Capítulo 3

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-¡Cat, ha sido impresionante! -Decía Jack corriendo a su lado.- Pero me molesta que me hayas salvado la vida. Ahora me lo recordarás para siempre, que te conozco.

-Jack, por favor, déjalo. -Le dijo Catherine. No me gusta que me lo recuerdes.

-Lo dices como si hubiera pasado hace un mes. Si solamente ha ocurrido hace diez minutos...

-Ya, pero es mejor que lo olvides. -Cortó Catherine.- Ha sido una casualidad. Es absolutamente imposible que pueda pasar una cosa de ese tipo.

-Pues ya ha pasado. Lo siento, pero tienes que aceptarlo. -Contestó Jack, alegre.- Imagínate, ¡una hermana con superpoderes!

-¡Cállate! Ya es suficiente. Vámonos.

Catherine agarró a su hermano de las muñecas y lo arrastró con cierta violencia hacia el instituto.

-Cat, me haces un poco de daño...

Ella decidió obviar el comentario. Jack solía ser un poco quejica, además de tener una cierta tendencia a exagerar absolutamente todo lo que podía.

Catherine vio desde lejos la puerta del instituto. Soltó a su hermano, que huyó rápidamente con sus amigos. Cat suspiró. Probablemente ahora la iban a poner de bruja por todo. Por las premoniciones y porque Jack se iba a encargar de decir que lo había herido mortalmente.

-¡Hola Cat!

Ella notó un escalofrío de terror por la espalda al oír aquella voz. Se dio la vuelta y vio a uno de sus compañeros de clase, rodeado siempre por su pandilla.

Cat se llevaba bien con casi todo el mundo, aunque la excepción era aquel chico. Se llamaba Sam Peters. Tenía una peculiaridad bastante llamativa. Por cosas extrañas de la vida, Sam tenía el ojo izquierdo verde y el derecho marrón. Habían tenido una rivalidad bastante fuerte desde que iban al colegio con 4 años. Él solía aprovechar para molestarla todo lo que podía.

Y ahora estaba ahí, sonriéndole de manera impertinente, mientras ella experimentaba un sentimiento mezclado entre la repulsión, el miedo y la furia.

-¿Qué quieres ahora Peters? -Gruñó Catherine como un animal acorralado.

-¿Yo? Yo solamente pasaba por aquí. ¿Es que no se puede saludar a una amiga? -Dijo él con una sonrisa irónica.

-No, no se puede. -Cat le dio un empujón.- Y ahora fuera de mi vista. Tengo cosas que hacer.

-Si me lo dices así... -Sam se pasó una mano por el pelo rubio.- Bueno, me voy. Adiós, y ten cuidado de que no te pasen cosas raras esta mañana.

Una sombra de pánico cruzó el rostro de Catherine. ¿Era posible que él estuviera al corriente de lo que le había pasado? Se volvió para mirarle y vio su típica sonrisa burlona y se dio la vuelta, indignada. Le había tomado el pelo completamente.

Catherine se fue mascullando. Se tropezó un par de veces al subir las escaleras hacia su clase. Bastante gente se rió disimuladamente al verla de tan mal genio y tan torpe. Ella les dedicó una mirada fulminante y se marchó con aire de orgullo y algo ofendida.

-¿Qué tal? -May la saludó al pasar a su lado.

-Mal. -Suspiró Catherine arrojando su mochila bruscamente a la mesa.

-Uy, creo que ya sé lo que te ha pasado. -Silbó May.- Solo hay una persona que te ponga de tan mal humor... Te has encontrado con Sam, ¿verdad?

-Sí. Vaya, me pone de muy mal humor. Es increíble. Me sulfura. No sé cómo lo hace. Diría que tiene una habilidad para ello.

-No te preocupes. Ya nos libraremos de él.

-Me gustaría matarlo yo misma, pero creo que eso no es posible. Por cierto... -Catherine se pensó seriamente si debía decir lo que le había pasado.

-¿Sí? ¡Venga, que me muero de curiosidad? -Dijo May entusiasmada.

-Vaya, qué impaciente eres. No sé... Igual te lo digo cuando estemos con las demás. Me da seguridad. ¿Podrás tener un poco de paciencia?

-Ah... Bueno, está bien, ¡pero solo porque me lo pides tú! Luego no te eches para atrás, porque no te lo voy a permitir. -Dijo May.

-Vale vale, no te preocupes. -Contestó Cat con una sonrisa.

A primera hora les tocaba geografía. A Catherine le gustaban casi todas las asignaturas, dejando a parte tecnología y matemáticas.

Cat se dedicó a hacer pequeñas bolas de papel. Aquella clase estaba resultando más aburrida de lo normal, y a pesar de lo bien que le caía el profesor no se iba a compadecer. Estaba aburriéndose demasiado y alguien tenía que hacerlo notar por el resto de la clase.

-¿Se puede saber quién ha sido? -El profesor se dio la vuelta, malhumorado y con la mano izquierda en la nuca.

La clase soltó alguna que otra risita disimulada. Los más problemáticos incluso se dedicaron a reír a carcajadas y a mofarse del profesor sin mostrar el más mínimo respeto.

Catherine sonrió. Algunos de sus pensamientos empezaron a desplazarse hacia un vaso de agua que había en la mesa del profesor.

"Sería la monda si el vaso levitara y le cayera encima... -Pensó Cat.- Aunque después nos querría matar."

Para su sorpresa, el susodicho vaso hizo exactamente lo mismo en lo que ella estaba pensando. Justo la misma trayectoria.

-¡May, mira el vaso! -Catherine se dio la vuelta para tirar de las mangas de su amiga y susurrarle.

-¡Es verdad! ¿ESTÁ EMBRUJADO? ¡ES INCREÍBLE! ¡PROFESOR...!

-¿Qué...?

El agua se derramó sobre él. Parecía que estaba furioso.

-Muy bien. Ahora os vais a enterar. -Dijo el profesor temblando de la rabia.- Iros todos al despacho del director. Y se lo vaid a explicar todo a él. Y ya veremos lo que pasa con vuestros expedientes.

-May... Creo que es buen momento para que te explique todo.

Mirando al Futuro [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora