—Mauricio Quesada —dijo un policía al entrar al cuarto.
— ¿Sí?
—Queda usted detenido por el secuestro y tortura de Natalia Monge, por favor ponga sus manos atrás.
Los policías lo agarraron, le pusieron las esposas y comenzaron a leerle los derechos.
—Natalia mi vida, diles que no es cierto... yo no te hice nada —dijo Mauricio tratando de resistirse.
Yo no dije nada, solo comencé a llorar sin parar, saber que no me haría más daño, que no viviría una vida llena de angustia y soledad.
— ¿Qué está pasando? —preguntó Ignazio sorprendido.
—Rastreamos el número del mensaje que envió Natalia a Gianluca, venía del celular de él, hubo un testigo que afirmó ver a Mauricio en el lugar donde encontramos a Natalia.
—Natalia —interrumpió otro oficial de policía — ¿crees que estés en condiciones para decirnos que pasó?
Mauricio me dio una mirada amenazante, ¿y si queda libre y nos hace algo? ¿Si me mata? ¿Si logra salir?
—Mauricio no hizo nada —respondí.
—Ven, se los dije —dijo él.
El policía salió con Mauricio esposado y en la sala solo quedamos el otro policía, Ignazio y yo.
—Mira Natalia, logramos encontrar pruebas que lo culpan, él ya no podrá hacerte daño pero solo si nos dices que fue lo que pasó realmente, por favor... te prometo que él no podrá salir.
Miré al policía y mis ojos comenzaron a derramar lágrimas, no pude evitar llorar.
—Yo los dejo, les daré privacidad —dijo Ignazio un poco destrozado.
—No, quédate por favor —le dije.
—Entonces Nati, ¿puedes decirme que pasó? Queremos encerrarlo lo más rápido posible —interrumpió el oficial.
—Yo... hace dos meses fui a casa de Ignazio y pasamos la noche juntos, al día siguiente iba para mi casa pero me encontré con Mauricio, él me dijo que necesitaba mi ayuda, que a su tía le había pasado algo, entonces fui con él a ayudarlo y de ahí no recuerdo que pasó, cuando desperté estaba encerrada, en un sótano sin ventilación, me obligaba a llamar a mis padres para que no se preocuparan y no sospecharan, si decía algo los mataría y me mataría a mí. Me torturaba siempre, yo.. yo no quería de verdad que no...
Lloraba como una desquiseada
—Tranquila Natalia, no te hará más daño no te pongas así —dijo el oficial— tranquila Natalia.
—Ignazio yo te juro que no fue mi intención —Ignazio me interrumpe y comienza a llorar, se sienta a mi lado y me toma de la mano.
—No mi amor no fue tu culpa, ese idiota te tuvo prisionera todo este tiempo y no hubo forma de saberlo.
—Luego, él dejó su celular y logré enviarle la dirección a Gianluca, pero él me vio con su celular y me comenzó a golpear hasta dejarme inconsciente, no me dio de comer ni de tomar nada, me encadenó y comenzó a mojarme sin razón. Luego quedé inconsciente de nuevo, lo último que recuerdo es la cara de mi Ignazio, mirándome con esos ojos dulces... Yo no quería se los juro —comencé a llorar como una loca e Ignazio me comenzó a abrazar.
—Mi amor ya, por favor no llores, él ya no podrá hacerte nada, no llores, no llores, por favor.
—Natalia, te juro que ese chico no saldrá de prisión, te doy mi palabra —dijo el oficial.
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Amor desinteresado
RomanceIgnazio Boschetto, chico Italiano que, gracias a su madre, posee mucho dinero. Pero esa ventaja le ha traído muchos problemas en sus relaciones sentimentales, ya que, todas las chicas con las que ha estado se han aprovechado de su economía. Él piens...