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"Misión espionaje al director"

Busqué mi teléfono que sonaba sin parar. Aquella noche no había logrado dormir pensando en Nicolás y Diego Villanueva, así que escuchar ese sonido fue como un alivio para desconectarme de mis pensamientos.

-¿aló?- pregunté.

-¿estás…estás despierta?- escuché decir a la voz entrecortada de Nicolás.

-¿Nicolás? ¿Te encuentras bien?- pregunté al darme cuenta que algo no andaba bien.

-no…yo…estoy acá abajo- contestó. Inmediatamente me puse de pie para mirar por la ventana. Sólo alcancé a ver su silueta.

-espérame ahí- agregué para cortarle. Tomé una chaqueta y mis zapatillas para salir de puntitas de la casa ya que todos se encontraban durmiendo.   Abrí la puerta de mi calle y avancé unos pasos buscando con la mirada a Nicolás que no lo veía por ningún lado, cuando llegué detrás de uno de los arbustos de mi vecino, vi como se me venía encima para abrazarme con fuerza. Algo dentro de mí se movió en ese momento. Comenzó a llorar como nunca presionándome cada vez más hacia él. Su verdad había llegado.

Le abracé mientras le daba palmaditas en la espalda con palabras de apoyo, aunque por dentro sentía que lloraría al verlo sufrir de esa manera.

-esto…esto ha sido muy difícil- dijo entre llantos.

-lo sé, lo sé. Ahora sólo debes desahogarte, estoy aquí-

Una vez que se calmó un poco, le tomé de la mano para ir a la misma plaza de aquella vez que vino a buscarme. Él simplemente se dejaba llevar  con los ojos enrojecidos y la mente perdida. Cuando nos sentamos en una de las bancas le miré al rostro para ordenarle el cabello. Él me observó detenidamente mientras yo realizaba esta tarea.

-¿te encuentras mejor?- pregunté cuando terminé. Él asintió cansado.

-un poco- contestó apoyando su frente en mi hombro.

-¿y tu hermano está bien?-

-digamos que mejor que yo. Debe estar buscándome por todos lados…aunque sabe de antemano que vendría directo a ti- me di cuenta en ese momento que ya le había contado sobre nuestra extraña relación.

-¿qué pasará ahora con tus padres?-

-ellos se quedarán en la ciudad por el momento, en el mismo hotel donde estaban hospedados. Quieren renovar su relación con nosotros…-

-¿renovar su relación?-

-así es- dijo volviendo la cabeza a su lugar- después de contarnos sus razones detrás de su fuga, nos confesaron que han vuelto porque quieren rehacer sus vidas junto a nosotros…lo cual es una completa estupidez después de tanto tiempo…no creo…que sea capaz…de hacer algo como eso. Pero estoy seguro que mi hermano piensa que es una buena idea, por eso salí arrancando de aquel lugar-

-esa decisión es tuya, nadie puede obligarte a hacer algo que no deseas. Piénsalo muy bien, que no es algo que se tome a la ligera-

-lo sé…dios, esto es tan complicado- dijo moviéndose el cabello. Sin saber qué hacer, lo único que se me ocurrió fue besarle en la mejilla. Él se estremeció en ese mismo instante y cuando me alejé me miró un poco sorprendido, luego sonrió-tu pulsera me sirvió de mucho. Cuando llegué al hotel donde se alojan, estuve a punto de irme…pero cuando presione el botón del timbre alcancé a ver la pulsera en mi muñeca, lo que me hizo sentir más tranquilo. En ese entonces sentí que estabas conmigo-

-y lo estuve- dije sonriéndole.

-definitivamente, tú no dejas de sorprenderme- dijo tomándome de las manos para mirarlas como si fuesen algo delicado. Apoyé mi cabeza en su hombro. Así pasamos un buen rato en silencio alumbrados solo por los focos de la plaza. Él aún no me contaba todo lo que habían hablado con sus padres, sin embargo, no insistí ya que no quería que siguiera deprimido. Al rato después, me fue a dejar a las afueras de mi casa mientras caminábamos de la mano. Se despidió de mí con un leve beso prometiendo que intentaría calmarse sin cometer alguna locura, y que pensaría su decisión. Cuando entre a mi cuarto, una angustia inundaba mi corazón, ya que podía sentir su dolor dentro de mí…quería encontrar la forma de ayudarle, pero no había otra manera más que con mi apoyo.