NARRA BLAIR
Estaba sentada en las escaleras del segundo piso repasando por décimo tercera vez los apuntes de biología, el último examen antes de que llegaran las vacaciones de Navidad.
—El sistema inmune... —De repente, los apuntes desaparecieron de mis manos en un abrir y cerrar de ojos—. ¿Qué haces? —Me giré rápidamente y vi a Aaron de pie mirándome con esa sonrisa que tanto me gustaba—. Devuélvemelos.
—¿Y si no quiero?
—Vamos, Aaron. —Me levanté de las escaleras y me acerqué a él—. Solo me queda una cosa por repasar.
—Pero si ya te lo sabes todo.
—¡Aaron! —exclamé desesperada e intenté quitárselos de las manos—. ¡Dámelos!
Empecé a dar vueltas alrededor de él intentando quitárselos, pero fue inútil.
—Eres un idiota.
Le fulminé con la mirada y me dirigí al aula. Si no tenía los apuntes, ¿para qué seguir en el pasillo?
Sin embargo, no llegué muy lejos. Aaron agarró mi brazo y me hizo girar hasta quedar mi rostro a pocos centímetros del suyo.
—Rubia, no te pongas así —dijo pasando su otra mano por mi cintura acercándome aún más—. ¿Qué más tengo que hacer para que me perdones?
—¿Sabes viajar al pasado? —pregunté y Aaron negó con la cabeza—. Entonces no tienes nada que hacer.
—Algo podré hacer.
—Devolverme mis apuntes. —Me devolvió los apuntes y sonreí—. Pero no es suficiente.
Me separé de él y empecé a caminar hacia atrás sin dejar de mirarle.
—Miller...
—McMullen...
—Ya te he pedido perdón —insistió.
—¿Perdón por qué? ¿Por fingir que me vas a dar un beso y dejarme ahí con cara de tonta o por hacerlo delante de todo el mundo?
Me paré delante del aula y le miré una última vez antes de entrar.
El enfado se me había pasado hace unos días, pero ver a Aaron arrastrándose por mí a todas horas era bastante satisfactorio.
—Buenos días, chicos —dijo el profesor de biología al entrar en clase—. Sé que es vuestro último examen, pero espero que os salga perfecto.
Se puso a repartir los exámenes y pidió silencio en el aula.
Cuando el profesor me entregó el examen, cerré los ojos durante unos segundos deseando que ese examen fuera mi premio por esos días intensos de estudio.
—Blair tienes que descansar —me repitió Maya por tercera vez—. Te va a empezar a salir humo de las orejas.
—Solo me queda una hoja, lo prometo.
—Eso me dijiste hace una hora y media —contestó cansada—. Ni siquiera has bajado a cenar.
—Ahora bajo a comer algo.
—Han cerrado ya la cafetería.
—Pues mañana desayunaré más.
Volví a centrarme en la hoja hasta que llamaron a la puerta.
Ignoré la puerta esperando a que Maya se levantara.
—A mí no me hace ni caso —escuché a Maya.
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Miller vs McMullen (Edición 2022)
Teen FictionFamilia perfecta. Ciudad perfecta. Vida perfecta. ¿Cómo iba a saber ella que todo podía cambiar en un segundo? De sentirse en la cima del mundo, pasó a caida libre impactando con fuerza contra el suelo y, lo peor de todo, con él. Arrogante, insufr...