Confesiones.

509 61 8
                                    

Inconscientemente tapé mi sentido de la vista con mis asustados párpados. Estaba aterrada de lo que pudiese pasar.

—Ábrelos —ordenó.

Me tomó varios segundos en hacerle caso hasta que lo hice.

—No-no no puede ser —tartamudeé al visualizar quién era realmente.

—Lo siento.

—¿Qué lo sientes? —refunfuñé—. ¿Por qué tú? ¿Por qué me has causado tanto daño? ¡¿POR QUÉ?! —exigí excéntrica.

—Puedo explicarlo.

—¿Explicármelo? ¡Estás loco! —golpeé el suelo frío con una de mis manos—. ¡¿Por qué de todas las personas del mundo fuiste tú el que decidió hacerme daño?! Yo confíe y creí en ti, eras como mi hermano, John. —Al pronunciar su nombre empecé a llorar, algo extraño en mí.

—Ca-cálmate Emmy, por favor —proclamó acariciando mi brazo.

—¡No me toques, desgraciado!

Asintió, pero antes de irse de la habitación me dijo unas cuantas palabras.

—Sé que todo esto es muy confuso para ti, así que esperaré a que te calmes, luego vendré y te explicaré todo. En estas condiciones no me siento listo para tenerte a mi merced. Necesito tomar aire, al igual que tú.

—Púdrete —confesé.

Ya había pasado un largo tiempo. A pesar de eso todavía no aceptaba que "mi mejor amigo" fuera el que me tuviese en esta situación. ¿Qué le hice para merecer algo de esta magnitud? Siempre he sido buena con él, lo he escuchado cuando ha estado mal, también hemos compartido momentos inolvidables y he estado para él en lapsos de oscuridad, entonces ¿por qué me paga así?

Como desearía devolver el tiempo, volver al pasado; justo cuando tenía 8 años, cuando no tenía preocupaciones, cuando no estaba pensando en mi futuro, de qué si iba a tener novio, de qué si iba a pasar el año, o de qué pensaban los demás de mí. Aquel tiempo en que sólo me preocupaba por aprender, por ensuciarme y jugar hasta que mi mamá me lo permitiera. En definitiva, la vida se disfrutaba más de pequeño.

Aquellos tiempos en donde ni el pasado ni el futuro importaban, sólo el ahora, el presente. Sin nada de agonías, ansiedades o estrés, sin nada de presiones o inestabilidades...

—¿Estás mejor? —preguntó con timidez John.

—Eso creo —mentí. Estaba mal tanto física como mentalmente.

—Bueno, entonces es momento de contarte la verdad.

Agaché la cabeza.

—Sabes que tú y yo nos conocimos desde muy pequeños, siempre hemos tenido una buena amistad, y casi nunca hemos peleado. Con el tiempo me di cuenta de la persona tan valiosa que eres. Confieso que con tan sólo pensar en tu nombre me haces el hombre más feliz del universo. No me preguntes cuándo fue que me enamoré de ti, la verdad no lo sé... Fue el tiempo quien me enseñó que tú ya estabas anclada a mi corazón.

Suspiró.

«¿Por qué me contará las cosas desde el comienzo de nuestra amistad?»

—En fin —prosiguió en seguida de ordenar en su mente sus ideas distraídas—, con el pasar de los días te quería más y más, por esa razón es que no quería que sufrieras o que alguien te lastimara, pero no, siempre estaba aquel estúpido que te denigraba con palabras vacías, prometiéndote el cielo cuando a la final te dejaban en el infierno. Y adivina... ¿quién seguía a tu lado, aunque tú misma no lo quisieras?

—Tú —musité.

—¡Exacto! ¡Nadie más que yo! Y no fue solo una o dos veces, no. Fue siempre, siempre que algún cretino te endulzaba el oído con farsas. —Exhaló—. Y a pesar de tantas veces que sucedió, no me importó dejar al lado mis sentimientos sólo para verte sonreír, ¿pero sabes? Todo cambió el día que entró Richard a tu vida; ese día fue cuando más se partió mi corazón. Fue la gota que rebasó el vaso.

—No me hables de él —Interrumpí.

—Lo siento, pero tengo que hacerlo —retomó—. No entendía por qué una chica tan linda como tú, con un interesante intelecto y gran sonrisa se podría fijar en hombres como él... ¿Por qué el mundo actual sólo se fija en una linda apariencia? En serio, para mí eso no tiene sentido alguno. Dime, ¿dónde quedaron las ganas de conocer los sentimientos de la otra persona? ¿Dónde quedaron las ganas de saber de sus aspiraciones? ¿Dónde quedaron las ganas de analizar a alguien a profundidad? Ahora sólo importa el sexo, conocer el cuerpo antes que el alma. Lo que más rabia me da es que luego vienen como víctimas autocriticándose diciendo que por qué lo malo les pasa, que por qué no han podido encontrar a la persona ideal. ¡¿No es obvio?!

—Cálmate, no quiero que te sulfures y te desquites conmigo lastimándome —supliqué—. Sé que en mi vida he cometido muchos errores, he llevado todo a la ligera cuando no tenía que ser así, pero para eso está el tiempo y los errores: Para aprender.

—Emmy, pero en verdad hay personas que se pasan de ingenuas, en especial tú. ¿Por qué nunca te fijaste en mí? Yo que lo daba todo por ti, yo que nunca te dejaría sola, yo que siempre desearía verte feliz, ¡¿ah?!

—No, no lo sé John, yo no controlo mi corazón.

—Pero sí tu mente. ¿Nunca notaste lo enamorado que me tienes? ¿Nunca notaste el trasfondo que había cuando te trataba como una diosa?

—Para. Me das escalofríos —solicité mientras cerraba mis párpados con fuerza.

—¡No Emmy! ¡Tú tienes que amarme! ¡Es tu obligación devolverme todo el amor que te he dado! Ya estoy cansado de conceder cariño sin recibir, ya estoy cansado de fingir una amistad cuando quiero algo más, ya estoy cansado de tenerte cerca pero no poder besarte, abrazarte, decirte todo lo que provocas en mí.

—¡Ya basta! —expresé cuando se abalanzó sobre mí— Te falta un tornillo.

—¡¿Qué demonios está pasando aquí?!

El grito provenía en dirección a la puerta del sótano. Se acercaba con enojo hacia nosotros. Y su vestimenta... Su vestimenta era el mismo traje que tenía hace poco John.

—¿Pero qué carajos? —mascullé—. ¡¿Quién eres y por qué tienes puesto esa ropa?!

—Maldición John, ¿por qué no tienes la máscara puesta? —investigó ignorando mi pregunta.

—Simplemente porque no tenemos que fingir más, Andrés. —Se sinceró "mi mejor amigo".

«¿Andrés? ¿Mi hermano? ¿De verdad?».

—Vale, conste que esto ocurrió por ti. —Se quitó la máscara, y sí, era mi familiar.

__________

Pero qué tensión :O

[Capítulo dedicado para Margie García]

Recuerda darme una estrellita, comentar y compartirlo con tus amigos, gracias por leerme siempre fiel lector.

Te quiere,

GLPR. ❤

No confíes. | En físicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora