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"Algo me huele mal" Parte I

Como era de esperarse, tuve dos compromisos que cumplir a la misma hora pero en diferente lugar. Y no solo eso, Andrea me esperaba a las ocho de la noche en el café donde siempre nos reuníamos. Para citarme a esas horas era porque algo se traía entre manos, lo cual me ponía un tanto intranquila.

Me dirigí a la biblioteca para ordenar lo más rápido posible los libros del día para dejar contento al inspector y a Nicolás, que de seguro ya me esperaba con sus manos en el bolsillo sentado en algún lugar predilecto para verme como una sirvienta ordenando su casa. Corrí muy rápido hacia la biblioteca y me encaminé al lugar donde estaban apilados los libros del día. Me sentí mucho más tranquila al darme cuenta que no era mucho lo que debía ordenar. Me disponía a realizarlo cuando note que en una mesa cerca de la pila de libros estaba sentado Nicolás con un libro entre sus manos. Lo que más llamó mi atención fue que en su rostro posaban unos lentes casi iguales a los míos.

-oh, ya llegaste- dijo al verme.

Era extraño verlo con gafas…pero por alguna razón me pareció que con ellos se veía…mmm…aunque no quisiera asumirlo…un tanto atractivo. Esperen un segundo…¿fui yo la que acababa de decirlo?

-¿también usas lentes?- pregunté cuando pasaba por entre los estantes.

-sí, pero son solo para leer- explicó tocándolos con su mano derecha.

Lo miré un poco enfadada ya que ¿con qué derecho se dignaba a llamarme gafitas si él también las utilizaba? Aunque claro, no eran permanentes como los míos.

-¿entonces puedo llamarte gafitos?-pregunté divertida.

-no lo creo- dijo y luego volvió a sumirse en su lectura.

Su sinceridad a veces me irritaba. No lo tomé en cuenta y seguí ordenando lo más rápido que podía.

-¿es que no tienes nada mejor que hacer?- le pregunté desde uno de los estantes.

-no estaría aquí si fuera así- contestó sumido en la lectura. De pronto vi como sacaba una libreta de mano y anotaba algo en ella copiándolo desde el libro. ¿Qué estaría escribiendo? Me quede mirando por largo rato ya que mi curiosidad me ganaba, hasta que subió nuevamente su cabeza para mirarme.

-deja de curiosear y ordena pronto esos libros- dijo indicándome con el lápiz que tenía en mano.

No le respondí y solo seguí con lo que estaba haciendo. ¿Cómo lo hacía para adivinar  todos mis movimientos? No tenía idea de cómo lo hacía, intrigándome aún más. ¿Tendría un sexto sentido?

Miré mi reloj y note que estaba demasiado atrasada para llegar a construir el escenario. ¡Rayos, si faltaba no cumpliría mi promesa con mi personaje! Tomé los libros aún más rápidos y buscando los estantes correspondientes los guardaba sin parar. Me quedaba un solo libro cuando oí la voz de mi acompañante.

-¿por qué tan apresurada?- preguntó curioso.

-tengo otro compromiso al que no debo faltar- respondí guardando el último libro en su lugar.

¡Eso! Lo había terminado. Ahora solo me quedaba la segunda actividad por finalizar. Iba saliendo cuando sentí la mano de Nicolás sobre mi hombro. Me detuve inmediatamente y sin querer mirarlo me quedé quieta esperando su acción. ¿Qué querría decirme?

-cuidado- dijo de forma inesperada- tropezarás si pones un pie adelante-

Miré el suelo y vi un libro botado que de seguro hubiera interrumpido mi paso. ¡Oh gracias a dios!, pensé, estuve a punto de conseguirme un chichón en la frente. Lo miré hacia atrás dándole las gracias. Él solo me hizo señas  con sus manos pidiéndome que me fuera.