-¡Vamos!
Catherine tenía el corazón a mil, y no sólo por la loca carrera que tenía ya por costumbre con su hermano.
En concreto, las mejillas le ardían y se sentía extrañamente feliz. Y como todo, había una explicación para eso.
Alex.
Desde hacía dos días, ese chico había empezado a cambiarle la vida. La ayudaba con todo lo que podía, le había ofrecido su amistad, y mantenía alejado al odioso Sam.
Y hoy mismo, se había despedido de ella con su típica sonrisa perfecta y un beso en la mejilla. Simplemente un pequeño gesto.
Algo tan sencillo como inclinarse hacia ella y rozar su mejilla con los labios. Pero para ella había sido algo fuera de lo común, y que la había hecho ponerse nerviosa, algo muy difícil en los últimos tiempos.
Hasta había empezado a olvidarse de la telequinesis, de la pelea con sus amigas e incluso de la mujer y las llaves misteriosas.
Cat siguió corriendo con el pensamiento feliz hasta llegar a casa. Siempre llegando antes que su hermano.
Abrió la puerta, y se dio cuenta de que sus padres todavía no habían llegado a casa. Al quedarse en el marco de la puerta, su hermano, incapaz de frenar se chocó con ella, tirándola dentro.
-¡Loco! La próxima vez frena, ¿o qué? -Cat se levantó protestando.
-Lo siento. ¡Tú tienes la culpa por quedarte delante taponando el paso!
-¿Encima es mi culpa?
Ambos entraron. El hall olía a limpio y de la cocina salía un olor a galletas que enseguida llamó la atención de Catherine.
-¿No están papá y mamá? -Preguntó Jack.
-No, parece ser que no.
-En ese caso me subo a mi habitación. Tengo cosas que hacer.
-¿No vas a comer? -Preguntó Cat.
-¿Comer? Mejor esperamos a que vuelvan los padres.
-A lo mejor no vuelven en un rato. Ya sabes, mamá se tiene que quedar de vez en cuando a hacer horas extra y papá dijo que hoy volvería tarde. -Cat se encogió de hombros.- Voy a aprovechar un rato el tiempo. Saldré un rato. Llámame si vuelven y estoy fuera.
-Como quieras. Te vas a ver a tu amor Alex, ¿verdad?
-¿Amor? -Catherine enrojeció y resopló mirando hacia otro lado.- Jack, cada día dices más tonterías.
-Vaamos, ese chico llama la atención a donde quiera que va, ha robado corazones hasta a las chicas de mi clase, y eso que me sacas tres años. Al parecer eres la única que puede acercarse a él sin acabar quemada. -Jack puso una sonrisa burlona y subió por las escaleras.
-¡Eres un idiota! ¿Lo sabías? -El rubor era cada vez más notable.
-Claro hermanita, lo que tú digas.
Resoplando de nuevo, Catherine sacó el móvil. Tenía un mensaje de Judith, pero hacía tiempo que había empezado a ignorar a los mensajes de sus amigas. A pesar de todo decidió leerlo.
"De Judith: Cat, ¿podemos vernos? Tengo algo importante que decirte."
Cat dudó de si debía contestarle o no. Se mordió el labio indecisa, aunque al final la curiosidad fue más fuerte que su propio enfado.
"Para Judith: Bien, te espero en el parque."
El parque de detrás del instituto había sido siempre el punto de encuentro para ella y para todos. La mayoría de la gente se refería a él simplemente como "la zona".
Era un lugar prefecto para encontrarse, ya que quedaba justo en medio de la zona urbanizada.
Cat caminó lentamente hacia el banco del parque. Tenía ganas de ver a Judith, pero su corazón latía con fuerza.
¿Que tendría que decir su amiga? Estaba claro que quizá fuera a pedir disculpas, ya que era muy probable. Pero a lo mejor sólo quería fastidiarla más...
Cat apartó esos pensamientos de su cabeza. Eso nunca había ido con la personalidad de Judith, siempre tímida, amistosa con sus seres queridos, amable, optimista...
-Cat.
Ella se dio la vuelta. El pelo negro de su amiga odulaba al viento. Sus ojos negros reflejaban una seriedad inusual incluso para ella.
Cat dio unos pasos hacia ella. Tenía sus palabras.
-¿Querías verme?
-Sí.
Judith hizo una pausa. Jugueteaba nerviosamente con sus dedos, claramente nerviosa.
-Yo te creo Cat.
Catherine se quedó inmóvil.
-¿De verdad? Quiero decir, en realidad no es algo fácil de creer, pero esperaba que siendo mis amigas confiaríais en mí y...
-Cat.
Ella volvió a callar.
-No es que te crea. Es que sé que dices la verdad.
-¿Cómo...?
-Conozco tu misión. Llevo observándote desde que llegué al instituto como una chica más.
-O sea... Todo es muy raro.
Catherine empezó a dar vueltas por el parque.
-No puede ser. ¿Por qué me ha tocado a mí hacer esto? ¿Y por qué debería creer que esto es cierto?
-Cat... -Judith se acercó a ella y le dio un abrazo.
Cat soltó un par de lágrimas sobre el hombro de su amiga, aunque no eran de amargura. Agradecía mucho la confianza que ella le profesaba a pesar de que acababa de revelarle que la vigilaba.
El abrazo la reconfortó bastante. Su hermano todavía no la había llamado, lo que quería decir que podría hablar un poco más con Judith.
-Bueno. El día que llegué, me mandaron a comprobar si se habían manifestado tus poderes. Aún no lo habían hecho, pero estaba claro que faltaba tiempo. Sabíamos que tardarían a aparecer algunos años más, ya que tu cuerpo y tu mente tenían que prepararse para contener todo tu poder. Viana te explicó todo, ¿verdad?
-Sí. -Catherine ansintió.- Incluso me dijo que protegiera la llave con mi vida. ¡Y eso que me dijo que mi vida era muy importante!
Llevó una mano a su collar. La llave reposaba sobre ella.
-Bah. No le hagas caso. -Judith sacudió la mano.- Siempre ha sido muy exagerada. Es cierto que las llaves son terriblemente importantes, pero no como para sacrificarte.
-Vale. Por cierto, creo que he encontrado al "compañero" del que me habló Viana. -Cat se sonrojó al recordar a Alex.
-¿Sí? -Judith sonrió.- Suponíamos que lo encontrarías.
-Todo el rato hablas en plural. ¿Quienes son los otros de los que hablas?
-De momento no es importante. Te basta con saber que una soy yo y la otra es Viana. No tenemos poderes demasiado especiales, pero de momento podemos protegerte.
-Vaya. Judith, ¿estoy soñando? Todo esto es muy irreal...
-No, no sueñas. -Ella sonrió de nuevo.- Tu compañero te enseñará a usar tus poderes. Él ya sabe hacerlo.
-¿De verdad? -El corazón de Cat dio un vuelco al pensar en que Alex iba a enseñarle a manejar sus habilidades.- He tenido suerte. Alex es un buen chico. Creo que estoy enamorada...
Cat suspiró, pero Judith puso una cara de extrañeza.
-¿Alex? ¿Ese chico? ¿Qué tiene que ver con todo esto el nuevo?
-¿Por qué lo dices? -Cat se alarmó súbitamente.- Llevaba una llave como la mía.
-Cat. -Judith se puso seria.- No es Alex tu compañero. No sé por qué lleva esa llave, pero no es él.
-¿Entonces? -El corazón de Cat empezó a latir aceleradamente por el estrés.
-Cat, tu compañero es Sam. Sam Peters.
ESTÁS LEYENDO
Mirando al Futuro [Pausada]
FantasiLa noche en que Catherine cumple sus 15 años, montones de sucesos paranormales ocurren. Un extraño don para ver el futuro sumado a habilidades psíquicas la acompañarán a partir de entonces. Y no sólo eso, sino que nació para ganarse el respeto del D...