I - Formación de Equipos

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La pequeña niña corría todo lo que su cansado cuerpo le permitía; se negaba a perder lo único que le quedaba, y más amaba.

Apenas estaba aprendiendo a detectar algún chakra, y sintió el de su madre unos metros adelante.

No sabía que hacer, cuando se percató de otra presencia que no conocía; sintió tanto miedo que se petrificó unos instantes.

Sus manos y piernas temblaban ligeramente, su madre estaba en problema y ella era tan pequeña que en ese momento se dio cuenta que no era de gran ayuda.

Soltó un suspiro y comenzó a caminar a paso lento pero seguro a donde estaba su madre y aquel hombre que la acompañaba.

Se escondió detrás de unos arbustos como sus maestros le habían enseñado y escondió su chakra como siempre le indicaban.

—¿Dime donde esta?.

—No lo sé, la única persona que sabía del paradero de los ojos; era mi difunto esposo.

¿Ojos? Serían aquellos que su padre le había enseñado; aquellos que estaban en el valle del fin, cerca de la aldea oculta de la hoja.

—No colmes mi paciencia Mebuki; no creo que algo tan preciado se haya ido a la tumba sin siquiera un escrito.

—Mi esposo nunca habló de sus asuntos privados conmigo— la rubia sonrió irónica —No veo el problema que lo saques del hoyo donde lo enterraste y se lo preguntes.

La niña ahogo un grito cuando su madre fue golpeada por aquel hombre.

—No sirves para nada Mebuki; después de tu muerte me divertiré con tu pequeña hija.

—No te atrevas.

La pequeña aguanto la respiración al ver a su madre ser atravesada por aquella Katana que estaba oculta bajo el ropaje del hombre.

—Ya no estarás para detenerme Mebuki.

Escupió su cuerpo moribundo, antes de irse y dejarla agonizando.

Antes de salir de su escondite se cercioró que el hombre no estuviera cerca, cuando lo confirmo camino hacia su madre con los pies temblorosos.

La rubia la miro con sus ojos blanquecinos, ya estaba perdiendo la vista.

—Mi bebé— Habló con dificultad debido a la sangre en su garganta —No quiero que llores por mí.

—Me prometiste que no ibas a morir— sollozó tomando la mano de su madre para guiarla a su mejilla y sentir su momentáneo calor.

—Ojala pudiera cumplir esa promesa mi amor... Solo no olvides que te amo...

—Yo también te amo mamá.

La mujer tosió al ahogarse con la sangre, sonrió con sus casi inexistentes fuerzas.

—¿Recuerdas el camino a Konoha?— la pequeña asintió en sollozos, y susurró un casi inaudible 'Si'  mientras veía los ojos de su madre cerrarse —Entonces ve con Shisui, él sabrá que hacer...

Su madre dejó de hablar por la falta de oxígeno; miro la mano caer al suelo causando que su sangre salpicara en su rostro. Y lloró al darse cuenta que estaba sola, había perdido a su madre...

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Soltó un sonoro suspiro cargado de rabia y melancolía, limpio una lágrima rebelde que había bajado por su mejilla. Apretó los labios con fuerza debido a la impotencia que sentía cada vez que recordaba a aquel hombre arrebatarle la vida a su madre.

Fijo la vista fuera de la ventana y se percató de lo tarde que era, ese día iban a asignar sus equipos y aunque no deseaba ir, tampoco quería que se disgustaran por su falta.

Se levantó y fue por algo ligero de comer, su repentino recuerdo le había arrebatado el apetito.

Mientras desayunaba tocaron a su puerta lo que le resultó completamente extraño.

Abrió para encontrarse una figura no conocida, era un ambu del Hokague.

—Sakura, Hiruzen Sama requiere tu sola presencia.

La peli rosa solo asintió para luego ver desaparecer al hombre frente a ella.

Ella trataba lo más posible de no ir con el Hokague, ya que él siempre intentaba remover sus viejas heridas; y el echo que fuera sola le ponía los pelos de punta.

Sasuke siempre la acompañaba en cada una de las reuniones que se realizaban, y no entendía porque esa era la excepción.

Al final no le dio importancia al asunto y se fue rumbo a la Academia, y cabe destacar que ya era algo tarde.

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Se distrajo en el camino, ya era algo habitual en ella, el echo de que Sasuke casi no hablará había causado que ella se mantuviera metida en sus recuerdos.

Se detuvo al sentir el chakra de su amiga rubia, está venía con su habitual sonrisa percatándose de que la rosácea la estaba esperando.

—¡Sakura!.

Corrió hasta ella para llegar a su lado y ambas comenzar a caminar.

—Pensé que iba a ser la última en llegar ¿A que se debe tu retraso?

La chica negó con una ligera sonrisa, en las palabra de Ino había algo de sarcasmo, todos sabían de su afición por llegar tarde.

—Lo de siempre ¿Y tu?

—Estuve con Hiruzen Sama — dijo borrando su sonrisa —Fue una conversación interesante, y llegará tu turno.

—¿Mi turno?

—Si, tengo entendido que debes ir... Y antes que me preguntes él mismo me lo dijo.

—Lastima que tendré que ir...

Ino río, sabía que a ella no le gustaba ir con el Hokague y claramente estaba enterada del porque.

Se mantuvieron en silencio hasta que llegaron al aula a solo minutos de que llegara Iruka Sensei.

Ambas fueron a saludar a Hinata, para después cada una sentarse en sus respectivos lugares.

—Buenos días, los quería felicitar por haberse graduado de la Academia, me siento muy orgulloso de ustedes— Iruka les sonrió para luego caminar hasta el centro del lugar para tener su vista en los alumnos —Como bien saben, cada uno de ustedes serán asignados a grupos de tres, y serán guiados por un Jounin, después que nombre sus equipos deben esperar aquí a su Sensei... Equipo 7, Naruto Uzumaki, Sasuke Uchiha y Sakura...— Iruka callo repentinamente al ser interrumpido por Naruto

—¡Iruka Sensei! ¿Porque un ninja tan brillante como yo, tiene que estar en un grupo con un Dobe como Sasuke?— dijo colocándose de pies

—Naruto— dijo Iruka llevando su mano a la frente —Eres uno de los peores estudiantes, Sasuke y Sakura tienen las mejores notas de la clase, y como necesitábamos equilibrar los grupos; estás con ellos, así que si me permites continuaré.

—Ya siéntate tonto— dijo Sakura tomándolo por el brazo haciendo que se sentara.

—Entonces continuó. Equipo 8, Shino Aburame, Kiba Inuzuka y Hinata...— Iruka volvió a callar al ser interrumpido nuevamente por Naruto.

—¿Porque colocaron a Hinata con el baka de Kiba?— volvió a gritar Naruto levantándose.

—Naruto puedes dejar de interrumpirme, ya te dije la razón.

—Naruto siéntate— dijo nuevamente la chica mientras tomaba el brazo del rubio.

—Finalmente Equipo 10, Shikamaru Nara, Chōji Akimichi e Ino Yamanaka.

—¿Es enserio?— grito la rubia ¿Porque con ellos?.

—No lo volveré a repetir señorita Yamanaka— la rubia solo cruzó sus brazos a manera de derrota. —Les agradezco esperen que sus Sensei vengan por ustedes.

Y sin más salió del aula dejando a los estudiantes en sus asientos esperando.

Chunin - (SxS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora