La noche había empezado a tragarse la sombra de Cat. No hacía demasiado que el sol se había ocultado, pero el frío ya había hecho acto de presencia.
Cat se encontraba en la avenida principal de la ciudad. Una de las bombillas de una farola parpadeaba amenazando apagarse.
El viento gélido se colaba por los poros de la piel de Catherine. A pesar de estar en verano, el tiempo había cambiado drásticamente.
Su pelo estaba terriblemente enredado. Desde que había escapado de su casa, tenía un sentimiento mezclado de culpa y miedo.
Lamentaba mucho haber dejado a su familia y a Judith ahí. Sabía que corrían peligro. Aquello la hacía sentir incluso peor. Ellos también podían haber escapado si ella no hubiera utilizado aquellos poderes que sólo la habían fastidiado...
Presa de una furia vergonzosa, cogió la llave que llevaba al cuello y la lanzó con todas sus fuerzas contra el muro más cercano.
Pero fue en vano. Cuando Catherine pensaba que se había librado de ella, la llave se rodeó en una aureola dorada. No era una luz especialmente potente, pero sí lo suficiente para ser vista a unos pocos metros de distancia.
Y lo curioso era que estando en la avenida más importante apenas había nadie. Y las pocas personas que pasaban parecían no ser capaces de ver la luz.
Cat se empezó a sentir sola. Miró la llave con aprensión. Se arrepentía de haberla lanzado, pero sus pies se negaban a moverse.
Entonces la llave se elevó levemente del suelo y se fue a colocar de nuevo en la palma de la mano de Cat.
-Supongo que no me puedo librar de ti, ¿verdad? -Cat echó un vistazo a la llave con resignación.
La llave zumbó ligeramente en su mano, como intentando decirle algo.
Cat se la colgó de nuevo del cuello. Además de luz emanaba algo de calor que Catherine agradeció. Notaba las puntas de los dedos congeladas, así que las pegó a la llave.
Sus pasos la llevaron al instituto. En esos momentos estaba sola. La sensación era de las peores. Hiciera lo que hiciera, toda la responsabilidad sería suya.
La puerta estaba cerrada. A la luz de la noche parecía un castillo tenebroso. Como los de los cuentos. Un olor a humedad se dejó notar en el perímetro.
-¿Buscas a alguien? -Una voz a las espaldas de Cat habló. No parecía demasiado alegre.
Catherine se dio la vuelta. Una chica rubia de cabello rizado y corto la miraba. Tenía los ojos azules igual de claros que un ciego. A su izquierda una chica morena de piel con los ojos negros brillando en la oscuridad. A la derecha una pelirroja con los ojos verdes y el rostro como el marfil.
Las tres tenían una belleza increíble, pero a la vez siniestra. Estaba claro que había hablado la rubia por las tres. Cat la recordaba vagamente. Era de la clase de al lado, de las populares. Jamás se habían cruzado ni una sola palabra.
Catherine no dijo una sola palabra. Al verlas se le había erizado el pelo de la nuca igual que a los gatos se les eriza el pelo ante el peligro.
-Vaya, pero si es nuestra elegida... -La rubia avanzó unos pasos hacia ella.- No me puedo creer que seas tú.
Catherine seguía guardando silencio. No estaba muy segura de cómo estaban informadas de todo, pero no le daba buena espina.
-Sí. Sam tenía verdadero talento. Me parece normal que él sea el otro. Pero tú... -La morena miró hacia otro lado con visible desagrado por la presencia de Cat.
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Mirando al Futuro [Pausada]
FantasíaLa noche en que Catherine cumple sus 15 años, montones de sucesos paranormales ocurren. Un extraño don para ver el futuro sumado a habilidades psíquicas la acompañarán a partir de entonces. Y no sólo eso, sino que nació para ganarse el respeto del D...