Lo que no me gusta de que pasen los fines de semana, es que pasan días sin ver a Natalia, viene solo de vez en cuando a seguir con su trabajo.
— ¿Hola? —dije al celular.
— ¿Hola?, ¿Quién habla? —preguntaron del otro lado de la bocina. Así es, no pude evitarlo, han pasado muchos días sin saber nada de ella, no hemos hablado mucho, no nos hemos visto. Le he escrito varias veces pero tampoco quiero acosarla mucho.
—Hola Nati, soy yo... Ignazio —le dije tímido. Tal vez estaba pensando que yo era un igualado al llamarla, pero ¿cómo voy a pensar eso? Si ella es la persona más amable que haya conocido. Pero quizás estaba con Mauricio.
—Hola, Ignazio ¿qué tal? —dijo amable, como siempre.
—Bien, espero que no te molestes por llamarte —le dije— es que quería hablar contigo un rato.
— ¿Y de qué quieres hablar? —preguntó.
¿Qué le digo? ¿Quería escuchar tu voz?, ¿quería saber de ti?
—Am es que... Gianluca cumple años y... no sé qué comprarle ¿qué me recomiendas? —le dije, obviamente era mentira.
—Pero, Gianluca aun no cumple —me dijo.
Rayos, si cierto.
—Ah sí pero... este... oye ¿hablamos luego? Es que me está llamando mi madre —le dije.
Más tonto no puedo ser, ¿es en serio?
—De acuerdo —dijo riéndose, no la culpo fui un tonto— chao.
Entre a casa y estaba Gianluca con Ivannia.
—Mátenme —les dije mientras me tiraba en el sillón boca a bajo.
— ¿Por qué? —preguntó Ivannia.
—Llamé a Natalia y le dije que quería hablar con ella, me preguntó que de que quería hablar y le dije que quería recomendaciones para comprarle algo a Gianluca para su cumpleaños.
—Pero yo aun no cumplo —dijo Gianluca.
—Eso mismo me dijo ella —mátenme.
De pronto, empieza a sonar mi celular.
— ¿Hola? —me dicen.
No puede ser, Natalia.
—Si Nati, hola —respondí.
—Quiero invitarte el domingo a un Jazz Café, voy a cantar —me dijo.
—No sabía que cantabas —le dije.
—Sí, bueno algo le hago pero voy a cantar y quiero que estés presente. Sería muy importante para mí.
Esas palabras me han dejado petrificado, me está diciendo que es importante mi presencia.
—Claro, yo estaré ahí... ¿a qué hora es?
—A las 7, no me falles por favor —me dijo.
—Jamás te fallaría, eso tengo lo por seguro.
—Por eso eres tan especial para mí —terminó de decir.
Por favor, que pare de decirme todas esas cosas, me enamora cada vez más.
—Oye... ¿qué harás en la noche? —me preguntó.
—Yo, nada... ¿por qué? —le pregunte feliz.
—Aquí por mi casa hay un mirador con una vista hermosa y siempre hay muchas estrellas, ¿te parece si vamos? Si quieres —me dice.
¿En serio esto está pasando? Ella me confunde tanto, me está invitando a pasar un rato juntos, algo que pensé no pasaría nunca más. Creo que aún hay un poco de esperanza en que se fije en mi.
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Amor desinteresado
RomanceIgnazio Boschetto, chico Italiano que, gracias a su madre, posee mucho dinero. Pero esa ventaja le ha traído muchos problemas en sus relaciones sentimentales, ya que, todas las chicas con las que ha estado se han aprovechado de su economía. Él piens...