Prefacio

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Y entonces leí la inscripción que lucía grabada con fuego.

"Te amo más que la sangre que alguna vez corrió por mis venas, más que el aire que alguna vez respiré, más que la ausencia de ti misma que me mantuvo con una pizca de vida aún después de morir."

El libro cayó de mis temblorosas y frías manos, el tiempo ya no era nada, pero... ¿acaso ella ya lo sabía? Un par de ojos me miraron de manera inquieta y el miedo cercenó mis sentidos. Guié a mi cuerpo con varios pasos hacia atrás, lo que volvieron a aquellos ojos expectantes.


El alma de una suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora