Capítulo 1

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Les contaré un poco de mí, me llamo Ignazio Boschetto, vivo con mi madre, y mis dos mejores amigos, Piero y Gianluca, en un pequeño país de Centroamérica llamado Costa Rica, pero somos Italianos. Llevamos en Costa Rica cerca de 6 meses y medio. He tenido tres novias en Italia, y estuve conociendo a una chica de Costa Rica, pero siempre surgía un gran problema, me buscaban por mi dinero. Sí, no tengo nada en especial, solo que, gracias a mi madre, tenemos mucho dinero, entonces ya no se sabe quien te quiere por lo que eres o por lo que tienes. Al parecer nunca podré tener una chica que me quiera por lo que soy.

Me encuentro en la librería del Mall más cercano a mi hogar con mi buen amigo Piero, hemos estado buscando por todo el lugar algún libro de nuestro interés, pero es una pérdida de tiempo. —Oye Ignazio —dijo Piero— iré a fijarme al otro pasillo, para ver que libros hay, tú fíjate en ese estante que está allá.

Me señaló un estante color café, en el cual, una chica estaba revisando varios libros. Me aproximé al estante y comencé a ver los libros que estaban ahí, pero nada que me llamara la atención. De pronto, siento un golpe en mi brazo izquierdo y me volteo para ver de donde provenía dicho golpe.

—Lo siento mucho —dijo la chica que vi unos minutos antes— no te vi. Miro su cara y me doy cuenta de lo hermosa que es, cabello castaño claro, ojos cafés, cejas tupidas y bien delineadas, una hermosa sonrisa con unos frenillos en ella, simplemente hermosa.

—Tranquila —le dije tímido— no te preocupes. Ella me dio una hermosa sonrisa y se dirigió a pagar el libro que había escogido. A lo lejos escucho a Piero llamarme. —Ignazio, tenemos que irnos, Gianluca nos necesita en casa. Piero nota que mi cuerpo está presente, pero mi mente no.

—Ignazio hazme caso —dijo Piero casi enojado. —Lo siento, es solo que acabo de ver a una chica tan hermosa que me quedé paralizado —le dije. —En serio —dijo Piero interesado— muéstrame, quiero verla. —Mírala, es aquella de chaqueta café, la que está en la fila.

Piero la observa de arriba a abajo y se ajusta los lentes, luego me vuelve a ver, pero no dice nada.

— ¿Verdad que es hermosa? —le pregunté. —En efecto, amigo. Es muy linda —dijo él, y añadió—: Ve a hablarle. Ese hombre estaba demente si creía que yo me iba a acercar a ella y hablarle, apenas la conocía, iba a pensar que yo estaba loco. —Estás loco —le dije— va a pensar que estoy desesperado, a lo que respondió Piero —Entonces vayámonos de aquí, que en cualquier momento puede notar que la estamos acosando. Nos fuimos, y la verdad, me sentía triste, ya que nunca más la volvería a ver.

Rato después, llegamos a casa y estaba Gianluca, con su novia Ivannia sentados. —Gianluca, Ivannia, les quiero contar que Ignazio se ha enamorado de una chica que jamás en su vida volverá a ver —dijo Piero con toda la maldad del mundo.

—Vamos Ignazio, sabes que debes tener cuidado con las chicas, ya no se sabe en quien confiar —dijo Ivannia. —Lo sé chicos, tranquilos fue solo amor a primera vista —dije decepcionado. —Gianluca —dijo Piero— ¿dónde está la empleada?, muero de hambre.

Está limpiando la casa —aclaró Gianluca— mañana viene mi mejor amiga, de la que tanto les he hablado, pues tenemos que hacer un trabajo enorme para al Universidad, es muy bonita, ya la conocerán, de hecho Piero, a ella le encanta leer también, seguro se llevarán muy bien  dijo Gianluca.

—Claro, quizá y seamos más que amigos y ya no siga soltero —dijo Piero riéndose un poco. No lo creo —interrumpió Ivannia— la conozco muy bien, es dura de conquistar. —Me encantan los retos —dijo Piero.

—Ignazio, pon los pies en la tierra, por favor —reclamó Gianluca. —Lo siento chicos, es que de verdad debían ver su cara, tan angelical, no exagero.   —Si amigo pero debes olvidarla, como si nunca hubieras visto chicas hermosas en la calle —dijo Gianluca. —Ninguna como ella, te lo juro— añadí.

Ya era de mañana, y Gianluca andaba como loco por toda la casa, esperando que todo estuviera preparado para recibir a su amiga, mi madre estaba preparando el almuerzo para más tarde, Piero estaba en su cuarto leyendo el libro que compró ayer y yo estaba sentado en el sillón tomando un rico chocolate. Gianluca seguía recogiendo su ropa del cuarto, cuando de pronto sonó el timbre, era su amiga.

—Rosa —gritó Gianluca— abre por favor, debe de ser Natalia. Rosa, nuestra empleada, se aproxima a abrir la puerta mientras yo sigo tomando chocolate en el sillón. Rosa abre la puerta y escucho un ''buenos días'' con una voz dulce. Para mi sorpresa, vuelvo a ver a la chica, y de pronto, siento un sudor recorrer mi frente, mis manos se sienten mojadas y dejan caer al piso el chocolate que estaba tomando, mis ojos están abiertos como platos, siento como mi cara se pone roja como un tomate y mi pecho se apreta, Rosa corre rápido a limpiar el desorden que he provocado, simplemente mi mundo se detiene y quedo paralizado. Era ella, la chica de la que tanto he hablado desde ayer, la chica que, aunque suene tonto, me dejó boquiabierto con solo una mirada, era ella, la chica que pensé que jamás la volvería a ver, y es la mejor amiga de mi amigo, estuvo tan cerca pero tan lejos al mismo tiempo de mi que no lo podía creer.






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