Empezó a sonar un móvil. Era el mío. Lo miré y era un WhatsApp de un número desconocido.
*WhatsApp*
Eii Aza, soy Álvaro guárdate mi numero anda que aun no te había hablado. Los chicos y yo hemos dicho de ir a dar una vuelta por la ciudad. ¿Os venís?
Le contesté con un “por supuesto” y quedé con él y el resto de los chicos a las 10 de la mañana en la recepción del hotel. Ahora eran las 9, así que teníamos una hora para despertarnos, vestirnos y bajar a desayunar.
Me levanté de la cama y desperté a Vero y Nazaret. A ninguna de las dos les hacía mucha gracia madrugar, pero cuando les conté el plan de estar con los chicos empezaron a vestirse como dos locas como si el mundo se fuese a acabar en menos de cinco minutos, y gracias a su sorprendente rapidez, en apenas 10 minutos ya nos encontrábamos las tres desayunando. Allí empezamos a hablar. Bueno, más bien, empezaron a hablar ellas, yo estaba un poco ausente.
Vero: ¿No os parece increíble lo que nos está pasando?
Nazaret: Ya te digo. Hace dos días estábamos en su concierto y ahora hemos quedado con ellos.
Vero: Ya ves, esto es alucinante. Se lo contamos a alguien y no se lo cree.
Nazaret: ¿Y qué crees que haremos hoy?
Vero: Dar una vuelta, ¿no? O eso ha dicho Aza cuando nos ha contado el plan.
Nazaret: Si, es verdad. Pero, no sé, ¿dónde crees que nos llevarán?
Vero: No tengo ni idea. Ellos conocen la ciudad, supongo que por eso nos lo han dicho, para que no nos perdamos, o eso creo.
Nazaret: Si, puede ser.
Vero: Esto emm, ¿Aza? Te puedes pronunciar.
Azahara: ¿Eh? Ah, sí, iremos a dar una vuelta.
Vero: Estás un poco en tu mundo. ¿Qué te pasa?
Azahara: Nada, nada. Anda mira, ahí están los chicos. Venga vamos.
Nos levantamos las tres y nos dirigimos hacia ellos. Menos mal que ya habían aparecido, aunque aún no eran las diez me habían salvado, no me apetecía hablar de lo que estaba pensando. O mejor dicho, de quien estaba pensando.
Dani: Ey chicas, ¿cómo os va? ¿Preparadas para salir?
Vero, Nazaret y Azahara: ¡Sí!
Se empezaron a reír todos a la vez, y salimos del hotel dispuestos a nuestra primera aventura juntos.
Entonces se me acercó Álvaro y empezamos a hablar.
Álvaro: Gracias por quedar con nosotros.
Azahara: ¿Me das tú las gracias? No me lo creo.
Álvaro: ¿Qué pasa?
Azahara: jajaja nada, que suena un poco irónico.
Álvaro: jajaja ¿por qué?
Azahara: Porque no puedo creer que uno de mis cinco ídolos me esté dando las gracias por aceptar ir a dar una vuelta con ellos por una ciudad tan mágica como Londres y sin apenas conocernos. ¿No te suena un poco irónico? Debería darte yo las gracias por esta pedazo oportunidad. Pero no un simple gracias, como tú dijiste una vez, un gracias enorme, en mayúsculo, subrayado, en negrita y de todas las formas posible. Gracias por hacer realidad mi sueño de conoceros.
Álvaro ante aquellas palabras se quedó boquiabierto. Pensé que le gustaba, pero enseguida me quise quitar esa idea de la cabeza. Iba a volver a hablarle cuando de repente, y sin darme tiempo a reaccionar, Álvaro me abrazó muy fuerte.
Álvaro: Joder, gracias.
Azahara: ay Álvarito que no aprendemos…
Álvaro: ¿Qué? No te entiendo.
Azahara: Que ya me estás volviendo a dar las gracias jajajaja Recuerda, tu eres mi ídolo no al revés jajaja
Álvaro: En ese caso disculpa jajaja Denada por hacer tu sueño realidad, ¿así mejor? Jajaja
Azahara: jajaja vas aprendiendo.
Álvaro: Por cierto, ¿y esas palabras de antes? ¿Esa descripción del “gracias”?
Azahara: ¿Qué pasa? Soy smiler 100% ¿cómo no la iba a saber? Puedo decir que de los cinco tengo dos pequeñas debilidades muy grandes, y tú eres una de ellas.
Álvaro: Ohh pero que mona eres. Ven aquí pequeña.
Y después de esas palabras, me dio un enorme abrazo y después un beso en la mejilla. Me estaba muriendo de amor.
Álvaro: Por cierto, ¿y quién es tu segunda mayor debilidad?
Azahara: ¡¿Ahh!? Eso es secreto, tendrás que averiguarlo.
Y después de eso empezamos a picarnos y gastarnos bromas el uno al otro.