Capítulo 2

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—Hermosa —escuché decir a Gianluca mientras yo seguía paralizado— Llegas tarde.

—Lo siento tanto —dijo ella— me atrasé un poco. —Bueno ven, te presentaré a todos —dijo Gianluca, tomó a la chica de la mano y se dirigieron a mi lugar. —Él es Ignazio, Ignazio, ella es Natalia. Traeré a Piero para que lo conozcas.

Gianluca subió las escaleras para ir a buscar a Piero. —Mucho gusto Ignazio, Gianluca me ha hablado mucho de ustedes. No puede ser, no se acuerda de mí, pero si tan solo fue ayer cuando chocó conmigo, ¿cómo es posible que no me reconozca? O ¿será que si me recuerda solo que no lo dice? —Mucho gusto, Natalia, espero que lo que diga Gianluca sea bueno.

—Nati, él es Piero —dijo Gianluca. No pude evitar ver la cara de Piero, sus ojos abiertos como platos y soltando una risita nerviosa dirigió su mirada hacia mí. —Mucho gusto, Nati —dijo Piero muy nervioso— Mucho gusto —finalizó Natalia.

Rato después, era hora de almorzar y Gianluca aún no sabía lo que estaba pasando, mi madre aún no se había presentado con ella. Todos estábamos en la mesa, solo faltaban Gianluca y Natalia.

—Lo siento —dijo Gianluca acercándose a la mesa con Natalia— ese trabajo nos tiene como locos— añadió.

—Así que tú eres Natalia —dijo mi madre levantándose de su silla— es un placer. En realidad mi sorprendió tanta amabilidad de mi madre con Natalia, pues siempre ha sido muy celosa con los tres, en especial conmigo después de todo lo que he pasado, ella sabe que cualquier chica se puede acercar a nosotros solo por dinero.

—Mucho gusto, señora —se apresuró a decir Natalia.

Durante el almuerzo, no dejaba de mirar a Natalia, y Piero no dejaba de mirarme, pues él sabía lo que pasaba aquí. ¿De verdad no me reconoce? Bueno, de todos modos, que gano con que me reconozca? En realidad nada, quizá solo una disculpa de nuevo.

En un abrir y cerrar de ojos anocheció y Natalia se fue junto con Gianluca, quien se ofreció a llevarla a casa, pues ya estaba muy oscuro, deseaba que no se hubiera ido, deseaba seguir contemplándola.

—Cuéntamelo todo —dijo Piero mientras se sentaba a mi lado— ¿Qué hiciste?, ¿Qué hizo ella?, ¿Cómo reaccionaste?

— ¿Ves esa mancha café en la alfombra? —pregunté a Piero mientras lo observaba. —Sí, claro que la veo -respondió.

—Esa mancha es producto de la sorpresa que me llevé al verla, quede en shock, dejé caer el chocolate que tenía en mis manos, Gianluca nos presentó, pero al parecer no me reconoció, actuó como si nunca me hubiera visto.

—Bueno en realidad... —Piero es interrumpido por una voz reconocible. —¿Y?, ¿Qué tal?, ¿Les agradó Nati?

—Gianluca, hombre, es ella, la chica de la librería, la que me encantó con su mirada ayer —le expliqué— ¿tiene novio?, ¿me reconoció?, ¿le agradé? —pregunté.

—Ella no mencionó nada en realidad, pero, ¿en serio es la misma chica?, ¿no estás confundido? —preguntó Gianluca. —Definitivamente no, hasta Piero casi cae desmayado al verla, es la misma.

Por alguna extraña razón, Gianluca se empezó a reír, Piero y yo nos quedamos serios esperando que su ataque de risa pasara. — ¿Qué te sucede? —pregunté. —Bueno, tengo unas entradas para el teatro Nacional, quizá te consiga una cita con ella, ¿te parece?, para que veas lo bueno que soy.

Había pasado una semana, en la cual no volví a ver a Nati, todos los días le preguntaba a Gianluca por ella y me respondía lo mismo siempre: ''tranquilo Romeo, ella está bien''. Deseo volverla a ver. Como puede ser posible que me sienta tan atraído por una chica a la cual solo he visto dos veces, una chica que no siente lo mismo por mi, siempre he logrado conquistar a las chicas que quiero, claro, después de que sepan que tengo dinero. ¿Pero ella? en todo el rato que estuvimos en la mesa, y en la misma casa no me dirigía ni una sola mirada. ¿Acaso el dinero no era suficiente con ella?, ¿acaso es diferente a las demás?. 

Ya era fin de semana, estaba sin bañar, pues apenas me había despertado, así que decidí bajar a la cocina a alimentarme. Bajé las escaleras para dirigirme a la cocina cuando de pronto escucho un saludo de una voz femenina. —Buenos días Ignazio. ¡No puede ser! Natalia, y yo sin bañar y con mal aliento, miro a mi alrededor y Gianluca, Piero e Ivannia me observan con cara de lástima y a su vez de vergüenza, pues sabían lo mucho que me atraía Natalia y lo que seguro, yo estaba sintiendo al ver que la chica que me gusta me está viendo en mis peores fachas. 

  —Hola Natalia, que vergüenza que me veas así, no sabía que estabas aquí— voy a matar a Gianluca por no avisarme, lo prometo. —Tranquilo Ignazio, es normal levantarse a las 3 de la tarde un sábado —dijo Nati riéndose un poco y mirándome de abajo hacia arriba. 

  —¿De dónde viene esa música tan horrible —interrumpió Ivannia, la novia de Gianluca. Ivannia no conocía la música que a los Italianos nos encanta, como la ópera, el pop lírico, entre otros. 

—Lo siento, viene de mi celular —dije avergonzado. Imaginé que Natalia se debía estar muriendo de la risa por dentro, primero por verme así, y segundo por escuchar la música que me gusta, seguro cree que es música de abuelos.

  —¿Te gusta la ópera? —preguntó Natalia con cierto interés— a mi también, me encanta.

  —¿En serio? , es lo que más escucho, es mi pasión, me hace pensar mucho —aclaré.

Pensé que iba a reírse en mi cara por la música que escucho.  —Deberíamos sentarnos un poco a charlar acerca de nuestros gustos —dijo Natalia observándome. No puede ser, ¿acaso me está invitando a salir o algo así? No puedo evitar sentirme emocionado.

  —Ahora que lo mencionas, Nati —interrumpió Gianluca— tengo dos entradas para mañana a las 12 al Teatro Nacional e Ignazio desea ir, yo no puedo ir así que, ¿por qué no lo acompañas? así, después de la obra le das un tour por la capital. 

No puedo creer que Gianluca hiciera esto, que vergüenza, lo mataré, lo reviviré y lo mataré de nuevo. —Claro, me encantaría, ¿te parece la idea de que vaya contigo, Ignazio? —preguntó Nati. Si supiera lo mucho que me encanta la idea.

—Claro que sí, hace rato quería conocer San José. Así que, ¿pasó por ti mañana? —le pregunté.

—Si no es mucha molestia, dame tu número, así te mando mi dirección y estamos en contacto —dijo ella. ¿Es una broma? primero me dijo que le gusta la ópera, luego me dice que nos sentemos a charlar, acepta una cita conmigo y ahora ¿me pide mi número? ¿Será que le gusto? O ¿solo quiere ser amable? No entiendo a estas latinas, espero que sea la primera opción.

—Gianluca, tengo que contarle algo —interrumpió Nati mientras yo apuntaba mi número en su celular— ¿te acuerdas de Mauricio, el de la Universidad?, todos estábamos pendientes de su conversación.

—¿El macho, de ojos verdes, musculoso? —preguntó Gianluca. —Si, ese mismo —dijo Nati— lleva tres meses encima mío y pues... estamos saliendo —añadió muy emocionada.

Mis ojos se abrieron como platos y pude observar como todos me miraban con ojos de lástima y a la vez sorprendidos, como yo, seguro sabían como me debió caer esa noticia, como me sentí. Estaba saliendo con otro chico, claro, me hice falsas ilusiones, al parecer yo no le gusto, solo quería ser amable. 

Pues claro, macho, de ojos verdes, musculoso... ¿y yo? ¿qué tengo de especial? nada. Cabello oscuro, ojos oscuros, bigote, barbita, y tengo que hacer mucho ejercicio para no volver a caer a lo de antes, era muy gordito, seguro por eso todas me buscan por dinero, porque les gustan machos y de ojos verdes.

Pero con Nati, el dinero no funcionó, no sabía si sentirme feliz al saber que quedaban chicas desinteresadas o triste porque no iba a ser mi chica diferente y desinteresada. Pero si ese tipo le hace daño, lo mato.

Amor desinteresadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora