Rebecca está en multimedia, este capítulo está dedicado a @flxxwer
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Narra Chase:Había estado un largo tiempo con Becca, ella había dormido en mi casa y conmigo claro, cabe mencionar que fue una noche salvaje. Josh había llamado la noche anterior para decir que llegaramos temprano. Al siguiente día en la mañana emprendimos camino a la casa de Josh.
El viaje entre Becca y yo, fue molesto, aburrido y muy calmado para mi gusto, ella hablaba por el teléfono mientras yo manejaba, a veces me preguntaba si era la misma chica con la cual tenía sexo todas las noches, la que gritaba mi nombre como loca y siempre me pedía que lo hiciera más duro. Decidí subir con las maletas y equipajes a la habitación, después que Josh me entregara las llaves de la habitación mientras Becca se hacía un pedicure y manicure, cosas de chicas.
Subí las escaleras en busca de nuestra habitación entre tantas habitaciones, y estaba distraído, hasta qué llegué al piso indicado y caminaba despacio tratando de averiguar cual nos correspondía.
Mi mirada viajó rápidamente donde podía verse una puerta despreocupadamente abierta con una pequeña luz, casi escondida. El sol estaba fuera, pero aún así el pasillo no estaba deal todo iluminado. Mi chase curioso se desató y quería averiguar que pasaba.
Caminé con pasos firmes dejando las maletas atrás para luego caminar tratando de amortiguar el sonido de mis botas, Saint Laurent regalo de Becca. Tomé la perilla con mis manos y le di una suave palmada a la puerta despacio, sólo un poco haciendo el mínimo ruido posible.
Pero lo que mis ojos vieron fue todo, menos lo qué esperaba. Una chica de piel pálida estaba frente a mi, claro ella no me veía, su cabello color marrón estaba recogido, tenía puesto unos bikinis y estaba buscando el top de arriba qué le hacía falta, disfrutaba verla buscar su top, estaba desesperada y chillaba molesta, diciendo cosas que solo se podían definir como balbuceos.
Su espalda desnuda dejaba ver claramente una serie de lunares que se esparcían por ella. Sus piernas eran cortas pero hermosas y estaban bien depiladas, Dios esta chica tiene cuerpo de Diosa y sé que ni siquiera lo sabe. Finalmente encontró su top o sea lo que cubriría sus senos y se lo puso, recuerdo cuando con ella fue que aprendí que se llamaba así. Después buscaba ropa y se la ponía encima de su bañador.
Sabía quien era ella, desde el primer momento en el qué me puse de pie aquí, reconozco su hermoso cabello marrón, piel qué necesita ser más expuesta al sol y sus piernas y entonces recordé aquella noche.
Ella pensaba qué no la estaba viendo, recuerdo cuando me dijo que no viera nada y tomé la toalla, la cubría para no verla, incluso le dije que ni me interesaba verla, recuerdo qué reí y cerré los ojos, pero después los abrí y ella estaba muy ocupada como para darse cuenta, pués como hombre qué soy confieso qué todos los hombres decimos eso, cuando en realidad vamos a ver.
Un hombre no debe decir exactamente lo qué piensa, y probablemente haga lo inverso a lo qué dijo, bueno eso no pasa en todos los casos.
Desde de ese día las cosas cambiaron, pensaba en ella, Ángelica, a ella le gustaba ser llamada por GiGi pero no me gustaban mucho los apodos y decidí llamarla por su nombre.
Era tan bella con sus ojos cafés, labios rosados y piel de ángel, la verdad es qué era muy hermosa y no sé qué ha hecho con Chase Hoult, mis amigos dicen qué últimamente ando muy raro.
Era una escultura de mujer, cuanto deseaba tenerla entre mis piernas y miembro, y qué gritara mi nombre y poder halar de su hermoso cabello.
¡Dios!
Mi miembro ya estaba erecto y eso que solo pensaba en ella, debía controlarme.
La verdad es que para ser sincero las mujeres tienen la mejor posición, a ellas no se le erecta el pene cuando ven a un hombre caliente, solo se le erectan los pezones y su vagina lubrica un aceite, eso es sencillo, fácil de tratar y además no se nota con tanta facilidad. Si, de algo me ha servido la clase de educación sexual.
Me doy cuenta qué ya es tiempo de irme, me sumergí tanto en mis pensamientos que ni siquiera recordaba qué ella permanecía aquí, ya debía irme, le eché un último vistazo y soltaba su cabello.
Como si por arte de magia se tratase apareció su habitación y estaba cerca de la mía. Caminé pasos atrás, tomé las maletas qué había dejado anteriormente y las llaves para girar la perilla y entrar a nuestra nueva habitación.
—Debo descansar. —dije para mi mismo cuando estaba sólo, lanzando un suspiro.
Narra GiGi:
—¿Hay alguien ahí? —dije posando ambas de mis manos en el umbral de la puerta, tomándome como sostén, asomando únicamente mi rostro para poder ver si había alguien ahí, pero sólo tuve como respuesta el sonido de mi voz y un pasillo oscuro.
Creía haber escuchado un ruido. —Ya estaba delirando.—debía descansar.
••••••
El ruido de mi teléfono me hizo despertar de mi siesta de.. 3 horas, si. Me arrastré vagamente por el suelo, literalmente. Ni siquiera recordaba donde lo había dejado tirado. Luego de que sonara y dejara de sonar, y sonara y dejara de sonar y sonara y dejara de sonar, lo encontré.
Mi cabello lucía enmarañado parecía no haber visto cepillo en hacía meses, luego de qué el terrible tono de mi celular explotara en mi cabeza, atendí.
—¿Bueno?—atiendo confundida llevándome el teléfono a mi oreja.
—Ángelica Amelia Scodelario Russet ¿Se puede saber donde has estado? —pregunta Zach exaltado.
¡Jajaja ay mi Zach, pobrecito!
—Estoy bien, acabas de levantarme de mi siesta.—digo risueña, frotando mis ojos creo que tanto dormir me ha dejado ciega.
Escucho cuando Zach intenta decir algo pero es interrumpido y se escuchan voces y cosas como: ya cálmate, cállate.
—¿Pasa algo? ¿Zach?—pregunto sin entender.
—Tasha dice qué vengas de inmediato sino subirá a buscarte.—me dice.
—Dile qué no tengo problema con ello. —digo para después colgar el teléfono sin importancia alguna.
Cepillaba mi cabello cuando un sonido proveniente de fuera me hace estremecer, dejo de hacer lo que estoy haciendo y me dirijo hacia la puerta.
Tasha no tardó ni un segundo.
La puerta es tocada nuevamente pero esta vez con más urgencia.
—¿Quién es? —pregunto cuando pongo mi mano en la perilla sin antes abrir.
Nadie me responde solo se escucha la pesada respiración de alguien, pero.. ¿Qué tal si me quieren raptar? ¿O vender mis órganos para alguna clase de experimento? Está claro que cuando estoy sola no pienso nada bueno.
Giro la perilla decidida pero lo qué mis ojos ven no es posible de creer.
—Ángelica.—dice su rasposa voz, relamiendo sus labios cuando sus ojos me escanean de arriba hacia abajo. Se ve tan relajado, en su mirada hay una mezcla de señales que no puedo descifrar.
—Cha..—empiezo a decir pero soy interrumpida cuando mis labios son sellados por los suyos, y le correspondo el beso.