¡¡Amores de vida!! Los extrañaba, no sé si muchos leen esto, pero quiero avisarles qué he estado ocupada hasta no poder más. Probablemente ni les interese lo qué me pasa, pero mis deberes y esas cosas me han tomado por completo, son casi las 12 de la noche aquí y tendré que levantarme 4 horas después, estoy entusiasmada con esta novela y quiero qué la disfruten tanto como yo, y también quería decirles que no tengo día de actualización, voten mucho y comenten PLEASEE, las amo. -All the love.
──Vayamos por un helado. ──dice Zach dirigiéndose hacia a un chico vendiendo helados.
Cuando le confesé a Zach que me estaba enamorando de Chase su semblante cambió, para uno más serio, me asustó un poco pero, luego entendí qué solo trata de protegerme.
Digamos qué no me lo dijo exactamente, sino qué debía pensar bien las cosas, y no confundirme, qué tal vez sea otro sentimiento como gustar o atracción y yo pienso estar enamorada.
Para ser franca luego de qué él me dijera eso, siento qué de algún modo tiene razón; tal vez yo solo esté confundida y no sepa aclarar mis pensamientos, ya debería aprender a como saberlo hacer y aprender a controlar mis sentimientos.
Zach da pasos más rápidos y largos qué yo, aunque intento alcanzarlo no voy a su paso, finalmente lo puedo alcanzar pero es en vano, porque ya hemos llegado.
──Yo invito. ¿Vale? ──dice Zach haciéndome entender qué la próxima invito y pago yo.
──Quiero un helado de vainilla. ──le informa al chico. Zach y yo estamos parados en frente del vendedor de helados. ──¿Qué sabor quieres tú? ──dice ladeando su cabeza en mi dirección.
──A ver.. ──digo inclinando mi cabeza un poco para poder ver mejor, estando de puntillas y llevando mi dedo índice a mi mentón, como quien está pensando. ──Quiero chocolate. ──digo decidida.
El chico de algunos 24, nos extiende lo pedido anteriormente y yo disfruto de mi helado, mientras Zach le paga y espera el cambio de vuelta.
Dejado ya atrás, el chico y carrito de helados, Zach y yo vamos a paso lento y lo agradezco.
──No entiendo porque te gusta eso. ──dice frunciendo el ceño y hace una extraña mueca, mirando a mi helado.
──¿Esto? ──le pregunto si se refiere al helado.
──Si, quiero decir ¿A quién le gusta el chocolate? ──pregunta confundido.
Yo largo una carcajada, luego lo miro seria, frunzo el ceño y le digo:
──La pregunta es ¿a quién no? ──digo irónica e íncredula. ──De todos modos tú siempre escoges vainilla. ──le digo.
──Bueno, si, pero ese no es el caso. ──finaliza.
──Debemos irnos ya, se hace tarde. ──dice mirando el reloj qué lleva en su muñequilla.
Justo en ese instante, es cuando puedo ver la belleza encima de mi cabeza, un cielo de tonos rosados, morado y amarillo recubren el cielo, sintiéndose y podiéndose ver la hermosa época veraniega.
Es completamente hermoso, pero cuando el cielo está así, quiere decir una sola cosa y es qué ya es hora de irse.
──Si, claro. ──respondo apresurada.
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El camino de vuelta a casa fue un poco más largo, ya qué hicimos una parada inesperada, (un tanto esperada por mi), en The Chocolate House, obviamente su nombre ya lo dice, Zach por supuesto como me ama, me compró una caja de bombones, ¡ay es qué por eso lo quiero tanto!, siempre me complace.