*Narra Dani*
Estábamos en el taxi de camino al hospital y cada vez veía a Álvaro más preocupado. La verdad es que Aza no dejaba de perder sangre de la herida de la cabeza, y el tobillo ya era lo de menos.
Vi como Álvaro tenía a Aza apoyada en su hombro, y cada vez en su camiseta había más sangre. No me gustaba nada todo esto.
Álvaro: Venga va pequeña, aguanta por favor.
Un momento. ¿Álvaro está llorando? Si, había pronunciado sus últimas palabras con lágrimas en los ojos. Nunca lo había visto así y cada vez estaba más preocupado por él y por ella. Durante el viaje, Aza perdió el conocimiento y Álvaro cada vez estaba más nervioso.
Una vez en el hospital, se la llevaron enseguida al box y nosotros nos tuvimos que quedar en la sala de espera un buen rato. Allí decidí llamar a los chicos y contarles que ya estábamos en el hospital y que Aza ya estaba siendo atendida por médicos, pero preferí no decirles nada sobre su estado, para no preocuparles aún más.
Llevábamos un buen rato allí cuando se acercó a nosotros un médico.
Médico: ¿Familiares de Azahara?
Dani: Nosotros. Bueno… amigos.
Álvaro: ¿Cómo esta? Por favor.
Médico: Mejor. Está consciente ya. El golpe ha sido fuerte y ha perdido sangre, pero le hemos puesto un par de bolsas y ya le hemos cerrado la herida. Le vendarán el tobillo que también ha sufrido un esguince y en breve saldrá con vosotros.
Álvaro: Muchas gracias.
Dani: Gracias doctor.
Ante aquella noticia vi como Álvaro se alegraba y la verdad, yo también. No sabía exactamente lo que él sentía por esa chica, pero sabía que si a ella le pasaba algo, él no lo podría soportar. Me di cuenta de que estaba completamente loco por ella.
Al rato vimos como se acercaba Aza por el pasillo y vi como Álvaro se abalanzaba sobre ella para abrazarla.
*Narra Álvaro*
De repente la vi y no pude evitar ir corriendo hacia ella, y cuando la tenía justo delante, la levanté y empecé a abrazarla. Me había dado un susto enorme, y encima todo había sido por mi culpa. No quería que le pasara nada. No me lo perdonaría nunca.
Álvaro: Pequeña no sabes cuánto lo siento. Que susto nos has dado a todos. ¿Estás bien?
Azahara: Si, si, tranquilo. Lo único que me duele un poco la cabeza y el tobillo.
Álvaro: Lo siento pequeña. No quería que nada de esto pasara.
Azahara: Álvaro tranquilo por favor, solo ha sido un pequeño susto. Solo eso.
Y tras darle otro abrazo, volvimos los tres al hotel donde todos se abalanzaron sobre ella para abrazarla. Sobre todo, Vero y Nazaret que estaban casi llorando cuando la vieron bien. Y me pude fijar como Carlos también tenía unas cuantas lágrimas por su rostro que intentaba ocultar.
Después de aquel susto, decidimos cenar e irnos a dormir pronto. Ya habíamos tenido suficiente por hoy, y mañana sería otro día.