"Oportunidad"

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-Su desayuno está servido- escuché decir a una voz femenina. Abrí mis ojos lentamente encontrándome con los rayos del sol que traspasaban fuertemente las cortinas. Me refregué los ojos con cuidado para buscar la voz. Vi la imagen borrosa de una mucama a los pies de mi cama –ya es tarde, debe levantarse señorita Elizabeth- repitió con amabilidad. Busqué mis lentes para observarla con detalles. Sólo cuando los tuve puestos caí en cuenta que no era mi cuarto.

-¿dónde estoy?- pregunté asustada.

-esta es la casa del señor Diego Villanueva y se encuentra en una de las habitaciones para alojados- respondió amable- tenga, su desayuno- expresó poniéndome una bandeja sobre mis piernas con sumo cuidado.

-oh, gracias- respondí. Inmediatamente la mucama se retiró de la habitación haciéndome sentir realmente pequeña dentro de ese enorme espacio. Suspiré. Ahora recordaba cómo había llegado hasta ahí.

Después de tomar el taxi, arribé en la mansión de Diego Villanueva que me recibió preocupado por mi estado. Invitándome a pasar me llevó hasta una habitación diciéndome que me sintiera como en casa, ya que notaba lo incómoda que me encontraba al interrumpir en su casa. Sin más remedio que aceptar, me tumbé sobre la cama que por tanto llorar me quedé dormida inmediatamente.

Miré mi desayuno con detención. No tenía apetito, así que solo me tomé el jugo con un par de galletas porque sabía que debía comer aunque fuera un poco. Me vestí y bajé las escaleras sintiéndome sumamente extraña dentro de ese lugar como si fuera de la  casa. Era una dimensión completamente diferente. Iba en busca de Diego, pero él no aparecía por ningún lado. Recorrí la cocina, el salón de estar, algunas habitaciones…pero nada. Él no asomaba. Miré mi celular…lo mejor sería llamar a mis padres y a un montón de gente para decirles que estaba bien y darles una explicación. Llegué hasta un salón donde había sillones y me acomodé para marcar.

-¿aló?- pregunté cuando contestaron del otro lado.

-¿Lizie?- escuché decir a mamá.

-sí mamá, soy yo- contesté con miedo.

-¡Lizie, por el amor de Dios, me has tenido con el corazón en la mano desde ayer! ¿Por qué no llamaste? ¿Estás en la casa de Diego Villanueva? ¿Estás bien?-

-lo siento mamá, siento no haberles advertido de lo que haría…todo fue tan rápido que no tuve tiempo y no llamé porque me encontraba demasiado cansada. Y sí, estoy en su casa en estos momentos para que no me persigan los paparazzi, me encuentro bien, así que no te preocupes…simplemente quédate tranquila…sé qué piensas que lo que hice estuvo mal, pero…- iba a decir cuando me interrumpió.

-sé por qué lo hiciste, eres mi hija, te conozco mejor que nadie y te comprendo. Aunque me has asustado, aunque nos has asustados a todos con tu locura, me siento orgullosa. Has hecho más de lo que debías y aún así das la cara por tus acciones. Realmente no sé en qué momento creciste tanto- escuchar sus palabras me sorprendieron demasiado.

-ni yo tampoco…tal vez fue en un pestañeo inadvertido- contesté un poco feliz- ¿Alex y papá? ¿Están enfadados conmigo? ¿Qué hay de Kathy?-

-Alex se sintió un poco desilusionado porque no asistieras a su fiesta, pero estaba sumamente preocupado y sorprendido cuando te vimos en televisión, tanto así que fueron a buscarte de inmediato junto a Kathy al canal de televisión, pero para entonces ya no estabas ahí. Tu padre…bueno, como era de esperarse está enfadado, pero en el fondo sé que está conforme con tu decisión. Todos tus invitados se sorprendieron demasiado. Quien nos aviso sobre tu paradero fue tú amigo, Nicolás. Por suerte el pudo encontrarte para darnos noticias sobre ti. ¿Por cuánto tiempo piensas quedarte en la casa de ese señor? ¿Por qué no vienes a casa?-

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