¡Prólogo!

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Justo después del ocaso; cuando toda Konoha estaba bajo la oscuridad de aquella noche tempestuosa; la mayoría de los habitantes yacían resguardados en sus hogares, y solo algunos ninjas patrullaban la aldea.

Dos pequeños niños de no más de ocho años; se dirigían bajo la lluvia, a su hogar, el distrito Uchiha. Después de un largo y arduo día de entrenamiento, en la Academia ninja.

Sus pisadas hacían eco en los charcos, así como las gotas al estrellarse en el suelo. Sus pasos apresurados se detuvieron en seco al llegar a la entrada de sus territorios.

Ambos soltaron el aire contenido en sus pulmones al ver la sangre unirse con el agua y el barro a sus pies; el horror era palpable, en aquellas miradas.

La niña de cabellos rosáceo mordió su labio inferior para contener algún ruido que deseara salir de ellos; observó al niño delante de ella, su rostro estaba completamente desfigurado ante aquella escena tan espantosa.

El peliazabache lleno sus pulmones, y soltó todo el aire contenido de una manera escandalosa intentando calmar los desenfrenados latidos de su corazón, miro atrás a la niña, para ambos retomar así su camino a la casa de los patriarcas.

En todo su lento caminar no dejaron de contemplar cuerpos inertes, en charcos de sangre. Habían adultos, ancianos y niños. Había sido una completa masacre.

Subieron los pequeños escalones de la casa de los patriarcas, con el corazón desbocado. El niño a pesar de estar completamente mojado debido a la lluvia sentía el sudor frío recorrer cada una de sus manos.

Caminaron hasta la estancia privada, donde los mayores pasaban la mayoría del tiempo leyendo papeles y pergaminos.

Se detuvieron justo en la entrada la cual siempre estaba cubierta por gruesas cortinas; ambos llevaron la mirada al suelo por inercia y contemplaron el líquido carmín que provenía detrás de estas.

Ambos sintieron el estómago revolverse, cuando apartaron las telas y contemplaron a los patriarcas sin vida en el suelo.
Una lágrima imprevista bajo por la mejilla de la niña; fijo su vista en el abanico del clan en la espalda del niño frente de ella, pero no noto lo afectado que estaba en ese momento.

Cuando camino hasta llegar a su lado contemplo en la sombras al causante de aquella masacre; lo miro de arriba hacia abajo, y no pudo apartar la vista de la sangre en la katana.

—Sasuke

La piel del pequeño se erizo; alzo su vista, y contemplo a su hermano mayor en la sombras de la habitación.

—¿Por que?— preguntó la pelirosa sin apartar la vista de la katana.

—Eso ya no importa, Sakura.— susurro sin dejar de ver a su pequeño hermano —Sasuke.

Volvió a llamarlo; el muchacho meneaba la cabeza negando; no comprendía porque su hermano había echo tal atrocidad.

—Eres un maldito, Itachi— susurro dolido —Te odio.

—Tu odio no es suficiente Sasuke— hablo —En estos momentos eres una deshonra para clan; eres débil.

Solo esas palabras bastaron para hacer enojar al niño, el cual corrió hasta su hermano para enfrentarlo.

Su hermano detuvo ese y los demás golpes, sin necesidad de hacer gran esfuerzo.

La pelirosa miraba los cuerpos sin vida sin poder moverse, se sentía desorientada en ese momento, seguía sin creer la escena que tenía enfrente.

—Sakura

Alzo la vista al escuchar su nombre; fijo la vista en la banda ninja del mayor, el cual tenía una raya, echa por Sasuke con un kunai.

Volteo su vista con rapidez y encontró al menor inconsciente en el suelo.

—¿Porque lo hiciste?

—Llega un momento donde debes tomar ciertos riesgos y decisiones

—Y ¿Cuales son las tuyas?

Las palabras de la niña quedaron en el aire, cuando fijo su vista en los ojos carmín del mayor.

Su pequeño cuerpo cayó al suelo, el azabache contemplo a ambos niños inconscientes y se fue.

Chunin - (SxS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora