Capítulo 5

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—Vamos Ignazio, tienes que escoger alguno de los dos —me decía Natalia en el restaurante. No podía escoger si comer carne de cerdo o este pescado que se veía delicioso en la foto.

—Quiero los dos —dije riendo. Soy muy comelón, es parte de mí.

—Bueno está bien, es mejor que comas el doble a que no comas —me dijo sonriendo.

De pronto, empieza a sonar su celular, vaya ¿quién será? Pensé con sarcasmo.

—Dile al mesero que quiero carne roja con refresco de piña por favor —me pidió Natalia— debo contestar, ya sabes.

Ignazio tranquilízate, tal vez sea su madre.

15 minutos después y Natalia apenas estaba colgando.

—Ignazio, de verdad lo siento tanto por hacerte esperar —me dijo con vergüenza— era Mauricio y pues yo procuro contestarle siempre, para que haya más confianza y para que vea interés. Por eso le contesto siempre y rápido.

Simplemente me gustaría que ese interés fuera hacia mí.

—Si tranquila —le dije con una sonrisa que de feliz no tenía nada— eso pasa cuando te enamoras.

— ¿Te has enamorado alguna vez? —me preguntó.

—Nunca. Hasta ahora —le dije.

—Vaya, así que Ignazio Boschetto está enamorado. Te lo tenías bien guardado eh —me dijo alegre— espero que ella te quiera de verdad como tú debes quererla.

Oh no! Ahora cree que estoy enamorado de otra! Como hago para aclararle que no es otra más que ella sin que se dé cuenta, no quiero que piense que amo otra, si ella se mantiene alejada de mí, con esto estará a kilómetros.

—Amm si olvida eso —le dije nervioso— ¿tú te has enamorado? —pregunté.

—Sí, pero bueno todo salió mal. Y pues... aquí estoy, tratando de que mi relación con Mauricio funcione —dijo.

Es un hecho, no tengo nada más que hacer que aceptar el amor que siente Nati por ese cabeza hueca.

— ¿Lo amas? —pregunté inseguro.

—Es un poco rápido para amor pero, si lo quiero y si me siento segura de querer estar con él.

Mil espadas clavándose en mi pecho en este momento.

Ya anocheció y yo me dirijo a mi casa... 'si me siento segura de querer estar con él' esas palabras me deprimieron por completo. Ya no hay nada más que hacer, solo ser su amigo. Esa idea la detestaba, pero es mejor eso a nada, creo.

—Ignazio, ¿cómo la pasaron? —preguntó Piero. —Bien —respondí cortante.

— ¿Qué sucede, amigo? Tienes los ojos llorosos —interrumpió Gianluca preocupado.

—Nada... es solo qué...— no pude evitarlo, solté el llanto. ¿Qué me estaba pasando? ¿Llorar por una chica a la cual no le importo? ¿A la cual no llevo ni dos meses de conocer? Ha pasado más o menos un mes desde que la conocí apenas. Nunca voy a olvidar el día que la vi 31 de Junio del 2016.

Hoy es 20 de Julio del 2016. Ni siquiera un mes completo.

— ¿Qué pasa? —preguntó Piero interrumpiendo mis pensamientos.

—Estoy enamorado, eso es lo que pasa. Pero ya no aguanto, no aguanto ver como está conmigo y sale en carrera a contestar su celular cuando se trata de ese tipo, ver que le importa más conversar con él que conmigo, escuchar como habla sobre él con cierto amor en sus palabras, que me tome en cuenta pero solo como amigo, que lo prefiera a él.

Amor desinteresadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora