Llegué a la estación y me subí al tren. Entonces recibí un WhatsApp del grupo que tenía con Vero y Nazaret. Ninguna era de Madrid, pero entre las tres alquilamos una casa allí. Me comunicaron que ya tenían las entradas para el concierto, me alegró mucho leer aquello.
Me puse los auriculares con música y empecé a pensar.
Justo tres días antes de irme a Madrid, me enteré que Auryn actuaba en la sala Clamores y que aún quedaban entradas, como a mis amigas también les gustaba se lo comenté y me dijeron que podíamos ir a verlos.
Así que me informé por internet, y vi como se podían comprar las entradas, y vi que como online se podía, se lo comenté a mis amigas e hicimos la compra justo tres días antes, parecía mentira pero conseguimos entradas para primera fila tres días antes. Parecía un sueño, íbamos a ver a nuestros ídolos en primera fila.
Tenía muchas ganas de ir a ese concierto, los podría ver perfectamente con mis amigas, y así olvidarme de absolutamente todo lo que dejaba en Castellón.
Aún quedaban dos horas para llegar a Madrid, así que en mi móvil puse a reproducir los dos CD’s enteros de Auryn y me quedé dormida escuchando sus canciones.
Cuando me desperté apenas quedaba media hora para llegar a Madrid, y cada vez tenía más y más ganas de concierto, hasta había soñando con él.
Me encontraba con mis amigas en primera fila, y los chicos nos invitaban a subir al escenario y después nos invitaron a hacer una gira con ellos, y con, ¡Álvaro!, era mi favorito sin duda; esos ojos, esa sonrisa, esa voz… Madre mía, me encantaba ese chico, pero nunca había podido verle, ni a él ni a ninguno, era mi oportunidad, por lo menos para sacarles unas buenas fotos y disfrutar de ellos, de su magia y de sus increíbles voces.
Las ganas que tenía de asistir a ese concierto iban aumentando a medida que yo me acercaba a Madrid, y a medidas que iban disminuyendo las horas para estar allí saltando y cantando junto a ellos. Esto era un auténtico sueño.
