajando la ventanilla.

Joseph asintió con la cabeza e hizo girar la llave. El motor del coche se encendió y empezó a rugir. 

—¡Blair! —gritó una voz desde fuera—. ¡Blair!

Saqué la cabeza por la ventanilla y vi a mi hermana Alison bajar las escaleras del porche.

—¿No estaban dormidas? —preguntó mi abuela.

—¿A dónde vas? ¡Blair! —volvió a gritar—. ¡No te vayas! ¡Blair!

El coche se empezó a mover y mi hermana corrió detrás de él.

—¡Blair! ¡Por favor!

Una lágrima salió de mi ojo y solo deseé que el coche saliera de la casa de una vez por todas.

—¡No! ¡Blair! —la escuché gritar por última vez.

—¿Las has despertado tú, Blair? —preguntó mi abuelo con un tono acusador.

—Claro, tenía intención de irme sin decirles nada y por eso he decidido despertarlas —contesté irónica.

—Ese tono —me regañó.

—Será mejor que no digas nada más, Colin —le habló enfadada mi abuela.

Mi abuela llevaba esos dos días sin dirigirle la palabra a mi abuelo y, cada vez que me decía algo, saltaba a defenderme.

Miré por la ventana y las ganas de llorar volvieron, pero no le iba a dar esa satisfacción a mi abuelo.

Mi abuela agarró mi mano con suavidad y empezó a hacer círculos para tranquilizarme.

Miller vs McMullen (Edición 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora