Capítulo 35

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NARRA BLAIR

La alarma empezó a retumbar por toda la habitación.

—Apaga eso... —murmuré, pero no recibí respuesta—. Maya te toca a ti.

Me giré sobre la cama y vi la de al lado vacía.

—¿Maya?

Estiré el brazo y pasé mi mano por encima de la mesilla hasta encontrar el móvil. Toqué la pantalla varias veces hasta que dejó de sonar y volví a acurrucarme debajo de las sábanas.

Estaba agotada. El partido de ayer me había pasado factura y, por una vez, me dolía todo el cuerpo. Nos había costado mucho ganarlas porque eran muy buenas, pero al final lo habíamos conseguido.

Me quedé unos minutos más en la cama hasta que decidí levantarme para darme una ducha.

Abrí el grifo y encendí la radio para escuchar algo de música. Me metí debajo del chorro de agua y cerré los ojos.

Estábamos ya en cuartos y no me lo creía. Si esto me lo hubiesen dicho hace un año, me habría esforzado diez veces más.

Terminé de ducharme y cogí la toalla para secarme. De repente, un ruido sonó por la habitación.

—A saber qué ha roto esta vez... —me dije y salí del baño—. ¿Qué has hecho, Maya?

Levanté la mirada y me quedé paralizada. Esa no era Maya. Ojalá hubiese sido Maya.

Al lado del balcón, había un hombre corpulento con un pasamontañas con mi bolsa de deporte en sus manos. Sus ojos se clavaron sobre los míos y mi corazón empezó a latir más deprisa. Tenía un grito atrapado en la garganta que no me dejaba gritar, mis piernas no reaccionaban. 

El hombre soltó la bolsa y dio un paso hacia mí. En ese momento, volví a tener control sobre mi cuerpo. Solté un grito ensordecedor desde lo más profundo de mí y salí corriendo hacia la puerta, la abrí y salí gritando al pasillo asustada.

—¡Señorita! —Una señora se acercó a mi preocupada—. ¿Se encuentra bien?

—Un hombre... —articulé como pude señalando mi habitación.

—¡Llamen a seguridad! —gritó.

Me apoyé contra la pared y me dejé caer al suelo.




NARRA AARON

—Seguro que le va a encantar verte —exclamó Maya emocionada—. Venga, vamos.

—Espero que tengas razón.

Entramos juntos en el ascensor y Maya apretó el botón.

—Ha preguntado por ti varias veces. —Me guiñó un ojo y sonreí divertido—. La tienes loquita, McMullen.

—Esa era mi intención.

Las puertas del ascensor se abrieron y pasaron dos personas corriendo.

—Cuánta energía por la mañana —comentó.

Salimos del ascensor y vimos a un grupo de gente al final del pasillo.

—¿Qué pasa? —pregunté extrañado.

—No lo sé, pero ahí está nuestra habitación.

Maya aceleró el paso e hice lo mismo. Nos abrimos paso entre la gente hasta que reconocí a Blair sentada en el suelo con una toalla alrededor de su cuerpo.

—¡Blair! —Empujé a uno que estaba delante de mí y me acerqué a ella—. ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

Movió la cabeza rápidamente como si no me reconociera y luego me miró fijamente.

Miller vs McMullen (Edición 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora