Capítulo 19: ¡¡Dios Angélica, tuviste tu primera mamada!!

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Previamente en Buen Chico.

—Ángelica.—digo con voz rasposa, relamiendo mis labios cuando mis ojos la escanean de arriba hacia abajo.

—Cha..—empieza a decir pero la interrumpo cuando sus labios son sellados por los míos, y me corresponde el beso.

Mis manos viajan por su cuello y lo sostienen sin delicadeza, nuestros labios se mueven de una manera fascinante y exquisita, mis manos las tratan por la cadera pero esta vez despacio y sin apuros.

Puedo sentir su lengua en toda mi boca, ella imita mis movimientos tratando de ir a la par conmigo, luego la beso por última vez y me detengo.

No digas nada. —digo tratando de que entienda. —Solo déjate llevar. —expresan mis labios.

Parece que había leído su mente, ella me miró fijo como si no estuviese segura, y volví a mi tarea anterior, esta vez esparcía besos por todo su cuello, oliendo su agradable colonia, pudiéndome casi volver loco, chupaba su cuello, ella no tenía expresión alguna, me confundía.

Trataba de relajarla. Mis labios atraparon los suyos nuevamente, mi lengua viajaba por toda su cavidad bucal, quería explorar y saborear, podía sentir el calor de su lengua, y eso me atraía bastante, pero ella solo seguía mis pasos, era inocente y eso me volvía loco.

El que una mujer sea inocente vuelve loco a un hombre, eso capta bastante su atención, pero no es que todas se vayan a hacer las inocentes, porque los hombres saben las que lo son realmente y las que tratan de serlo. Hay una delgada línea.

—¡¡Dios Angélica eres tan inocente!! —susurro bajo, este es el momento en que había notado que aún estábamos afuera, tomo sus mejillas en mis manos. Ágilmente con la punta de mi zapato cierro la puerta y la invito a que me sostenga y haga lo que hago.

Ella luce perdida y ni siquiera convencida de los pasos que da y hace distancia entre ambos. Ella me mira fijo y camina nuevamente hacia mí estando segura, no intento nada, solo espero a ver lo que hará y que se concentre, solo.. quiero ver que hará.

—¿En serio? —dice como si no lo creyera. — Pués ya verás cuando inocente soy. — finaliza pero no entiendo mucho.

Está muy pero muy cerca de mis labios, justo cuando se para en frente, se muerde los de ella y los humedece con delicadeza, pero puedo ver que me mira con lujuria, y me hace humedecer los míos por igual.

Me besa, lo hace tan deprisa que me sorprende, me besa desesperada y hambrienta por mis labios, toma mi nuca y.. ¡Dios! los pelos de esta se erizan.

Su lengua atrapa la mía repetidas veces con ganas, y luego succiona esta y suelta de ella lentamente, vuelve y la toma entre sus dientes y muerde con agilidez, ni siquiera me inmuto a moverme, porque me gusta, me gusta que me muerda de esa manera, me gusta que mi lengua le pertenezca única y exclusivamente a ella.

De pronto siento un cosquilleo en mi masculinidad, ya me estoy excitando, me gusta.

Yo ahora tomo su cabello y lo pongo de lado, para succionar en su clavícula y succionar y succionar, unos gemidos provenientes de su boca se escuchan, se está excitando, su respiración va incrementando, puedo sentir el latir de su corazón, como si estuviese puesto en mis orejas.

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