Capítulo 15

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Mi mundo se vino abajo al ver ese mensaje tan frío de Natalia, mis piernas comenzaron a fallarme y caí a la cama sentado, estaba en shock... mis ojos se cristalizaron y quedaron viendo a la nada, las lágrimas no tardaron en liberarse.

—Yo...yo no entiendo nada —dije para mí mismo.

La llame y no me contestó, al parecer cambió de número pues no timbra.

—Hola amigo, imagino que la pasaron muy bien —dijo Piero riendo.

No contesté.

— ¿Qué te pasa?

—Ella... ella me dijo que me amaba...

— ¿En serio? —Dijo sorprendido— deberías estar feliz.

—Se ha ido, amigo. Yo... yo no sé qué hice mal.

No pude evitar llorar, seguía en shock viendo al piso con los ojos muy abiertos, tomé mi celular y le mostré el mensaje. Piero abrió los ojos como platos.

—Ya vuelvo —dijo Piero dándose media vuelta.

— ¿Para dónde vas? —le pregunté.

—Voy a ir a hablar con ella... no entiendo nada, ella te ama, ¿por qué hace esto?

—Yo lo único que he hecho es amarla, ser el hombre que ella merece, no sé qué hice mal.

—Tranquilo amigo, iré a averiguar qué pasa.

Han pasado dos horas y Piero aun no vuelve, Gianluca ha tratado de contactar a Natalia, pero al parecer ni siquiera con él se comunica. Estoy destrozado en el sofá, llorando y gritando como un bebé.

—Ya Ignazio, no llores vas a ver que encontrarás a alguien más —me dijo Ivannia sentándose a mi lado.

—No Ivannia, ustedes no entienden... ella se llevó mi corazón, yo a ella la amo, no quiero a nadie más que no sea Natalia.

—No me contesta —interrumpió Gianluca.

—Es obvio que no va a contestar —dijo Ivannia de mala gana.

Piero llego, y no con muy buena cara.

—Ignazio... Natalia no estaba en su casa, me dijeron los papás que ella los llamó, les dijo que se iba a ir un tiempo con Mauricio.

— ¿Pero cómo puede ser que los papás la dejen? —dijo Gianluca enojada.

—Ella es mayor de edad, tiene 20 años... puede hacer lo que se le dé la gana —respondió Ivannia.

—Los odio a todos, ¿por qué? ¿Por quééééé?...¿por qué me abandonó? ¿que hice mal?

Me enojé, empecé a patear las cosas, gritando como un loco y caí al piso llorando como un bebé desprotegido.

—Ella...ella me dijo que me ama... ¿por qué me engañó?

Estaba en el piso, mis ojos rojos como tomates de tanto llorar y mi corazón se estaba deteniendo cada segundo. No quería estar sin ella, estaba totalmente enamorado.

—Ignazio, levántate vamos te prepararé algo de comer —dijo Rosa levantándome del piso.

—No... no déjenme, no quiero comer, no quiero nada. Voy a salir un rato, no me esperen despiertos.

Me levanté, perdiendo cada vez más la conciencia, no sé qué estaba haciendo ni que me estaba pasando.

Salí de mi hogar, tomé el auto y me dispuse a manejar, iba desesperado y no me importaba si tenía un accidente o no, mi vida ya se había terminado cuando Natalia se fue con Mauricio.

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