Sabía que realmente había herido sus sentimientos, de eso no cabía duda alguna. Soy hombre y como hombre que soy, tengo que admitir que por ley todos los hombres somos idiotas. También tengo que admitir que todos los hombres somos iguales, ya que todos decimos 'No todos somos iguales' entonces realmente, si nos hace ser iguales.
Cada vez que miro su rostro se que se decepciona, que la lastimo, pero tengo muy claro que soy un cabrón que no le hace saber que lo lamenta, siempre sucede así. Desde que conocí a Ángelica sabía que ese rostro dulce nunca se borraría de mi mente, y que pensar en ella me haría sonreír como estúpido, aunque ella no lo notase.
Si, la verdad nosotros los hombres tenemos esa característica de no mostrar muy a menudo nuestros sentimientos, pero sabía que con ella aprendería a hacerlo, pero tampoco se me olvida el hecho de que tengo 'novia'.
Cuando subimos al auto abre con ira y desespero la puerta, luce inquieta, pero sobre todo enfadada. No espera a que saque mi 'Caballerosidad interior' y entra al auto con descuido. La cólera y la molestia que azotan en su cuerpo me dicen que no me dirigirá ni media palabra. Abro la puerta de mi auto y una sonrisa aparece en mi rostro. Debo parecer idiota.
Si algo tenía yo, era que había examinado y estudiado cada cosa de Ángelica, cuando digo cada cosa lo digo en serio. Se que cuando está super fastidiada solo pone cara cortante, también frunce el ceño, pero solo lo hace cuando está realmente molesta, y yo que soy siempre un cabrón le pregunto que pasa o anda por su cabeza, esto ya es algo normal. Se que cuando está molesta y le pregunto que pasa, prácticamente su dragón interior sale a flote.
Es lenta, muy tonta e inocente, también admito que a veces puedo llegar a darle escalofríos con lo duro y penetrante que puedo llegar a ser con mi mirada. Veo muchas veces el temor en sus ojos, pero realmente soy así. Me sorprende el hecho de que sea tan dulce y tierna, y que le irrita cuando le dicen que lo es, pero realmente es así. Recuerdo cuando le hablé a un tipo de la escuela para que investigará acerca de ella, le dije que si no investigaba lo necesario le patearía el culo, de una manera muy fea, literalmente.
Dicho y hecho, él chico me investigó nombre, edad, carrera, dirección, nombre de amigos, lugares a los que llegaría a salir, número telefónico y todo lo demás. Hay ciertas cosas que por ejemplo que yo le preguntaba, porque tampoco andaría como un loco obsesionado, no pués ni lo soy.
Ese mismo día le envié alguno que otro mensaje, y luego más traviesos, pero por dios, es Chase de quien hablamos.
Buena Noches, Preciosa.
Luces tan sexy en ropa interior, en serio siquiera me vieras como esta mi amigo, tendré yo solito que bajarme mis ganas. Buenas noches, preciosa. Ah casi lo olvidaba lindo pijamas.
Tampoco olvido cuando esos idiotas amigos de Tyler querían violarla y hacerle daño, mi pequeña. Todo esto que pienso ahora es la más pura verdad. Ese día mi pene estaba tan erecto que dios, tuve que recurrir a otros recursos. El primer beso, eso fue mejor que cualquier sexo que haya tenido en mi vida, me aferraba en lo tiernas y pequeñas que eran sus manos y suaves, solo las imaginaba debajo de mi.
Solo pensar en el simple hecho de desvirginarla y follarla, me volvía loco. Tenerla entre mis piernas y que gritara mi nombre, rozar su sexo con mis dientes, labios, boca, mi pene. Dejar repartido besos por su feminidad, viajando con mis dedos por cada mínima parte de ella, hacerla saber que es mía, que no escapará, hacerle el amor, hacerla sentir querida, halarla del cabello, sentir su aroma, sus manos suaves y cálidas. Deborar sus labios, besarla con ternura y que ella me besara.
Mi chica era hermosa, preciosa.
El tiempo había pasado y finalmente había logrado salir de mis cavilaciones, llevábamos acerca de una hora, ahora no lucía molesta, su enfado se había esfumado pero sin embargo ella no había pronunciado palabra alguna. Me fue imposible no mirarla, ella siempre logrará captar mi atención. Sonreí en tan solo pensar que pararía en un manicomio.