La luz del sol se filtraba por mi ventana, ya era medio día. Mis recuerdos volvían a mi mente, y el dolor de mi corazón retornaba a su lugar; cansada de la noche de ayer quería olvidar lo sucedido, pero lástima, algo así no se podía lograr.
Fui al primer piso a almorzar, allí estaban Andrés y mi mamá esperando a que despertara, bajara y comiera con ellos. Aunque tengo que aceptar que me levanté tan tarde que no alcancé a desayunar.
—¿Cómo amaneciste? —cuestionó mi madre tomando un sorbo de café.
—Estoy un poco mejor; pero la verdad, aún mi esencia sigue dolida —respondí sin ánimo.
—¿Por qué? ¿Qué pasó? —preguntó mi hermano sin entender la escena.
Me limité a verlo; sabía que sí le decía alguna palabra, mis lágrimas no aguantarían dentro de mí y saldrían al mundo exterior sin control alguno.
Observé también a mi progenitora intentando comunicarle con la mirada que me ayudara de ésta, —para mi suerte—, lo entendió.
—Emm —dudó—. Ayer Emmy no tuvo una linda noche, ya sabes... Las relaciones de hoy en día.
—Ohh... entiendo, entiendo. —Se acercó hacia mí—. Todo estará bien, pequeñita —musitó.
Y acto seguido, me rodeó con sus grandes brazos.
La situación era extraña. Sentirme tan comprendida por mi familia era algo que no pasaba muy de seguido, pero se sentía bien. Estaba consciente que, si los tenía a ellos dos a mi lado, nada haría que mi sonrisa dejara de existir.
—¡Ven para aquí, mami! —chillé de la emoción, no quería que nada ni nadie nos arruinara el hermoso momento en el que estábamos ceñidos.
Ahora nos estrechábamos los tres; quien nos viera diría que éramos la familia perfecta.
—Bueno, bueno... opino que son muchos abrazos por el día de hoy, ¿no creen? —ironizó mi hermano mientras nos soltaba.
Reímos.
—En poco tengo que irme, quedé de verme con unos amigos —pronunció después de ver su gran reloj de muñeca, el cual le combinaba de maravilla con su apretado suéter azul.
—Yo igual —manifesté.
Antes de irnos, los tres terminamos de comer.
Subí al dormitorio a alistarme. A las 2:00pm me vería con John en el centro comercial a platicar y entretenernos un rato.
Ya lista, decidí llamar al celular de mi mejor amigo para asegurar nuestro encuentro.
— ¡Hola, hola! —contestó.
—¡Hola mejor amigoooooo! —expresé entusiasmada.
—Ya sé que me llamas para lo de hoy, y la respuesta es sí. Te veo faltando 10 minutos para las 2:00pm en la entrada del centro comercial.
—Está bien, besos. —Y colgué.
Después de eso, bajé impetuosa y me despedí de Ana.
Salí, tomé un taxi, y me dirigí al lugar de encuentro: Plaza Mayor.
Al llegar, él ya estaba allí. Justo eran la 1:50pm, así que no me esperó demasiado.
Caminando por el sitio público chismoseábamos todo: Los precios, los productos, la comida, y demás...
—Te quiero mucho —dije sentimental.
—Yo también te quiero mucho. —Pausó—. La verdad, demasiado.
Sonreímos.
—No puedo creer que nuestra amistad ya casi cumpla 14 años, ojalá dure mucho más.
—Lo sé princesa. Te confieso que todo este tiempo a tu lado han sido los mejores de mi vida. Mejor dicho... ¡Perfectos! —Hizo una pequeña interrupción—. En definitiva, sí. De eso no hay duda.
Nos detuvimos.
—Quiero un abrazo —expuse haciendo pucheros.
—Te daré todos los que pidas, princesita. —Y me acogió en su caluroso pecho.
Mientras él hacía eso, a lo lejos distinguí a Richard.
«¡Ohh rayos!»
Nos miraba sin apartar la vista; con lentitud se nos acercaba. Ante aquella pequeña incomodidad, advertí a John.
—No te vayas a alterar —supliqué con calma.
Poco tardó para que mi ex se encontrara delante de nosotros. Se notaba en su frívola mirada que quería privacidad, no quería hablar con los dos, sino solamente conmigo.
—Vámonos mejor de aquí —ordené alejándome del sitio y lanzándole una mirada de desprecio a la persona que una vez dijo "amarme".
Mi amigo me siguió, pero como era de esperarse, Richard también. A punto de alejarnos, ese infeliz me agarró el brazo impidiéndome avanzar.
—¡No la toques, miserable! —amonestó John molesto.
—No te metas, ridículo.
Silencio.
—A ver Emmy. No quiero que te acerques a este pendejo, ni que lo abraces, ni le hagas muecas dulces, ni le muestres de tu afecto, ¡ni nada! ¿Me entendiste? —bufó Richard apretando de mi extremidad.
—¿Perdón? —pregunté malgeniada soltándome de su repugnante agarre—. El único pendejo que hay aquí eres tú, y tranquilo... Jamás se me pasará por la mente acercarme de nuevo a ti, o darte importancia alguna —proseguí.
—No me hagas sulfurar. Sabes que te quiero.
—¿¡Qué me quieres!? —manifesté fuera de quicio—. No seas tan poca cosa para decirme eso, ¿o acaso no te acuerdas de la aventurita de ayer? No seas absurdo, imbécil.
Y acto seguido, le escupí.
—Pequeña calma. Es mejor que nos vayamos antes que se agraven las cosas, no quiero más problemas —protestó compañero.
—Está bien. De todos modos, no quiero perder más mi tiempo con esta basura... Sí, como lo oyeron, ¡basura!
Nos trasladamos lejos de él.
Faltando poco para salir de la edificación escuchamos sus gritos.
—¡Maldita perra, me vengaré! —escandalizó—. ¡Esta vez no te perdonaré lo que me hiciste!
Pero no le respondí; sabía que ignorarlo y excluirlo dolería más que cualquier respuesta verbal.
___________
El silencio dice más que mil palabras.
Y Emmy cada vez más ruda, ¡OMG! :O
¿Cómo se vengará Richard? Eso no lo sabemos...
Como siempre espero un voto de su parte y que lo compartan hasta con su gato, jeje :3 gracias por los que me han apoyado hasta ahora :$ Espero que sigan así hasta el final de la historia.
Los quiere,
GLPR. ❤
![](https://img.wattpad.com/cover/51533930-288-k206021.jpg)
ESTÁS LEYENDO
No confíes. | En físico
Mistério / SuspenseGanadora de los premios #DreamersAwards y los #PremiosGemasPerdidas Emmy Hugsong está cansada de sufrir, de sentirse vacía, sola e incompleta. Lastimosamente la suerte no está con ella, sólo la pisotea. Y cuando pensaba que nada podía estar peor...