Capítulo 11

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Entramos al cuarto y la única luz que había era la de la lámpara que estaba en la mesita de noche. No entendía que estaba pasando, pero no me importaba entenderlo, por fin Natalia se estaba entregando a mí.

*Natalia

¿En qué momento empezó todo esto? Pero no me importa, no me importa nada, solo quiero disfrutar el momento. Me desconozco, nunca me había entregado a alguien que yo considerara mi amigo, pero con Ignazio, es diferente.

Ignazio me pone de espaldas y comienza a besar mi oído lentamente, no puedo evitar cerrar mis ojos.

—Nati —dijo Ignazio en mi oído— eres hermosa.

Sus labios rojos y carnosos bajaron a mi cuello, ya no aguanto más, quiero tener a Ignazio solo para mí, en este momento.

Decido voltearme para quedar cara a cara con él y presiono mis labios con los suyos, un beso que pasó de dulce a pasional. Ignazio recorre con sus manos mi espalda y se posan en mis caderas, masajeándolas lentamente.

*Ignazio

Quiero quitar todo aquello que nos impida ser uno solo, la ropa.

Recorro nuevamente su espalda mientras el beso se vuelve más intenso, y no puedo evitarlo, pongo mis manos en su trasero y la empujo hacia mí lo más cerca posible.

Su cuerpo y toda ella me estimulan interior y exteriormente, y ya se está comenzando a notar. Coloco mi mano en su cabeza y la llevo hasta la cama, me siento en la cama y Nati se sienta en mis regazos, su hermoso escote queda en dirección a mis ojos, vaya hermosura.

El beso se vuelve más y más intenso que no nos interesa respirar, mis manos siguen recorriendo su espalda, buscando desesperadamente el cierre de su blusa. Nunca había visto una blusa que tuviera cierre en la parte trasera.

Esta mujer sabe como volverme loco.

Natalia comienza a besar mi cuello, dando besos y recorriéndolo lentamente con su lengua. No aguanto más, necesito sentir que es mía.

Su hermoso escote está muy cerca de mis labios, quiero besar su hermoso pecho, y no me limitaré a hacerlo.

Mientras ella besa mi cuello estiro su blusa encima de sus hombros bajándola un poco para dejar al descubierto sus hermosos hombros y sin detenerme comienzo a besarlos mientras mis manos siguen en su espalda sosteniéndola. La separo un momento de mi cuello y quito esa estorbosa blusa de su cuerpo, la blusa cae en algún rincón de la habitación.

Natalia hace lo mismo, me quita de encima mi camisa y se queda por un momento contemplándome.

—Natalia, eres perfecta.

—Ignazio, me entrego a ti, haz lo que quieras.

¿Lo que quiera?

Le agarro fuertemente la parte baja de su espalda y la vuelco hacia la cama, yo quedo encima de ella.

Empiezo a besar su cuello lentamente, y poco a poco comienzo a recorrer todo su cuerpo con mi lengua.

La amo, amo su forma de ser, su cuerpo, su rostro, todo lo amo.

Vuelvo a subir hacia la boca de Natalia y sigo besándola, Nati baja sus manos y busca el cierre de mi pantalón. Empezó a bajarme poco a poco el pantalón pero era complicado.

—Yo te ayudo —le dije.

Me quité el pantalón y solo faltaba el suyo para contemplarla mejor.

Con un poco de desespero empiezo a desabrochar el botón de su pantalón y lentamente empecé a bajarlo.

—Eres hermoso —me dijo mientras me daba una mirada de amor.

Amor desinteresadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora