Lecciones de vida.

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—¡Sí que me cae mal! —confesó John resignado.

—Lo sé, es estresante. No puedo creer que me haya fijado en él. Uno cuando está enamorado no se da cuenta de muchas cosas —respondí.

—Maldito bastardo, espera y verás... —Me miró fijamente empuñando su mano—. Te juro que sí él vuelve a acercarte, lo mato, ¿oíste?

—¡¿Qué te pasa?! ¿Acaso te has vuelto loco? ¡Cálmate! —grité—. No digas eso ni en broma.

Un par de personas nos vieron impresionados.

—No es una broma. Hablo en serio, es que...

—¡¿Es que qué?!

—Nada, olvídalo. Lo siento, pero él me saca de quicio —dijo con desaliento.

—No te preocupes, todo estará bien.

UNA SEMANA DESPUÉS.

La profesora de Historia estaba hablando; yo estaba distante de la realidad metida en mis reflexiones, hipnotizada por lo desconocido. Para mí era difícil acostumbrarme a mi nuevo puesto. Me tocó moverme porque no quería estar cerca de "mi mejor amiga".

Parecíamos polos opuestos, y eso estaba bien; por lo menos no me desconcentraba en las clases. Tenía que mantenerme como una de las mejores estudiantes de la universidad.

También alejarme de Lina tuvo sus ventajas, debido a que puedo socializarme más, y, por ende, crear inéditos lazos.

Quería explorar a fondo lo que me brindaran las personas, como sus gustos, pasado, pensamientos, creencias... ¡Todo! Todo con el fin de aprender y olvidarme de la realidad, de los problemas.

Tocaron el timbre, era hora del receso, y para aprovecharlo opté por pasarlo con mis nuevas amistades.

Por un lado, estaba Pablo, el chico más extrovertido y divertido de la clase; y Salomé, una chica problemática que le encantaba ser rebelde.

—Emm bueno, tengo una pequeña dinámica para que nos podamos conocer un poco mejor —indiqué al sentarnos en círculo junto a un enorme y hermoso árbol del campus.

—¡Súper! —vociferó Pablo emocionado—. Cuéntanos de qué se trata.

Sonreí.

—Cada uno va a hacer una pregunta filosófica a sólo un miembro de nosotros, y esa persona lo responde con igual índole. En seguida, cambiamos de persona, hacemos lo mismo hasta que nos aburramos, ¿va?

—Va —respondieron al unísono.

—Yo quiero empezar —dijo el único hombre que nos acompañaba—. Salomé, ¿qué es la vida para ti?

Ella se lo pensó un momento hasta que respondió.

—Para mí la vida es una clase de sueño; nunca sabes bien cuándo estás despierto o en un ensueño, es decir, cuando uno está pasando por un mal momento de su existencia a veces quisiéramos que todo fuera sólo una pesadilla, despertar y rendirnos; o, por el contrario, a veces nuestra mente nos juega tan en serio que creemos que estamos ganando su travesura, pero luego, nos despierta el reloj.

Silencio.

—Ahora sigues tú, pregunta lo que desees —invité a Salomé.

—La pregunta es para ti. —Me sonrió—. Mmm... Emmy, ¿tú eres realmente feliz?

Sentí como todos los recuerdos de la niñez —tanto buenos como malos—, pasaron en tan sólo un segundo por mi mente. Jamás en la vida alguien me había preguntado algo así: tan profundo, intenso y sagaz.

—Amm... —dudé— La verdad... No lo soy, pero intento serlo. Creo que ser realmente feliz es muy difícil, ya que bueno, la vida no es fácil; cada día nos da un reto para superar, con el fin de volvernos guerreros para afrontarla como realmente tiene que ser. Opino que, para sonreír, antes se tuvo que haber llorado, y aunque en este momento mi existencia parezca una tormenta inacabable, pronto llegará ese arco iris que anhelo con todo mi corazón.

—Wow —exteriorizó Pablo, algo conmovido por mis palabras.

—¿Qué pasó? —curioseé.

—Es que yo pienso totalmente distinto a ti.

—Y... ¿Qué esperas? —propuso con ansias mi compañera.

—Yo realmente no soy feliz, no por el ideal de Emmy, sino más bien, por disimular. —Silencio—. A ver me hago entender... Sé que parezco un chico alegre, extrovertido, social y todas esas mamadas, ¿pero saben? Cada vez que sonrío falsamente, siento como los vacíos de mi ser se van volviendo más grandes. Cada vez que voy a una discoteca los fines de semana, bailo, tengo relaciones sexuales con cualquier atravesada, sin ofenderlas chichas; y bebo alcohol como si no hubiese un mañana... cuando todo el show acaba y llego a casa, sollozo hasta dormirme, solo por el hecho de pensar en que estoy desperdiciando mi vida en lo que supuestamente me debería hacer feliz.

—Ya sé a qué te refieres... Cada vez que algo suena más fuerte, es porque cada vez está más vacío; así como unas maracas...—expresé.

Los pensamientos nos encarcelaban, nadie hablaba, nadie se movía. Cada quien estaba en su mundo lejos de esta agobiante existencia.

Al rato sonó la campana haciéndonos despertar de aquel recóndito sueño.

En ese instante supe que las apariencias engañaban, y más de lo que creía.

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Ojalá también tú te respondas esas dos preguntas... Espero que eso te ayude para cambiar un poco tu vida, que la llegues a mejorar. ❤

Espero que voten y compartan este libro con todos. :$

Gracias por su apoyo cositas hermosas :3

Los quiere,

GLPR. ❤

No confíes. | En físicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora