Capítulo 10

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Apenas quedaba nada de la casa de Catherine. Una única pared se mantenía en pie, precisamente la que Cat había llenado de dibujos en su infancia. Uno de ellos lo había pintado cuando Jack tenía dos años. Sumida en ese recuerdo, notó una lágrima resbalar por su mejilla derecha.

El brazo de Alex reposando en sus hombros ayudaba mucho. Lo que no ayudaba absolutamente nada eran las miradas de burla de Sam. Sam era... Demasiado cargante.

Cat deslizó la mirada a través de todo lo que quedaba en pie. Quedaba parte de la planta baja. Algunos muebles de la cocina eran todavía visibles. En la pared que seguía de pie había una fotografía familiar que seguía bien colgada. No tenía nada de polvo encima.

Además de ella, Alex y Sam, también había mucha gente que se había reunido al rededor de la casa, entre ellos la policía. Habían colocado unas cintas al rededor del perímetro para impedir que pasara la gente. Algunos policías patrullaban la zona, espantando a los curiosos.

—Yo creo que aquí no hay nada que pueda recuperar. —Cat echó un vistazo de nuevo.

—¿Segura? No podremos volver aquí. —Alex miraba inseguro a la policía.

—Segura. O sea, no tengo ningún arma mística en plan tu espada o los puñales de Sam... Para defenderme, digo.

—No son puñales, son dagas. —Dijo Sam mirándola airado.— Descerebrada.

—Subnormal. —Cat le devolvió una sonrisa sarcástica.

Sam no dijo nada más, pero tampoco disimuló sus ganas de seguir discutiendo.

—Entonces vámonos. Vamos a tener que preparar el viaje... —Empezó Alex.

—Un momento, ¿qué viaje? Nadie ha dicho nada de eso. —Protestó Cat.

—Eres una floja, ¿acaso te molesta viajar? -—Sam desvió la mirada bastante disgustado.

—¿Y tú? ¿Tienes que meterte conmigo por todo lo que diga?

—Sí.

Catherine se acercó a él como un torbellino y le dio una bofetada. La mano le hizo daño, pero logró obviar el dolor viendo la mirada atónita de Sam, que tenía la mano en la mejilla.

—Tú... -Sam estaba muy sorprendido.

—Te odio. —Cat se acercó a Alex de muy mal humor.

El resto del camino transcurrió en silencio. Una tensión muy desagradable se había apoderado de ambiente. Cat ni siquiera miraba a los ojos a Sam, y este se había sumido en un silencio absoluto.

Alex intentaba hablar con los dos, pero la chica se había sumido en sus pensamientos y Sam se negaba a hablar.

—¡Ya! ¡Haced el favor de comportaros como personas adultas! —Saltó Alex, frustrado.

-¿A dónde vamos? -Preguntó Cat para no parecer tonta.

—A mi apartamento. —Alex sonaba aliviado de poder entablar conversación con alguien.— A prepararnos para el viaje.

—Maldición... Entonces tenía que haber cogido ropa.

—Por eso te decía de recoger lo que pudieras. —Explicó Alex con calma.

—Pero si ahí era imposible pasar... Además, estaba la policía y sus cintas malditas. Siempre he querido cortarlas.

—Con esa torpeza que tienes imposible que lo hubieras conseguido. —Se carcajeó Sam.

—¿Quieres otra bofetada? —Dijo Cat.

La discusión continuó. Todavía era de noche, pero los primeros rayos de sol no tardarían en aparecer. Una anciana con algo parecido a cilindros en el pelo les dijo que si no se hallaban llamaba a la policía.

Mirando al Futuro [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora